Cuando me despierto estoy en una especie de casa que esta repleta de plantas y hierbas, huele a hinojo y a menta, me levanto del catre donde me encuentro y compruebo que mi herida esta cerrada.
Salgo al exterior del lugar y confirmo que es una casita de campo con un huerto de hiervas medicinales un poco mas lejos se puede ver la ciudad pero todavía estamos dentro de los muros, o bueno de lo que queda de ellos.
No hay ni rastro de Caleb ni de Nilak, yo reconozco estos extraños cultivos son hiervas aromáticas para la protección y la buena fortuna y agarro una ramita, me hago una especie de pulsera con ella, no se que es este extraño lugar ni quien vive aquí.
Me giro y veo a una mujer mirándome y no es una mirada normal, no me mira como si pudiese ver a través de mi, como si estuviese tratando de descifrarme.
—¿Quién eres?—Pregunto yo temerosa.
—No tengas miedo, puedo sentirlo, soy Maya una vieja amiga de Nilak, te trajo aquí para que te curara.
—Ya me siento bien gracias por ayudarme.
—No me las des, nada es gratis en esta vida.
En ese momento llegan Caleb y Nilak. Todavía seguimos en nuestra forma de duendes y se nos esta acabando el tiempo.
—¿Y cuál es el precio?—Pregunto.
—Tú eres el precio.
—¿Yo? No entiendo.
—Ahora lo entenderás pasad y poneros cómodos.
Nilak me hace señas para que entre a la casa cuando ve que no se que hacer y al final entramos los tres y nos quedamos de pie junto al lugar donde estaba tumbada antes.
La extraña mujer, que por cierto no es humana, entra después de nosotros a la pequeña cabaña y se sienta en una silla de madera delante de una mesa que esta tapada con una sabana vieja.
—Soy una adivina puedo ver tu pasado presente y futuro además de leer tus emociones y realmente eres una persona muy interesante Dafne, ven siéntate enfrente de mí.
Ya no me siento insegura ahora que Caleb y Nilak están aquí, se que ellos no dejaran que nada malo me pase. Nilak me hace una seña para que obedezca.
—¿Qué es lo que quieres de mi?
—Solo quiero leerte, eres humana y para algunas criaturas como yo los humanos son como un libro abierto, pero tú por alguna extraña razón eres muy difícil de leer. Dame tus manos.
Me siento y le doy mis manos, ella las voltea y empieza a leerlas.
—Que interesante, has tenido una vida dura desde niña, has tenido que pelear por encontrar tu lugar en el mundo y esto te ha llevado a sentirte muy sola, pero a pesar de eso nunca te has rendido.
—Ni pienso hacerlo.
—Ya veo, el inicio de tu pasado esta oscuro no logro ver mas atrás—Dice y dé repente suelta mis manos como si le quemasen.
—¿Qué ocurre?
—Hay cosas que no quieren salir a la luz lo único que vi fue el día de tu nacimiento naciste en mitad de una tormenta y no una cualquiera sino la que casi hace que nuestro mundo se divida en dos.
—¿Eso que quiere decir?
—Que ese día fue el comienzo del final.
—No entiendo.
—Algún día lo sabrás todo o eso espero, ahora vamos a centrarnos en tu futuro—Dice y descubre la mesa en donde se encuentra una bola de cristal—Pon las manos sobre ella.
Lo hago y ella las pone encima de las mías, todo va bien hasta que los ojos se le ponen blancos y empieza a hablar.
—Eres parte de algo muy grande de tal magnitud que ni te la imaginas, tu una humana, el destino de muchas personas algún día dependerá únicamente de tus decisiones. Dice y la bola se parte en dos.
—Mierda—Dice Caleb.
—No puedo decirte lo que vi pero todo lo que haces ahora repercutirá en el futuro así que ten cuidado.
Después de la extraña conversación nos vamos a las minas pero estamos otro día sin obtener nada, la mayoría de personas de la ciudad resultaron heridas y muchas otras muertas, esa noche me fui a dormir confundida y con un mal sabor de boca.
A la mañana siguiente al despertarme me encuentro a Caleb sentado a mi lado en la cama.
—¿Cómo te encuentras princesa?
—Bien aunque algo aturdida por lo de estos últimos días.
—Me alegro que estés mejor, ya pronto volveremos al castillo. Nilak ha encontrado una manera de conseguir lo que necesitamos.
—Vamos entonces.
Me cambio de ropa salimos afuera y nos encontramos en el lugar que ha indicado Nilak.
—He conseguido que nuestros nombres aparezcan en la lista de una reunión de grupos que hay esta tarde.
—¿Como has hecho eso?—Pregunto yo.
—-Ese no es el punto a tratar ahora mismo, lo importante es que estemos preparados para la tarde.
Nilak y sus misterios poco a poco me voy acostumbrando a su frialdad, aunque ya he visto que no todo él es así, todavía me acuerdo de la conversación de la otra noche.
Vamos a la herrería de la ciudad y allí nos armamos hasta los dientes para la reunión y espero que nadie sospeche de nosotros.
La ciudad esta de luto por lo que ocurrió ayer y están dando una misa en el centro del mercado, hay demasiados padres llorando la muerte de sus hijos, y demasiados hijos llorando la muerte de sus padres.
Nunca le perdonare al rey tanto sufrimiento que esta causando, estoy llena de rabia contra él y aunque me la guardo para mi misma, se que un día toda esa ira estallará y acabare con él y su reinado. Tarde o temprano.