Immundus

Veintidós

—22—

Northumberland, Inglaterra.

Belford Hall.

 

c

La biblioteca de la finca de Enzo y Helena es amplia, recuerdo que de niños Enzo y yo pasamos algunos veranos ordenando los libros, era un trabajo arduo, pero a dos perfeccionistas como nosotros nos brinda satisfacción. Helena creía que éramos imbéciles aburridos, claro que crecer le demostró que nuestro intelecto y nivel de organización no tiene nada que ver con nuestra capacidad de diversión.

—Esos cabrones dejaron todo patas arriba. —Enzo espeta tomando libros sobre las mesas y otros en algunos asientos.

—No venían con tiempo para reorganizar ¿o sí? —inquiero con un bufido.

—¿Escuchaste que el tío Arneb dijo que podía acabar encerrado ahí de por vida?

Enzo murmura de espaldas a mí. Acomodando libros en estantes de madera.

—¿Es considerado un delito? Tener esos diarios e investigar a la Orden.

Helena, quien no estaba ayudando, pregunta sentada en un diván.

—No sé sobre los diarios, pero los motivos llevan a un delito de instigación y traición Comento de la mejor forma que puedo. Estoy tratando de entender todo esto.

—¿Crees que sepan que fuimos a verlo? —Enzo pregunta con una mueca—. ¿Que tu padre lo sepa?

—¿Crees que no lo hubiera sacado a relucir? —Río sin humor.

—Me alegro de que hayas venido con nosotros, tu padre da miedo, además nadie lo conoce mejor que tú, Cael. —Helena sonríe con tristeza.

Las circunstancias de su regreso a casa y mi visita, no eran por los motivos más placenteros. Mi padre apareció el lunes muy temprano por la mañana, acompañado de un investigador de la Orden, tenía un requerimiento para llevarse a Helena y Enzo por motivos de la condición de su padre, ¿y yo? Bueno, el decidió que sería más fácil para el que yo estuviera con ellos, así el sabría manipularme y hacer que yo manipulara a mis primos. Pero él había omitido algo, mi lealtad y amor por este par y su familia. Una familia que había intentado repara el daño que él me había ocasionado. Siempre me subestima.

Tanto mi padre, como los investigadores de la Orden habían dicho que mi tío había robado un objeto de la Orden, y que, como consecuencia mi tío fue dominado por la culpa y había caído en un estado de demencia al utilizar diversas drogas para aliviar la tensión. ¿Dijeron él porque del robo? ¿Qué era lo que había robado? La respuesta es no; poco saben ellos y mi padre que nosotros conocemos la verdad o incluso un poco más. Claro que no lo admitiríamos y seguiríamos su estúpida mentira.

—No los dejaría solos. —Sonrío.

Mi prima se pone de pie y me abraza por la espalda.

—¿Has hablado con Sienna? —susurra con curiosidad. La mención de la rubia provoca que mi estomago se agite. Detente.

—No ¿Por qué lo haría? —cuestiono indiferente. La siento reír sobre mi espalda.

—Porque es tu… lo que sea y creo que pelearon ¿no?

—No pienso arreglar nada con ella, a diferencia de ti, conozco mi lugar y el de ella. Resoplo y continúo acomodando libros.

—A diferencia de ti, yo puedo ver a las personas por lo que son. —Ríe con superioridad—. Brad es un gran chico, uno que yo lastime.

—Aquí vamos de nuevo. —Enzo lamenta.

Río al ver la expresión de su hermana.

—Eres un imbécil —gruñe.

—Dejare de serlo cuando tú dejes tus dramas —lanza un bufido—. No entiendo porque te preocupas por Brad siendo que te metiste con Félix, tu eterno amor.

—Una cosa no tiene que ver con la otra —discute con ojos esmeralda furiosos.

—¿Te gusta Brad? —tanteo. Ella asiente—. ¿Y estas enamoradas de Félix?

—Así es, ¿ahora entiendes mi dilema?

Gimotea dejándose caer en uno de los sofás.

—No, es estúpido. —Río—. Félix solo se metió contigo porque odiaba que tú ya no estuvieras interesada. Se trata de orgullo, Lena. No te hagas ilusiones.

—Soy consciente —farfulla—. No soy estúpida, lo mismo hice para perder mi virginidad con él.

Las palabras de Helena hacen que Enzo y yo querremos cortar nuestras orejas. Demasiada información.

—¿No crees que es momento de dejar a Félix atrás, Lena?

Mi pregunta es sincera y bien intencionada.

—Lo he intentado, pero no puedo —suspira melodramática—. Además, mi plan se salió de control.

—¿Tu plan? —Enzo cuestiona mirándola detenidamente.

—¿No se los había contado? —habla con sorpresa—. Bueno, yo solo invite a Brad al baile para causarle celos a Félix y continúe saliendo con él un tiempo por lo mismo. La idea era que él se diera cuenta de que no estaría esperando por el para siempre…

—Todos sabemos que… —Enzo comienza a decir con desdén, pero ella lo calla.



#9670 en Novela romántica
#4181 en Fantasía

En el texto hay: angelescaidos, fantacia, romance

Editado: 15.01.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.