" Si mi sonrisa mostrará el fondo de mi alma, mucha gente lloraría conmigo."
-Kurt Kobain
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Poco a poco mi mente va tomando la inconsciencia a causa de mis actos, no puedo respirar. Mis oídos arden, mis manos tiemblan, mi tráquea parece haberse cerrado por completo y lucho e intento una y otra vez por llevar el aire a mis pulmones.
Mis extremidades pesan, mis brazos se han adormecido por completo y el frío recorre cada centímetro de mi cuerpo, pero no puedo hacer absolutamente nada para detener el torrente caliente que proviene de mis muñecas. Mis párpados amenazan a cerrarse inmediatamente, mi cuerpo apenas responde a las demandas de mi cabeza, y el pánico por fin recorre todo mi sistema. Voy a morir aquí y nadie va a notarlo en estos instantes.
Bailo en el merengue de la semiinconsciencia, es como si fuese tu propio mundo en la locura ¿Irónico no?, lucho para mantenerme a flote. El dolor en mi pecho es insoportable, la sensación de pesadez es cada vez más intensa.
«¡Maldita sea!, ¡No quiero morir!» una parte de mí gritaba que no me dejará caer, que luchará por mi vida mientras Imágenes inconexas llenan mi entorno.
Un rostro familiar aparece en mi campo de visión, y desaparece de inmediato. Siluetas luminosas se arremolinan a mí alrededor, pero no soy capaz de distinguir las facciones de quienes me rodean. Realmente no soy capaz de distinguir nada, solo los colores ya que toda mi vista es tan borrosa.
Alguien dice mi nombre con angustia y preocupación pero no puedo responder, no puedo pronunciar palabra alguna. Ni si quiera soy capaz de moverme.
Mi boca se abre para hablar, pero un ataque de tos muy fuerte me impide decir cualquier cosa. El dolor punzante en mis muñecas apenas me deja pensar con claridad. Todo mi cuerpo se estremece cuando el ardor quema mis extremidades. Soy vagamente consciente de las palabras tranquilizadoras que son susurradas en mi oído, y de la presión en mis manos, parece que alguien las tomaba con fuerza.
Los gritos, el escándalo y el desespero se han apoderado del ambiente, sin embargo se siente tan distante. Se siente como si estuviera en el fondo del mar y no fuese capaz de distinguir nada debido a eso.
El pánico momentáneo se esfuma con cada microsegundo que pasa, el dolor en mi pecho pasa al olvido tan en segundo plano, Y cada vez me siento más y más desconectada de mi propio cuerpo, como si estuviésemos separados por algún tiempo indefinido.
No soy yo quién se encuentra tirada en el baño, muriendo a causa de una enfermedad mortal o un ataque de asma y una hemorragia. No soy yo quién lucha y pelea con desesperación mientras trata de recuperar el aliento. No soy yo quien llora del miedo y de la angustia.
«Déjalo ir… » susurró una voz dentro de mi cabeza. «Solo déjalo ir, Rubí»
Entonces me dejo ir, y dejó de luchar ya todo estaba perdido para mi.
(…)
El sonido agudo taladra en lo más profundo de mi cabeza. Un extraño zumbido invade mi audición, y todo se vuelve un poco más vívido e intenso.
Mis párpados bailan con el movimiento de mis globos oculares, y soy un poco más consciente de lo que sucede a mí alrededor. El fastidioso olor a alcohol y antiséptico, y sobre todo el típico olor a calmantes extremadamente fuertes hace que mi nariz perciba donde estoy. El dolor en mi pecho es sordo, un claro contraste con la insoportable agonía que sentí con anterioridad.
El aire dentro de mis pulmones se siente como el mayor de los placeres que existen en el planeta tierra, y la pesadez es bien recibida por mis músculos agarrotados. Me había salvado otra vez de la muerte, creo que ni para matarme sirvo, sin duda alguna hay una razón muy fuerte por la cual mi mente me pide a gritos que no me rinda, y al mismo tiempo me lleva al fondo de los océanos. Sé que es difícil de comprender pero ni yo misma me entiendo, simplemente no puedo.
Traté de abrir los ojos una vez más. Esta vez tengo éxito, pero vuelvo a cerrarlos en el momento en el que la luz cegadora me golpea, una lámpara estaba directamente enfrente de mí, los causantes de todos esto eran dos doctores desconocidos mi lado. Gemí adolorida al sentir esa luz y me vi obligada a moverme pero no m sirvió de mucho, ellos con delicadeza movieron mi rostro volviendo a mi postura anterior y examinaron mis ojos, Cómo me encontraba y mi reacción, mientras uno de ellos buscaba si tenía mejora o empeora. El otro escribía lo que le susurraba él otro doctor. Entonces, Sentí pesadez y sin darme cuenta caí en un sueño profundo una vez más.
(…)
Trago duro y noté el ardor en mi garganta, Tengo sed. Estoy sumamente cansada y no sé dónde estoy quiero irme a casa, Intento abrir los ojos una vez más, pero el sonido suave de una voz familiar inunda mis oídos antes de que lo consiga.
—No puedo más con esto, Erick esto se ha vuelto un problema muy serio, esta es la quinta vez que Rubí se encuentra en ese estado —al escuchar esa una voz inmediatamente supe de quién se trataba : Era Débora la hermana de mi difunta madre—. ¿Cómo puedes estar tan tranquilo? ¡Ella misma se hizo agujeros en las malditas muñecas!
—Debes tranquilizarte tía —susurró mi hermano Erick —. No olvides que ella ha pasado por muchas cosas horribles, ¿Recuerdas?
—¡Trató de suicidarse! —murmuró furiosa, esto causó que mi estómago se revolviera con violencia inhumana—. ¿Cómo se supone que trato de ayudarla si ella hace éste tipo de cosas?, y no digas que ella ha pasado cosas horribles, nosotros también somos víctimas de lo que pasó hace años con mi hermana. —Se refirió indignada a la masacre de hace 4 años atrás.
—Sí lo sé, pero ella le tocó el plato más fuerte, Rubí vivió en carne propia todos esos asesinatos de su propia familia siendo una niña de 16 años —su voz se escuchaba entrecortada.