Immundus

Dieciocho

—18—

 

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—¿Planeas que todos sepan sobre ustedes dos? —Enzo pregunta en medio de la oscuridad de la noche.

—No todos, tampoco planeo hacerla mi novia —declaro.

—¿Qué hay del duque de Kent?

La simple mención de mi padre aprieta mi cabeza y me hace sentir débil.

—No mañana —mascullo—. Si a eso te refieres.

—Debes ocultarlo de algunas personas si no quieres que él se entere.

—¿Acrux y su grupo? ¿Beatrix? —nombro.

El emite un sonido en acuerdo.

—Tal vez solo nuestro circulo y el nuevo circulo —sugiere—. Hades pensara que es parte de tu plan. así que el también. Además ¿has visto como es con Valentina? Si no lo conociera, diría que le gusta de verdad.

—El mencionó algo así —comento—. Pero sabes cómo es Hades, caprichoso y posesivo, la querrá un tiempo y cuando se dé cuenta que Archer no va a ceder se aburrirá.

—No estoy tan seguro de que Valentina sea indiferente —la voz de Enzo suena pensativa—. Hades siempre consigue lo que quiere, recuerda.

—No debe ser un problema —aseguro—. Al menos la mantendrá protegida.

—¿Por qué mintieron? —cuestiona. Me quedo callado sin entender.

—¿De qué hablas?

—Tú y Hades, junto a sus secuaces —explica—. Se que Leonard y Carrie no son los culpables. Mira, Cael. Francis, Elara y yo no hemos dicho nada o discutido contigo, porque sabemos que eres un terco irremediable.

—Yo no... —replico con enojo.

—Déjame terminar —pide—. Elara y yo no somos estúpidos, no puedo decir lo mismo del pobre Francis, pero nosotros sabemos que este es parte de su plan retorcido, saben que lo sucedido amerita una expulsión y por eso quisieron aprovecharse de la separación y comportamiento reciente de Leonard y Carrie.

—Deberías dormir. —Mas que sugerencia fue una orden.

—¿Por qué no mejor dejan de lado ese plan y admiten que ellos no son tan malos y que la pureza es una idiotez que incluso los humanos han heredado de nuestra sociedad prejuiciosa? ¿Recuerdas? Hitler lo puso de pretexto para acabar con la vida de muchos humanos con la ayuda de otros humanos que fueron condenados por los propios humanos. ¿Quieres caer tan bajo?

—Él es un hombre poderoso con ideas revolucionarias, pero cumplió con su misión y ayudo a que la Orden restableciera el poder en otros países.

Enzo ríe con acidez escuchando mis palabras.

—¿Y exactamente como ayuda a la Orden esto que están haciendo? —se burla.

—No es por la Orden —hablo con irritación—. Es para respetar los deseos del ángel Orión y nuestra raza.

—Eres un idiota, igual que todos los que piensan como tú —espeta.

—Tu piensas igual, Enzo. —digo con molestia—. Solo que no apruebas nuestros métodos.

—Tal vez —admite—. Es tan sencillo como no procrear con ellos. No es necesario tanta crueldad y prejuicio. Y tengo que recordarte que tú eres el que está en una relación secreta con una Immundus y probablemente termines enamorándote de ella hasta perder la cabeza y arriesgar todo. Recuerda estas palabras, Cael.

No respondí, por muchas razones. Razones que no planeo admitir, ni siquiera para mi propia mente. Tal vez ella me gusta, pero eso no deja de lado que somos diferentes, que soy superior y la vida lo dejaría ver. Le advertí y ella tomo el riesgo.

⭒⭒⭒⭒

Por la mañana ninguno de los dos hablo más del tema y eso ayuda a mi humor, tengo que estar preparado para el día de campo y tener que estar cerca de mi padre. La relación con mi padre mejoro conforme crecí y aprendí a obedecerlo y complacerlo; me hizo a su manera. Hacer su voluntad me había dado ciertas libertades, tales como infinidad de dinero, lujos, viajes y la autonomía de hacer con mi vida privado lo que quisiera, siempre y cuando supiera manejarlo. Estar en un internado desde los doce años había ayudado bastante, ya que permanecía lejos de casa la mayor parte del tiempo y, cuando iba de visita o en vacaciones, él no estaba o yo solo pasaba a saludar; mi madre por otro lado, intentaba que nuestra relación mejorara. Tengo mucho resentimiento hacia ella, pero también demasiado amor, ella había protegido mi frágil espíritu muchas veces después de la muerte de mi Nurnie. No pienses en ella, te hizo débil. Odiaba mis recuerdos, en especial con mi padre en ellos. Prefiero estar en una cena familiar, benéfica o de Estado, a estar con él un par de minutos a solas. Él había deshecho una parte de mí, una parte que ahora apenas recuerdo, se encargó de eliminar casi todo de ese Cael. ¿Lo agradezco? No puedo ni responder a eso.

El día de campo, es solo un nombre. En verdad se trata de un día de frivolidades familiares que la escuela forzaba para mantener relaciones con los padres de familia. Así todos terminan por conocerse al final.

 

Enzo y yo bajamos al comedor donde ya muchos alumnos estaban esperando a sus familiares, me acerco a nuestra mesa y saludo a mis amigos. Helena no se encuentra ahí y mis ojos se disparan a la mesa donde comía últimamente.



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Editado: 15.01.2024

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