Impostora

13. Lo intentaré

El silencio reino durante varios segundos. En donde Seth y Joan se la pasaron mirándose de manera extraña. Ella pensó que podían estar comunicandose en silencio o que todo podía ser producto de su imaginación.

En la mañana cuando habían discutido en la habitación de él, Seth había mencionado a Axel, pero ella debió estar tan aturdida que sus pensamientos no conectaron con lo que había leído. También había escuchado que se trataba de su hermano, pero ella no había leído tan lejos en la historia para enterarse de porqué siendo hermanos, Axel parecía empeñado en destruir a Seth y a su raza. Sin embargo no lo preguntó, sabía que no era el momento y que quizás la historia saldría a relucir por si sola.

—¿Que más sabes? —Noa no comprendio si había escuchado mal o la voz de Seth había perdido el enojo y mal humor de antes, había sonado casi triste.

—Bueno... Su amigo, los traicionó porque no estaba contento con su vida. Había pasado a la monotonía y fue tentado por una chica llamada Anne a unirseles. Al parecer ella y Axel eran pareja.

—¡Mierda! —Joan se colocó de pie de un salto y la estudio con sorpresa—. Esto no puede estar pasando —gruñó y para ella fue la primera vez viéndolo enojado.

Noa escruto a Seth, quien seguía callado. Su mirada parecía perdida, entonces se tomó la cabeza entre las manos y apoyó los codos en las rodillas, ocultando así su rostro de ella. Un tanto confusa frunció el ceño y volvio a mirar a Joan. Él le daba la espalda y se había acercado a la barra del bar de bebidas.

—¿Que sucede? —inquirió intentando comprender que había sucedido.

—Que has acertado en algo. Anne era nuestra amiga, pero siempre estuvo enamorada de Axel y a la primera oportunidad que tuvo se fue con él.

»Pensamos que había pasado de él después de casi un siglo. Pero su amor fue más fuerte que su maldad y nos traicionó entregando importantes hechizos a los que sólo tenían acceso los miembros del consejo y para hacerlo tuvo que matarlos. Dos de las primeros miembros que vinieron a este planeta murieron por su mano.

A ella se le erizó la piel y se puso a pensar que tanto de lo que sucedia en el libro podía pasar con su llegada. Sin embargo Seth continuo hablando.

—El destino, es como una moneda. Tiene dos caras y cada una se ve influenciada por las decisiones que tomamos, pero no debemos equivocarnos solo podremos tener acceso a una sola y de eso dependerá nuestro futuro —susurró Seth levantando el rostro para mirarla—. Y si lo que pienso es correcto, tu libro nos está mostrando una cara de ese destino. De manera que si estás aquí es para cambiarlo, dándonos a conocer la alternativa de ese destino.

—Es decir la otra cara de esa moneda —completó ella, entendiendo lo que quería decir.

—Si, entonces la persona que te envió aquí quería cambiar algo...

—Ahora debemos descubrir si ese algo está en nuestra contra o a favor —musito Joan girandose a verlos.

—¿Que tanto alcanzaste a leer? —inquirió Seth con el ceño fruncido.

—En realidad tengo la idea que llegué hasta el capítulo treinta y cinco, porque eran casi cincuenta... Demasiados a mi parecer, pero por alguna razón no recuerdo más allá del veintiocho —aclaró ella—. Y éste último lo recuerdo a la perfección porque era desde tu perspectiva. Estabas buscando la manera de proteger a Erika para que no volviera a ser lastimada por entrar a tu vida y también le seguías la pista a Mike para castigarlo por lo que les había hecho. Soy consciente de que pude haberme saltado detalles importantes, pero trabajaré para recordarlo. Siento no poder ser más de ayuda —susurró ella con pesar.

Seth asintió.

—No pensé que lo diría, pero tus palabras han sido de ayuda. Hemos bajado la guardia ante mi hermano por su larga ausencia, sin saber el riesgo que podríamos estar corriendo —apunto. Joan volvió a sentarse junto a Noa.

—Gracias —murmuró él—. Los dos sentimos mucho la manera en que te tratamos, pero lo recompensaremos —dijo el rubio con una sonrisa de disculpa. Luego se quedó callado esperando el apoyo de Seth, pero al ver que pasaba el tiempo y el mismo no daba señales de hablar lo miró de soslayo y lo fulmino con la mirada.

—Yo solo lo intentaré —explicó él con un suspiro cansado. Pero al instante se quedó congelado como si algo le molestara—. Lo siento. —Las palabras salieron robotizadas de su boca como si hubiera luchado para formularlas.

Y Noa no tenía duda de que así fuera, en especial después de la mirada enojada que él le ofreció a Joan, entonces con mayor seguridad comprendió que él había tenido que ver con su rara disculpa.




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