Imperfecto Futuro

Imperfecto Futuro

FUTURO

_ ¡No podés hacer eso!

_Si puedo.

_ ¡No lo hagas, las consecuencias podrían ser irreversibles!

_Tengo que hacerlo, necesito saber que paso.

_ ¡Por favor, recapacita!

_Es la única forma, lo tengo que hacer...

                                                                                  ***

La tecnología se había apoderado de absolutamente todo en un plazo extremadamente corto. Una absurda tiranía que mantenía sometidos a sus creadores, convertidos en lacayos de su obra más excepcional.

Una Inteligencia Artificial ahora convertida en una deidad omnipotente que todo lo sabe, el futuro, el pasado, el presente todo estaba allí y todos estaban allí, marcados como el destino más imperfecto creado por humanos. ¿Paradójico, no?

Absolutamente toda la humanidad podía acceder a ella sin más. El uso que cada individuo le diera era su responsabilidad absoluta.

El futuro había llegado con excentricidades desconocidas, el presente se escurría a pasos agigantados y el pasado había desaparecido por completo guardando oscuros secretos.

Aquella Inteligencia Artificial algo ocultaba, algo misterioso, algo peligroso. Algo.

El hombre se cuestiona, el hombre busca respuestas y éstas llegan de la forma menos esperada.

Ya nada sería igual.

                                                                           ***

PASADO

Era la casa de sus sueños, un enorme living comedor acompañado de una chimenea a tono, una cocina acorde para fortalecer las artes culinarias, dos habitaciones acogedoras y un jardín en la parte de atrás adornado con una pileta cuadrangular y una parrilla mediana.

Sebastián y Natalia acababan de mudarse. Dos meses atrás se habían casado y aguardaban por una luna de miel que ya tenían programada desde hacía tiempo. Grecia era el destino elegido.

Rápidamente se instalaron, eran jóvenes, tenían muchísima vitalidad y estaban perdidamente enamorados el uno del otro. Primero decoraron la cocina, luego se dedicaron por completo al living comedor. Contaban con exquisitos muebles a tono que acomodaron según una revista de arquitectura que solía leer Natalia en momentos de ocio.

Luego el turno fue de la habitación principal. Con más lógica que fuerza subieron la cama matrimonial posicionándola sobre una pared color beige y acto seguido ambos acomodaron su ropa en el armario principal.

Sebastián se encargó del jardín, para luego pasar a la parrilla, limpiándola a conciencia para usarla el próximo fin de semana.

Por último, les había quedado la otra habitación, ubicada a escasos metros de la principal, sin embargo, nada hicieron, ese espacio estaba reservado para su futuro hijo, el cual comenzarían a buscar en el corto plazo.

Una tarde en la que el cielo empezaba a dar señales de lluvia y mientras Sebastián estaba tomando un baño, Natalia tuvo una extraña sensación, según le contó más tarde a su esposo, se sintió observada, una notoria incomodidad se había apoderado de ella, pero no más. No sintió miedo ni mucho menos, sino una extraña sensación de no estar sola que simplemente en eso quedo.

Sin embargo, dos días más tarde el mismo hecho se repitió. Sebastián estaba solo en la casa, Natalia había salido para hacer las compras semanales.

Sentado en el sillón de tres cuerpos estaba mirando un partido de fútbol cuando de repente volteo de forma inmediata, el primer pensamiento había sido que su esposa había llegado, buscando una explicación racional para con aquello, pero ella no estaba allí, aún no había regresado. Al igual que ella se sintió observado, se estremeció recordando el breve relato de Natalia dos días atrás. Intento sin éxito sacárselo rápidamente de la cabeza.

Anecdóticas resultaron aquellas situaciones, incluso ambos bromearon más adelante sugiriendo que al ser almas gemelas, estaban conectados y podían sentir exactamente lo mismo.

                                                                               ***
 

PRESENTE

_No podés seguir así. Vos mismo sabes el daño que te estás haciendo. No podés estar reviviendo una y otra vez todo esto. Dijo ella firmemente.

_Si puedo, de hecho, lo voy a seguir haciendo. Contesto sin sacar la mirada de aquella enorme pantalla

_La policía y las autoridades locales no encontraron absolutamente nada. Pasaron treinta años, el caso se cerró.

_No buscaron bien. Respondió él sin mirarla.

_El pasado puede doler, es cierto, pero no lo podemos cambiar. Esto no es un juego. Estas al borde de hacer una locura. Podría ser irreversible.

_No me importa. Sentencio.

                                                                                ***

PASADO

El día tan esperado había llegado al fin, luego de un turbulento y complicado viaje de avión, Natalia y Sebastián habían llegado a Grecia para disfrutar de su luna de miel. Era una hermosa mañana soleada, donde todo resplandecía a su alrededor brindando un paisaje imborrable.




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