ONCE

Volver a la rutina fue fácil, el domingo en la mañana Raziel me envió un mensaje, este decía que no fuera a su casa saldría de la ciudad. Yo quería saber a dónde iba a dónde iba, con quién iba y cuánto tardaría en volver. Pero me límite a responder con un “Está bien”. Supuse que nos pondríamos corriente en la semana, pero el lunes no asistió, ni para la siguiente semana.

Para el viernes estaba dispuesta a preguntarle a quien sea por él, solo quería saber cualquier cosa sobre su paradero, pero me límite a sonreír y fingir que no me importaba. Quizá después de tantas discusiones había decidido simplemente no hablarme, lo cual era una ventaja, yo terminaba molesta todas las noches.

Todos esos días me había reunido con el grupo para comer, como de costumbre Aron se sentaba a mi lado, me llevaba en su auto, no perdía detalle. Era aterrador en realidad, tener a alguien que por primera vez te presta atención exclusivamente a mí.

—¿Bea, irás a la fiesta del sábado?

—¿De qué hablas Miguel?

—En caso de los trece se realizará una fiesta de disfraces, va a ser muy divertida…. Pensé que ya Cata ya te había hablado de ella.

—No aún no le digo nada, pero ya tengo su disfraz.

—¿Tienes mi disfraz? —así de fácil ella había asumido que iría.

—Sí y, te va encantar.

—¿De qué irá disfrazada? Así podemos hacer pareja – la interrogo Aron.

La idea me pareció un tanto infantil.

—De… María Antonieta.

—Bien, conseguir el disfraz a juego.

Estaban haciendo planes conmigo yo ni siquiera había respondido, pero seamos honestos no había forma de decirle que no a esta gente. Así que sólo atine a sonreír, haría lo que ellos quisieran, parecía su títere. Hablaba con los trece, pero sólo me interesaba la opinión de uno de ellos, sus consejos o sus críticas, aunque le hiciera de mala gana y, él no estaba allí.

Para el sábado a mediodía ya me encontraba instalada en la recámara de Cata, ella era la que había elegido mi disfraz. Me entregó una caja donde se suponía estaba el disfraz, pero era muy pequeña para hacer un disfraz de María Antonieta.

—¿Qué es esto?

—Tu disfraz.

—Aquí no cabe un vestido de María Antonieta.

—No nos vamos a disfrazar de María Antonieta, nos vamos a disfrazar como los personajes del anime favorito de mi novia.

—Mientras que no tengamos que ir casi desnudas.

—No de hecho en este anime andan bien vestidos, no sé si alguna vez lo has visto o escuchado de él… Se llama Cells At work.

—Sí, lo vi recién.

—Perfecto, tú un glóbulo rojo, mi novia será un Linfocito T, y yo seré otra clase de Linfocito.

—Me agrada, tres células.

—¿No te molesta que te hayamos incluido?

—No, prefiero hacer trío con ustedes que pareja de Aron.

Se quedó meditando lo que yo le había dicho, entonces se levantó y se acercó a su tocador.

—Disfrazarte de pareja con Raziel, ¿te molestaría?

—¿Él va a asistir a la fiesta? —hasta yo note que había mucha esperanza en mi voz.

—No, no lo hemos visto en toda la semana así que no sabemos si esté aquí este fin de semana.

—El domingo me envió un mensaje diciendo que no fuera su casa, que estaría fuera de la ciudad... que no sabía cuándo volvería.

—¿Te envió un mensaje?

—Sí, ¿por qué?

—Porque de los catorce, eres a la única persona a la que le envía mensajes.

— ¿Catorce?

—Claro, eres parte del grupo… sólo que no te lo habíamos dicho… Creímos que no te gustará mucho.

¿Cuándo me había convertido en miembro de los trece? ¿Cuándo me habían asumido como una de ellos? ¿Porque no me habían dicho nada? ¿Molestarme? Ni siquiera sabía si me gustaba.

—Me gusta ser de un grupo de amigos, lo que no me gusta son los títulos.

—Bien, ya eres parte del grupo de amigos.

—Gracias, creo.

El disfraz consistía en un short azul, una playera negra una cazadora corta roja, botas de combate rojas, boina y una peluca roja. En realidad, ver algo sencillo, y la caja que me había dado dónde está el disfraz, sería el contenedor de oxígeno.

—Si está fiesta la estuviéramos dando en mi casa, el lugar de estarme poniendo el disfraz estaría arreglando todo.