Sus miradas se encontraron y ella se sorprendió al ser capaz de sostenerla y por alguna extraña razón aunque sus ojos eran gélidos, una sensación de calor la embargo. Noa tragó saliva y sintió como su cuerpo temblaba levemente.
—¿No piensas decir nada? ¿Que haces aquí? —Ella lo vio incorporarse y sus movimientos fueron cuidadosos, como si se encontrara a la defensiva.
«¿Que hago? Aparte de comerte con los ojos y tentar a mi cordura...» Si esa era una prueba para ver si podía leerle la mente, Seth la pasó al no mostrar ninguna reacción.
—¿Eres muda o que? —Su voz sonó mas ronca de lo normal y supuso que era porque había estado durmiendo.
«Muy bien, respondele antes de que te veas mas estúpida de lo que cree». Noa se aclaró la garganta antes de hablar.
—Lamento haberte despertado, pero buscaba un buen lugar para descansar... Cuando te vi aquí pensé que lo mejor era irme —dijo rápidamente, que él se tomó un momento en comprender sus palabras.
Seth sonrió de medió lado y ella entrecerró los ojos por su reacción.
—¿Te tomó tanto tiempo pensarlo? —El humor brilló en sus ojos mientras la estudiaba.
«¡Lo sabia! Me pilló viéndolo como una tonta».
—¿D-de que hablas? —Aunque intentó sonar casual, no pudo evitar tartamudear nerviosa.
—Sabia que eras tú desde que entraste en el bosque. Pero te quedaste demasiado tiempo mirándome ¿No es así?
Noa sacudió la cabeza negándose.
—Meditaba que tan buena idea era quedarme y soportar tu horroroso humor o tener que irme y soportar al grupo de porristas en las gradas del campo —se excusó.
Sin embargo Seth pareció no creerla.
—¿Como fue que atravesaste mi campo de fuerza? —Asi como llegó, su humor se fue. Él se volvió a sentar donde había estado durmiendo minutos atras.
Ella enarco una ceja sin comprender su pregunta.
—No sé a que te refieres. Da la casualidad que hablé con Joan y me dijo que viniera aquí, que estaría segura y me escucharía si estaba en problemas —le explicó. Seth cerró los ojos por un segundo y un músculo empezó a latirle en la barbilla.
—Ese hijo de puta sabia perfectamente que estaba aquí... —Él suspiró profundo y la miró mas calmado—. Cuando duermo por aquí, me aseguro que nadie venga y por muchos años había sido así, hasta que apareciste tú.
—¡Oh! —La sorpresa tiñó el rostro de ella—. No sentí nada raro cuando llegué aquí.
Seth no dijo nada durante unos segundos.
—Me parece mas raro que ninguno de mis poderes o trucos surtan efecto sobre ti —comentó él haciendo que ella se estremeciera por la verdad de sus palabras.
—¿Crees que hay algo mal conmigo? —musitó Noa mientras jugaba con sus manos.
Seth soltó una carcajada.
—No hay nada malo contigo, solo eres un misterio...uno que me encantaría descifrar.
A ella le gustaron sus palabras, quizás eran las mas amables que habían salido de su boca desde que lo conoció. No sabía en que ámbito creía que era un misterio, pero que quisiera descifrarla le hacia poner la piel de gallina.
«Eres una estúpida Noa. Él lo sabe y tú también».
—Si quieres puedes quedarte.
Tanta amabilidad saliendo de su boca era demasiado rara. Ella miró el cielo y lo vio demasiado despejado, aunque no le extrañaría si mas tarde empezara a llover por el cambio de Seth. Pero ella no quiso desaprovechar la ocasión y se acercó un poco a él, no lo suficiente para mantener distancias y luego se sentó frente a él.
—¿Por qué estas aquí? ¿Tampoco tienes clases?
Seth cerró su libro y lo dejó a un lado.
—No, rara vez entro a clases... —declaró pasándose una mano por el cabello.
«¿Entonces para que demonios vienes?».
—No hace falta leer tu mente para saber lo que piensas. Solo vengó aquí para pasar el tiempo, solo entro a las clases que me gustan como arte, literatura y a veces historia —explicó él.
—¿Por qué alguien inmortal viene a la escuela? Al principio lo entendí porque era un libro y por supuesto un cliché y ahí debían conocerse los protagonistas, pero ahora que se que son reales no lo comprendo...en mi “mundo” acababa de terminar la escuela y si estoy aquí es solo por Erika... Además que lo soporto porque faltan pocas semanas para que esto acabe.
—Lo hacemos porque la monotonía nos embarga. Pasar años y años solos no es divertido, tenemos a nuestras familias y convivimos con nuestro pueblo pero mas allá de eso y de protegerlos no hacemos mas. Venir a San Francisco significó conocer a mas personas y tener “amigos”, los humanos se divierten y nos gusta disfrutar de esos placeres aunque eso implique venir a la escuela.
Noa asintió asimilando sus palabras.
—Supongo que tienes razón, mientras que nosotros tenemos una sola vida, ustedes tienen una eternidad...así que el dicho "No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy" no aplica para ti —le dijo con una sonrisa, haciendo que Seth soltara una carcajada.
El sonido fue tan refrescante para ella que temió babear frente a él. Cuando reía, sus ojos no solo se achicaban mas, sino que se le hacían pequeñas arrugas a los lados.
—La carrera contra el tiempo no va con nosotros, pero hay veces en que pienso que los humanos tienen suerte. Tienen una sola vida, pero pueden aprovecharla al máximo, crecer, amar, formar una familia y cumplir sus sueños —susurró él y aunque lo dijo con firmeza, Noa distinguió algo más.
—¿Y tu encontraste eso? Digo... No eres un humano, pero has tenido una eternidad para encontrarlo... Tu y tus amigos...
—Con el tiempo he olvidado cuales son mis sueños. —Solo se limitó a decir eso y ella entendió que ese tema no quería que lo tocara, sin embargo ella quería saber algo mas y aunque por una extraña razón su corazón dolió, ella hizo la pregunta que hasta ese momento le atormetaba más.
—¿Y si ella es tu pareja de vida?... Me refiero a Erika, ¿No has pensado en buscarla? —Él no respondió, pero ella ya se lo esperaba.