Impostora

10. ¿Mascota?

—Lo haces sonar demasiado fácil, pero veo que no debo ser tan estúpida como para ponerme en peligro. Lo último que espero es morir lejos de mi familia —susurró ella.

Noa volvió la mirada a su reflejo en el espejo y estudió su rostro por unos segundos. Sabía que debía hacerlo, pero no quería. La verdad era que no soportaba la idea de tener que mirarse en el espejo y ver a otra persona en ella, por mucho que se parecieran.

—¿Como sucedió? —le preguntó esperando que él conociera la razón.

—El lazo de luz que coloqué en tus muñecas representa la pureza y no sirve únicamente para inmovilizar, tiene la capacidad de producir dolor a las almas oscura o seres llenos de maldad, también puede revelar identidades, por eso el hechizo que hicieron desapareció.

Noa asintió tras asimilar las palabras.

—Eso explica porque lastimo mis brazos —suspiró. Ella soltó su cabello y lo peinó con sus dedos para dejarlo suelto.

—En realidad no es el tipo de dolor que produce porque no eres un alma oscura, eso solo fue porque se ajustó demasiado —aclaró él.

—Entonces debería recordarte que hace unas horas pensabas que era una bruja o algo peor y de no ser por Joan, me habrías puesto en la orca —le recriminó.

Seth la fulminó con la mirada.

—Tenía que agotar todas las posibilidades antes de declararte inocente... Pero hablaremos de eso más tarde.

Noa lo miró disgustada y él le hizo un gesto para que lo siguiera de vuelta al dormitorio. Sin más remedio lo hizo.

—Ya que aceptaste...

—Solo me resigne —dijo ella interrumpiéndolo.

—Como sea, tengo algo para ti.

Noa caminó de vuelta a la cama y se comió el último trozo de pizza que quedaba. Mientras Seth buscaba algo en su mesa de noche, Noa guardó su móvil en el bolsillo trasero de sus vaqueros y tomó su mochila en la mano.

—Debo irme, pero... No me veo como Erika ahora mismo ¿Que haremos?... Tal vez deba comprar lentes de contacto y teñir el cabello llevará un tiempo, quizas sirva una peluca, pero no se verá natural...—Antes de que ella dijera algo más, Seth se giró hacia ella con un collar en sus manos del cual colgaba un pequeño cuarzo violeta—. ¿Que es esto?

Seth se lo ofreció, ella lo miró sin comprender, entonces algo disgustado al ver que ella no lo tomaba la sujetó suavemente del brazo y la hizo girar. Aquello la tomó por sorpresa, no había sido brusco, pero no había esperado que él mismo intentará ponérselo.

—¿Q-que haces?

Los brazos de Seth la rodearon antes de darse cuenta, en medio de la acción sus dedos rozaron su piel y ella no pudo evitar erizarse. Su respiración se hizo complicada y sintió un ligero temblor en su cuerpo. De inmediato y tras su repentina cercanía, Noa fue consciente del aroma que desprendía él. Iba más allá del olor de su jabón de baño, era un aroma que jamás había percibido, agradable y embriagante, incluso tentador.

—Deberías obedecer y no preguntar tanto, eres molesta.

Noa intentó replicar, pero estaba demasiado aturdida por lo que aquel roce había hecho a su cuerpo como para molestarse. Ella sintió su garganta reseca y cuando Seth apartó su cabello a un lado para abrochar el collar no pudo evitar jadear al sentir la respiración de él acariciando su nuca. Al instante sus mejillas se sonrojaron avergonzada por su reacción. Así que para disimular un poco fingió que le había jalado el cabello.

—¡Auch! Ten más cuidado, mi cabello es un poco sensible.

—Ni siquiera te toque, eres demasiado dramática para tu corta vida —susurró de malhumor antes de poner distancia entre ellos.

—No, lo que pasa es que tu idiotez bloquea tu sensibilidad —refutó Noa poniendo los ojos en blanco. Ella dio un largo suspiro antes de girarse hasta él. Esperó que él discutiera con ella, pero no lo hizo, en cambio reveló algo que la sorprendió aún más.

—No te preocupes por tu apariencia. Este collar tiene un hechizo, así que mientras lo lleves, ante los ojos de los demás lucirás como Erika —le explicó.

—¿Quien eres? ¿Por qué pueden hacer todas esas cosas? —cuestionó intrigada. Seth en cambio sacó su móvil y después de un momento lo puso frente a ella, mostrándole la camara frontal.

—Ahora eres Erika. —Por lo visto él no quería hablar con ella sobre lo sucedido anteriormente. Como si leyera su mente, él se apresuró a hablar—. Más tarde cuando Joan esté con nosotros hablaremos. Sólo para que estés más tranquila, Joan y yo podremos ver tu verdadera apariencia, para los demás serás Erika Sanders.

—Gracias... Supongo —balbuceo ella y solo para comprobarlo se tocó el rostro—. Me hubiera gustado poder verme también —murmuró por lo bajo.

—Eso podemos solucionarlo, pero será peligroso. Solo asegúrate de llevar puesto el collar cuando estés con alguien conocido o podrías estar en problemas —aseguró. Él alejó el móvil y sin tocarla pasó la mano frente a su rostro.

Cuando su mano desapareció de su vista no sintió nada diferente, sin embargo cuando Seth puso el móvil nuevamente frente a ella, su apariencia volvió a la normalidad. Ella no pudo evitar sonreír. Quería alabarlo, pero sabía que presumiria.

—Me gusta, gracias.

—Espero que de esta manera no te sientas obligada.

—Si me lo hubieras propuesto desde el principio todo habría sido más fácil —musito ella.

—No pensé que serías tan complicada o tal vez si pero me dio pereza. —Noa le lanzó una mirada asesina.

—De verdad que eres una estúpido.

—Me han dicho cosas peores, ¿no crees? —Sin esperar una respuesta acortó la distancia y sin previo aviso la sujetó de la cintura—. Debemos irnos antes de que el niño bonito llegue a tu habitación.

—Ya debe estar allí, mejor déjame fuera —aconsejó ella.

Seth la miró desde su altura y la apego a su cuerpo un poco más, luego sacudió la cabeza.

—Tardará en abrir la puerta, me asegure de eso. Ahora cierra los ojos —advirtió.




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