Immundus

Diecinueve

—19—

 

s

—Tú y Cael ¿eh? —Helena dice a mi lado.

—¿Qué? —contesto con un gesto nervioso. La veo rodar sus ojos con gracia; color esmeralda, iguales a los de Enzo.

—Él ya me lo dijo. —Me mira cómplice—. No tienes que fingir.

—¿Te lo dijo? —pregunto con asombro.

Así que no es tan idiota después de todo.

—Algo así. —Sonríe—. Pero él sabe que lo sé.

—Eso es bueno. —Hago una mueca sin saber si lo es realmente.

Helena asiente acomodando su cabello con elegancia, dejando el libro de astronomía del siglo XVI en la mesa de la biblioteca. Brad se encuentra buscando unos libros en el primer piso.

—Cael. —Ella comienza a decir—.  Es un poco complicado, no la ha pasado bien y sé que puede ser frio y despiadado algunas veces, pero ten en cuenta que así fue criado. Dudo que te haya hablado de su familia, además de nosotros. Y no debo ser yo la que hable por él, aunque me encantaría hacerlo. Pero Cael nunca ha salido con una chica, no una chica que nos agrade como tú, el siempre mantiene relaciones sin compromiso y pasajeras.

Helena hace un movimiento con sus manos que están pintadas con esmalte de un rojo profundo.

—Solo diré que es bastante alentador que el salga contigo, aunque no sean una pareja ¿o lo son? —inquiere con ojos expresivos.

—No, solo estamos dejando ver a donde nos lleva —respondo con simpleza.

Ella asiente pensativa.

—¿Porque dices que es alentador? —Mi curiosidad me hace preguntar.

—Porque nunca imagine en millones de años pasados y futuros, que él se interesaría por alguien como .

Comenta despreocupada tomando el libro y continuando su lectura.

—¿Una Immundus? —Trato de no sonar ofendida.

—Si —dice sin mirarme. —No lo dije para que te ofendieras, solo estoy siendo realista.

—¿Tu piensas igual? —tanteo—. ¿Qué eres mejor que yo?

—Obviamente. —Ríe egocéntrica—. No me malentiendas, en parte es por tu carencia de sangre angelical, pero yo tomo importancia a otras cosas.

—¿Y esas son? —Frunzo el ceño viéndola dar un suspiro cansado.

—Muchas —determina—. Tantas que perderíamos tiempo para investigar.

—Eso es grosero —espeto.

—Es la realidad, no digo que no tengas tus cualidades.

Se encoje de hombros.

—Gracias —suelto con un bufido.

Ambas continuamos leyendo un momento más antes de que Brad se acercara con muchos libros dejándolos caer en la mesa con fuerza.

—Tengo mucha desventaja —dice entre dientes—. Años de información.

—Yo la tengo. —Helena comenta mirándome con superioridad—. Vez, una de tantas.

—¿De que hablan? —Brad habla confundido.

—Nada —corto—.  ¿A dónde fueron Enzo y Caelum?

Helena cambia su expresión engreída a una cerrada.

—A investigar sobre lo de ayer —manifiesta—. ¿No recuerdas?

—Si, pero no dijeron a donde.

—No sé a dónde fueron —declara y regresa a su lectura.

—Aún es raro que quieran ayudar, dijeron que tienen intereses personales.

—No diré más, Sienna —habla con aburrimiento.

Brad me dirige una mirada de reproche y yo solo ruedo los ojos para seguir con mi lectura. Después de un rato reviso mi móvil esperando señales de mi familia, pero solo tenía mensajes de texto de Becca y otros acumulados de mis amigos a los cuales estoy evitando.

Después de un almuerzo rápido continuamos nuestra lectura e investigación viendo como el sol se oculta por las grandes ventanas de la biblioteca. Escucho murmullos cerca percatándome de que algunos alumnos estaban regresando del pueblo.

—¿Creen que vengan a la biblioteca? —pregunto refiriéndome a los alumnos.

—Solo nosotros somos los desquiciados que pasan su domingo entre libros en lugar de ir al pueblo a beber algo. —Helena se burla.

—Aparte, nadie sube mucho al segundo piso. —Brad sonríe tranquilizador.

El BlackBerry de Helena sobre la mesa comienza a vibrar con el nombre de Caelum en la pantalla.

—Ya regreso —avisa tomando el móvil y alejándose entre las secciones.

—No debe responder llamadas en la biblioteca. —Brad dice con desaprobación.

Quiero soltar una carcajada, pero me contengo.

—No hay nadie, ni siquiera la encargada.

Señalo a nuestro alrededor con una sonrisa.

—De todas formas —refuta—. Está rompiendo las reglas de la biblioteca.

Le doy una mirada incrédula.



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En el texto hay: angelescaidos, fantacia, romance

Editado: 15.01.2024

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