Immundus

Veintiuno

—21—

 

s

—Hablamos mañana ¿sí? —Sonrío sin ganas al chico de ojos grises frente a mí.

—¿Segura que no quieres que me quede contigo?

Asiento con una sonrisa más animada. A veces tiene esos pequeños momentos que me hacen pensar que puede haber algo más que atracción entre nosotros, pero son tan pequeños que apenas y puedo apreciarlos.

—Mañana te llevaré al pueblo después del desayuno. —Caelum dice antes de inclinarse y besarme. Fue delicado y fugaz.

—Nos vemos mañana, gracias —digo antes de entrar a mi dormitorio.

Me cambio de ropa, luego lavo mis dientes y cara en el lavabo que está en un pequeño armario de la habitación. Una vez recostada en mi cama, dejo que mi mente se dirija a mi mejor amiga, a Leo y los sucesos de hoy. Cuando baje a buscarla al baño en el pub y no la encontré pensé que se había ido, así que salí a buscarla por la calle y ahí fue cuando la encontré acompañada de Enzo y Acrux, quienes se encontraban en medio de una discusión; lo que paso fue que Acrux abordo a mi mejor amiga afuera de los baños y fue bastante rudo con ella, pero lo peor fue que le dijo que no se fiara de mí, que ni siquiera mi hermano había podido hacerlo. Eso llamo la atención de Becca quien había estado intentando hablarme sobre mi hermano y todo lo que había escuchado sin querer por parte de él y mis padres.

Pero yo estuve evadiéndolo, con miedo y cobardía; así que Becca salió del pub para tomarse un momento y el imbécil la siguió, mi amiga se asustó y cuando quiso ir adentro, este se lo impidió tomándola del brazo, ella lucho para que la dejara ir y fue cuando Enzo los encontró. Poco después llegué yo, Enzo y el estaban peleando por algo que no pude entender, luego Marcus y Tara llegaron; la discusión paso a lo de Val haciendo que Enzo se pusiera algo violento, así que Tara fue por los demás.

Ahora confirmo que Leo piensa que lo traicione porque ellos me lavaron el cerebro y de seguro mis padres piensan lo mismo. Genial. Siento mis ojos arder con ganas de llorar, pero los cierro con fuerza evitando que salgan las lágrimas, no tengo que llorar, no iba a arreglar nada haciéndolo. Quisiera no tener que mentirle a mi mejor amiga, pero jure no hablarlo, y no sé qué pueda pasar si lo rompo. No temo por mí, sino por ella.

¿Qué se supone que iba a decirle mañana? ¿Qué los estudiantes de mi universidad tenían una sociedad secreta en la cual había términos despectivos en latín? ¿Que consideraban a otros como simples humanos? No es tan mala idea, al menos tengo una. No quiero que mi mejor amiga piense que no confió en ella o que estoy en medio de una secta terrorista.

Mis ojos se sienten pesados y el poco alcohol que consumí me hace sentir adormilada.

 

Cuando abro los ojos veo la cortina blanca de mi ventana mostrar la luz de la mañana a través de ella. Miro el reloj que marca las 09:17 am. Me levanto y veo la cama de Tara intacta, no hace falta preguntarme donde esta, obviamente se quedó con Marcus. Después de una ducha y de alistarme, me dirijo al comedor esperando que Caelum este ahí, acabo de notar que no tengo su número telefónico, de hecho, es del único que no tengo; el comedor está casi vacío a excepción de unas cuantas personas, es domingo y es normal que todos bajen casi al mediodía. Tomo asiento en nuestra mesa y el desayuno me es servido, bebo más tazas de café de las que debería, pero me digo a mí misma que las necesito para poder tener energía suficiente para hablar con Becca y lanzar la mentira más estúpida que se me ocurrió, más bien, la única.

—Buenos días. —Caelum saluda sentándose a mi lado.

No hay personas relevantes, por eso lo hace. No te emociones, estúpida.

—Buenos días. —Sonrío—. ¿Qué tan tarde acabo todo?

—Yo me fui a mi habitación a las cuatro de la mañana, los demás aún se quedaron ahí. —Ríe como si estuviera recordando algo.

—¿Brad estaba ahí? —pregunto sirviéndome más café.

—No, Enzo tampoco. Fue a nuestra habitación poco después que yo, no dijo mucho.

—Caelum —hablo con cuidado. Este me mira—. La primera vez que estuve en ese pub y hable con Enzo, me acerque a él porque escuche una plática que tuvieron en la calle cerca de un callejón, parecías preocupado por él. ¿Puedo saber por qué?

Caelum parece tensarse, pero no lo demuestra realmente, el sigue sirviendo su té con elegancia.

—No me gusta hablar de los problemas de los demás, Sienna. Mucho menos de personas que me importan —comenta con seriedad. No enojado, solo serio.

—¿Pero él está bien? —indago con preocupación. Enzo me importa.

—Creo que deberías hablarlo con el ¿no crees? —sugiere con una sonrisa ladina.

Asiento y elijo no insistir, tal vez lo estaba incomodando y no es lo que pretendo.

—Supongo que tampoco dirás su razón personal para interesarse en la investigación.

Intento una vez más con casualidad.

—Supones bien.

—Son muy misteriosos ustedes los Hannover —reprocho haciéndolo reír.



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En el texto hay: angelescaidos, fantacia, romance

Editado: 15.01.2024

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