Immundus

Trece

—13—

 

s

Los bailes resultan un cliché aristócrata que se conoce a través de revistas, televisión y si tienes la buena o mala suerte, cuando sirves en estos. Así es como el resto de nosotros ha tenido un vistazo sobre esa actividad frívola y privilegiada. Ahora que me encuentro aquí, en esta “universidad privada” de alta alcurnia, un baile no puede faltar y yo tengo el honor de poder asistir. Aunque, si soy sincera no me parecen del todo terribles, es solo que es extraño para mí. Al menos tengo la oportunidad de usar un atuendo lindo.

La semana de orientación además de un recorrido por las instalaciones y un poco de iluminación acerca de este extraño lugar, también venia con una revista con todas las actividades que el instituto Balteum lleva a cabo. ¿La primera del año escolar? el Aureum, el cual es el nombre del baile de inicio de ciclo escolar en el instituto y tiene la temática de la edad dorada. Las escuelas tienen bailes, pero nada parecido con los bailes de estas personas; cuando se nos informó pensamos que bastaría con un lindo vestido y un traje cualquiera, que habría música y chicos divirtiéndose. Fue una tremenda sorpresa cuando Odette nos informó que el viernes hasta mediodía los frac y calzado de los chicos serán recibidos en la puerta norte de la residencia; y los vestidos y calzado de las chicas en la puerta este. ¿Qué demonios es un frac? Además, no tengo un vestido que necesitara un servicio de tintorería. Ninguno tenemos un atuendo que lo necesite.

—Eso fue… inesperado. —Valentina susurra a mi lado.

Acabamos de presenciar como Helena invitaba a Brad al baile.

—Otro problema más. —Carrie bufa.

Valentina y yo la miramos sin entender.

—No tiene el frac o como se llame y ahora ira con esta princesita —espeta.

—No creo que tu padre pueda enviarlos y que lleguen a tiempo.

Lucas se coloca enseguida de nosotras uniéndose a la conversación. Brad y Helena habían salido del comedor, seguidos por un Leo muy indignado.

—Ni yo, pero no tenemos otra alternativa, ya vez que en el pueblo no tienen.

Hago una mueca.

—Fue raro que todos aplaudieran como si de verdad les agradara ¿no?

Lucas comenta con reserva.

—En realidad lo extraño es que esa chica lo invitara.

Carrie comienza con su discurso de odio y yo no puedo evitar girar mis ojos con irritación; a pesar de que concuerdo con ella en lo que respecta a estos chicos en algunas cosas, Carrie me molesta con sus discursos sociales y a veces políticos. Por lo tanto, prefiero poner mi atención en otro lado, y es así como mis ojos caen a la mesa de un grupo en especial. Su grupo. Hablan entre ellos y los veo ponerse de pie para salir del comedor, Caelum se acerca a la chica rubia Tara y su novio el musculoso. Un par de ojos verde botella me están mirando cuando aparto la vista de Caelum. Enzo. Este sube sus cejas de forma burlona, ¿notaría como mi mirada subió y bajo inapropiadamente por el cuerpo de su primo? Maldición. Lo veo ponerse de pie con gracia y despedirse de una de las mesas con elegancia.

—Los veo al rato, tengo algo que hacer —hablo apresurada alejándome de nuestra mesa sin esperar respuesta.

Enzo camina con dos de sus amigos, no recuerdo sus nombres, pero ambos parecen desastrosos. No sé si llamarlo o esperar a que estuviera solo. Los tres chicos se acercan a las escaleras y se quedan conversando, el chico rubio de cabello ondulado mira en mi dirección y una sonrisa maliciosa se dibuja en su rostro. Enzo y el otro chico se giran hacia mí.

—¿Necesitas algo, preciosa? —El otro chico dice con mirada lasciva.

—Francis. —Enzo advierte.

—¿Se conocen?

Su mirada pasa de Enzo a la mía con intriga.

—Algo así.

Ambos chicos ríen cómplices ante la respuesta de Enzo, de seguro sus mentes desagradables piensan algo que claramente no es.

—Vamos, Félix. Dejemos a Enzo disfrutar del postre. —Francis habla con picardía.

Cuando están lo suficiente lejos de nosotros me permito soltar un bufido. Que nefastos pueden ser los chicos.

—¿Qué sucede, Sienna? ¿Quieres aclarar algo?

Sus ojos brillan con humor. Entonces si había visto como me comía a su primo con la mirada. Que alguien me entierre.

—No, de hecho, vengo a pedirte un favor —declaro.

—¿Y eso sería? pregunta caminando por un lado de las escaleras.

Lo sigo a unos cuantos pasos detrás.

—El baile del sábado —comienzo a decir—. No teníamos idea que fuera tan elaborado y no contamos con lo que se espera.

Enzo se gira con una media sonrisa y los brazos cruzados.

—¿Te hace falta una pierna? —Me mira con fingida preocupación.

¿Se está burlando de mí?

—Imagino que sabes que es un Frac.



#9790 en Novela romántica
#4226 en Fantasía

En el texto hay: angelescaidos, fantacia, romance

Editado: 15.01.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.