Desde el ventanal de la cafetería, a lo lejos se pueden apreciar los últimos rayos del sol.
El lugar se encontraba mayormente vacío, eso me alegraba, porque no habría que limpiar demasiado y quizá me pueda ir temprano a casa...
Estoy realmente exhausto, después de un día de clases, seguir trabajando medio turno por la tarde no es para nada divertido... Pero es parte de mi vida, de no ser así estaría en casa tirado en el sofá de la sala, sin hacer nada y sí, eso suena bastante bien, pero me acostumbre a tener dinero en los bolsillo y claramente el dinero no cae del cielo. Mucho menos me lo darían por estar en casa sin hacer nada.
Por un momento me detuve, puse la escoba a un lado y miré hacía el cielo esperando apreciar un arcoíris. Supuse que algo así pasaría después de toda la lluvia durante el día.
Aunque ya es imposible verlo. No creo que un arcoíris se vea cuando viene cayendo la noche, quizá si o tal vez, solo sé que jamás he visto uno a está hora. El crepúsculo de día, se apreciaba entre algunas nubes como si hubiera un incendio sobre lellas...
Continúe barriendo la acera y luego volví al mostrador a esperar a algún cliente más. Junto a mi, una chica. Bastante entretenida con su móvil, sonreía al leer sus mensajes o quizá solo sean de esos populares memes de Internet. Pero hacía parecer que no lo era...
Algo en mi sabe que hay otra persona detrás de esa sonrisa inocente.
No me percaté de que la estaba viendo durante mucho rato. Torció sus ojos hacía mí y el escalofrío macabro estremeció mi cuerpo. Traté de disimular y solo quite mi mirada muy lento y desinteresadamente.
Puse mi codo al lado de una campanita sobre el mostrador, y reposé mi cabeza sobre mi mano. <<Moriré de aburrimiento>> Mi móvil, en mi bolsillo esperando algún tipo de mensaje al igual que yo. Y esa fue la manera en como me enteré de la "gran" vida social que tengo.
Suspiré, y luego vi como los dos últimos clientes se ponían en pie. Se acercaron a mi y yo les señale a Scarlett, quién se encargaba de la caja.
Mi trabajo era atender y limpiar.
Ella, cobrar, preparar y servir.
Casi siempre mi trabajo es el más duro, y no me quejo, de cierta manera el hecho de ser hombre demuestra que tengo mayor responsabilidad. No seria nada caballeroso de mi parte si ella hiciera toda la mayor parte del trabajo (claro que difícil no es).
De repente sentí su mirada en mi.
Trataba de ignorarla, pero algo en mi, un defecto quizá, hace que no pueda mantenerme sereno mientras me observan. Y otra vez los nervios y los escalofríos se apoderaron de mi cuerpo... Volteé y la vi a los ojos, tan solo por un segundo. Ella estaba firme, verdes cenizos. Grandes y redondos subían y bajaban, explorando de arriba abajo mi cuerpo.
Empezaba a sentirme extraño, el ambiente se volvió algo tenso. Sentía que estaba entre paredes blancas, solo su mirada y yo. Por mi garganta no paraba de bajar saliva.
Intente meter mis manos en el bolsillo de mi pantalón, pero el delantal me lo impidió y simplemente mi mano se deslizó sobre la tela haciéndome parece aún más preocupado.
__¿Estás nervioso?-- Finalmente habló, con una sonrisa maliciosa.
Aunque probablemente ya era más que evidente.
__No. Solo... Solo te-tengo un poco de frío. Eso es todo.
Claramente esa fue la excusa mas barata que se puede encontrar. Pero claro, mis "nervios" no me dejan estar tranquilo y pensar bien.
__Entiendo. Ya es tarde y además hace un frío de muerto-- comentó, acogiéndose entré sus hombros. Suspiró apretando sus dientes...
__Eres bastante callado ¿no?-- Insistió en conversar.
__N-no como lo piensas-- giré mi cuerpo hacía el mostrador y apoyé mis codos en él.
__¿O sea?-- levantó una ceja y medio sonrió.
La verdad no sabía como explicarlo, pero tenía muy claro que ignorarla sería poco cortés.
Desde que la conocí, hace quizá, dos o tres meses. Siempre ha sido muy alegre atendiendo clientes. Sin embargo, una vez que los clientes se van, vuelve a su rutina del día. Se sumerge un poco en su móvil y muy pocas veces conversamos. Casi siempre los temas son de trabajo y sinceramente es la primera vez que pregunta algo relacionado conmigo.
__¿No me dirás?-- continuó
Guardé silencio, suspiré y alcé mi mirada, me enfoqué en el ventilador de madera que colgaba del techo. Había tanto silencio que se escuchaba claramente su traqueteo.
__No soy muy bueno conversando, a veces prefiero no decir nada para evitar decir una tontería-- Dije finalmente mientras me daba media vuelta para arregostarme al mostrador.
__Tampoco yo soy muy buena conversando—agregó
Y ahora que lo dice tiene un poco de razón, al menos conmigo nunca ha conversado o quizá ninguno de los dos hemos conseguido mantener una conversación.
Siempre es:
Yo- Hola. ¿como estás?
Ella- Hola. Bien ¿y tu?
Yo- Bien."
Y eso es todo, el resto del día solo nos decimos una u otra palabra. Pero ella no parece del tipo tímida o reservada.
Ella tiene más carisma que yo. Y quizá llame más la atención <<efectivamente lo hace>>
Escuché el sonido de la caja cerrándose.
__Es hora de cerrar-- dijo mientras guardaba el dinero en la caja fuerte que estaba detrás de una pintura...
__Como en las películas-- pensé en voz alta
__¿Perdona? ¿decías algo?-- pregunto con el ceño fruncido haciendo parecer confundida mientras se giraba para verme.
Cerro la pequeña puerta y luego ingresó la contraseña que solo ella y nuestros jefes se saben. Yo ni siquiera sabía que había una caja fuerte hasta hace unos días. Llevo más de tres meses aquí.
Eran aproximadamente las 7:15pm, y normalmente mi compañera vuelve a casa en coche. Razón por la cuál salgo antes que ella.
Vivo a unas seis cuadras del trabajo, así que viajo a pie y además tampoco tengo auto.
Hoy parecía que Scarlett también saldría igual que yo. Y no me parece malo, porque no estaría haciendo nada con cero clientes dentro.