Imperio

Capítulo I

El cansancio se apodero de mi. Mis ojos estaban a punto de cerrarse, me dolía la parte inferior de la espalda, mis piernas se encontraban entumecidas por la posición en la que me encontraba no hace más de cinco horas. Necesitaba un baño para relajarme. Estaba a cinco minutos de llegar, las calles se encontraban desiertas por los rezagos de la fiesta de ayer. El frío era el protagonista de esta época, decoraba la Gran Manzana con miles de copos de nieve. Nunca me ha gustado el frío, a pesar de que la mayor parte de mi vida he vivido en lugares en los cuales al llegar el invierno baja demasiado la temperatura y nos vemos invadidos por grandes tormentas de nieve. El frío hacía que tuviera que usar cantidades extremistas de ropa con las cuales no podía ni estar si quiera cómoda, era demasiado torpe que me la pasaba cayendome gracias a la nieve, provocaba que llegara tarde a mi empleo porque las cobijas no me dejaban ir por lo que el café se volvió mi mejor amigo y la adrenalina en mi mejor aliada.

Entre al aparcamiento y me coloco en lo que será mi cajón, apago el motor y es en ese momento en que la tristeza me invade, se me llenan los ojos de lágrimas, respiro para tratar de controlar el nudo que se apodera de mi garganta, sabía que estos seis meses se me harán una eternidad, dejar todo y no poder ni siquiera voltear a ver el pasado, se me había hecho fácil aceptar el trabajo cuando me lo propusieron pero no me había dado cuenta de lo que implicaba ello, hasta este momento.

El nudo sigue ahí y sin pensarlo decido sacar toda esta tristeza. Aprecie la decisión de salir lo más temprano para evitar el embotellamiento y el responder preguntas sobre la vida de la persona que tengo que representar, saco un pañuelo y me limpio las mejillas. Decido salir del auto para ir subiendo las cajas, estimaba que me tardaría alrededor de cinco viajes para subir todo, ya que mi departamento se encontraba en el último piso y al parecer según me lo comunico el casero se ha descompuesto el elevador.

Al terminar de subir todo, habían pasado alrededor de una hora y media, el departamento tenía lo necesario para una persona o si en dado caso dos. Tenía solo una habitación, un baño completo, una cocina-comedor y la sala. Se habían instalado los muebles dos semanas antes, había venido con Roy a que me ayudara a ver lo de la decoración y hacer que el lugar se viera como todo un hogar. Solo faltaban mis cosas y estaría lista para ello, pero en este preciso momento me encontraba lo suficientemente cansada como para desempacar. Tenía las nalgas dormidas, un dolor en la espalda por las horas de trayecto hasta Nueva York conduciendo, habrían sido menos si no me hubieran pedido que me fuera como si hubiera salido de Oregon en vez de Washington. Había parado en distintos moteles para descansar un par de horas por el largo trayecto, hubiera sido más sencillo por la vía aérea pero por las cosas era mejor este transporte. Me tumbe en la cama sin importarme el hecho de que no había sabanas, ni almohadas, solo quería dormir. Me deshice de mis zapatos y cerré mis ojos, ya me preocuparía por las cajas después.

Sentí como unas manos me movían y una voz a lo lejos pronunciaba mi nombre, me moví con la intención de seguir durmiendo pero la persona siguió molestándome, le balbucee que me dejara dormir pero pareció ignorarme por completo porque siguió con la misión que tenía, despertarme. Al fin abrí mis ojos y vi como Roy me miraba con una sonrisa de oreja a oreja, pero qué hora será. Sentí el camino de baba seca en mi mejilla derecha, me limpie la fresca con una mano, me talle los ojos y me levante, salí de la habitación y me dirigí al baño que se encontraba enfrente, me lave la cara y vi como llevaba el cabello y mis ojos adormilados e hinchados.

- ¿Qué hora es? - le dije cuando pase por su lado y saque de una de las cajas mis pantuflas, las cortinas eran de un tono de gris, y se encontraban cerradas ya que cuando las montamos las cerré, no entraba ni un ápice de luz por lo que supuse que era tarde.

- Las siete de la noche. – dijo mirando el refrigerador con una cara de decepción al encontrar que se hallaba vacío. Lo mire sorprendida, había dormido alrededor de doce horas. - ¿A qué hora has llegado? Cuando llegue te encontrabas roncando tan fuerte que se escuchaba hasta mi departamento.

- Cállate, maneja alrededor de tres días seguidos y dime si sigues riendo por encontrarme roncando. ¿A qué hora has llegado? – le pregunto ya que ayer por la noche, cuando hable con él se encontraba en Washington haciendo los últimos preparativos. Él se había venido a vivir para acá hace un mes con el fin de que no se viera sospechoso el hecho de que tres adultos llegarán a Nueva York a alquilar departamentos diferentes al mismo tiempo.

- Hace una hora, Lauren manda saludos. – había tenido la ventaja de llegar en avión por eso se veía tan fresco, Lauren es una de nuestras grandes amigas que se encuentra enamorada de Roy, aunque Roy lo esta de su trabajo. – Luigi llegará por la mañana, al parecer tenía unos asuntos importantes que atender. – Luigi era la tercera persona en discordia, se encargaría de todo lo relativo a la tecnología, todo un genio a decir verdad. Aun me encontraba cansada.

- Esta bien, mañana nos pondremos al tanto y comenzaremos con todo esto. Voy a bañarme, te parece si pides comida griega, de ese restaurante del que tanto me hablas y nos vemos en tu departamento en dos horas.

- ¿Qué haces en dos horas? Si sé que te bañas en cinco minutos o vas a tomar uno de esos baños relajantes que tanto le gustan a las chicas, por que si es así yo me punto.

- Cállate -le dije riendo, por algo era mi mejor amigo- quiero desempacar algunas cosas y hacer la cama, para no tener que hacerla llegando, además según la información que recibí ayer, mañana comenzamos a trabajar y quiero dejar todo listo y puede que si quiera tomar uno de esos baños relajantes pero por esta ocasión rechazo tu compañía- le dije en tono de juego- tal vez para la próxima.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.