Immundus

Diez

 

—10—

 

c

—Buenas noches ¿tienen reservación?

—Scott, Francis. —Mi amigo responde sin mirar a la de recepción.

—Adelante, su área esta lista.

Enzo, Marcus, Tara y yo seguimos a Francis y la chica de recepción.

Francis con ayuda de Félix, había organizado todo para que se nos reservara la segunda planta con terraza del pub. Obviamente no tenemos mucha intención de mezclarnos con los humanos. En cuanto nos acomodamos en una mesa pedimos la primera ronda de tragos, ninguno parece querer esperar al resto y mientras tomaba de mi coñac, recibo un mensaje de texto por parte de Elara donde me informa que Félix, Helena, ella y un grupo más vienen en camino al pub.

—Entonces… ¿Los Immundus vendrán?

Francis lleva el vaso de cerveza a su boca con una sonrisa maliciosa.

—¿Los Immundus? ¿De qué hablas? —Marcus lo mira con intriga.

—Que se los diga Cael, después de todo fue su idea.

La mirada de Tara, Marcus y Enzo cae sobre mí.

—Yo los invite —suelto sin importancia.

—Claro. —Enzo dice con sarcasmo.

—Más bien, invite a la pelirroja para limar perezas y le dije que invitara al resto de sus amigos. —Sonrío—. Además, es la celebración por el inicio de clases de los de primer ingreso, ellos también lo son ¿no?

Trato de sonar inocente, pero sé perfectamente que nadie que me conociera de verdad me tomaría en serio. Mucho menos las cuatro personas frente a mí.

—¿Qué estas planeando, Caelum? —Tara entrecierra sus ojos.

—Nada, solo aligerar el ambiente entre nosotros —respondo con simpleza.

—Deja de decir estupideces, Cael. Todos sabemos que serías la última persona en querer aligerar el ambiente con ellos. Así que detén cualquier plan que tengas para ellos y disfrutemos de la noche.

Enzo habla con voz malhumorada.

—¿Es una orden? —Le dirijo una mirada dura. Tenso la mandíbula controlando mi enojo. Nadie, ni siquiera Enzo, me daba órdenes.

—Por supuesto que no, darte ordenes es trabajo de tu padre, no el mío. Pero te lo estoy pidiendo por el bien de todos.

La mención de mi padre solo me enfurece más, Enzo y yo jamás habíamos tenido esta clase de confrontaciones, siempre nos apoyábamos. Pero el esta distinto. Y eso no me gusta.

—Chicos, tranquilos. No amarguemos esta noche ¿sí? Olvidemos a los Immundus, no valen la pena. —Francis interfiere abrazando por los hombros a Enzo. Asiento solo porque no quería tener una pelea con Enzo y de verdad quiero pasarla bien.

—¡Tranquilos amigos, la fiesta por fin a llegado! —Félix exclama efusivo y el volumen de la música cambia sonando más animada.

Un grupo grande había llegado y los tragos no tardaron en llegar. Más tarde Beatrix, Acrux y otros llegaron; podíamos decir que la fiesta había iniciado.

—Otra ronda de cerveza, por favor. —Marcus pide al camarero alzando la voz sobre la música.

—¿Recuerdan la semana de intercambio en Italia?

Helena ríe tomando de su copa de vino.

—¿Cómo podríamos olvidarla? Fue la primera vez que nuestra Elara se embriago de verdad. —Félix suelta una carcajada.

—¡Hey! Quedamos en no hablar sobre eso.

Elara advierte sin poder evitar contagiarse de la risa de Félix.

—Vomitaste mi bolso, Ela. Eso no se olvida. —Tara ríe con una expresión de asco.

Río ligeramente mientras escucho a Helena contar como tuvieron que desvestirla y meterla en la bañera. Elara había tomado en muchas ocasiones antes de aquella semana en Italia, pero habíamos jugando a un tonto juego de cartas y ella había perdido más que cualquiera, el castigo era tomar un trago de la botella de vodka. Elara bebió casi una botella sola, y antes de eso, nunca había probado el vodka.

—Y Cael no pudo perder la oportunidad de ser un caballero y llevarla a su habitación cuidando que la falda de su vestido no se moviera de lugar. —Francis se burla y todos hacen ruidos bochornosos. Ruedo los ojos y tomo de mi coñac.

—Cael. —Beatrix grita desde su mesa y hace señas para que me acerque.

Me dirijo a ella y sus amigos, quienes beben enloquecidamente de una botella.

—Tu mensaje fue recibido, se lo dio a una de las chicas, la rubia —informa con desprecio. Sienna.

Lo sabía, me había encargado de que fuera ella quien tuviera que recibir mi nota.

—Estoy seguro que vendrán, al menos la pelirroja. —Ambos sonreímos cómplices.

—¿Te encargaras primero no? Después puedes dejarnos a cargo a Acrux y a mí, primo. —La mirada que me dio es prometedora.

—Claro. —Levanto mi vaso en un brindis—. Salud.

Ella choca su copa con mi vaso y sonrío antes de regresar a mi mesa.



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Editado: 15.01.2024

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