In Love

3. ¿Quién eres?

Nota: El "ie" después del nombre es un diminutivo de fraternidad. Es como decir, por ejemplo: Carlitos, Fernandito, etc. 

 

 

 

3

 

 

 

 

 

Tal como lo supuso: Al llegar a casa de la colina aquella tarde bien entrada la noche, totalmente soñoliento a casa y sin una excusa válida para su falta; sus padres le aumentaron el castigo por la irresponsabilidad y desobediencia de su acto. Le hicieron subir a su habitación después de dos horas de sermones y regaños bien merecidos, además de no permitirle cenar.

 

Una reprimenda extrema para un caso extremo. Pero a YoonGi no podía importarle menos, no cuando había experimentado una de las mejores sensaciones jamás sentidas antes en su vida...

 

Con toda la calma que lo caracterizaba, comenzó a desvestirse, dejando su uniforme sucio a un lado para luego deshacer su bolso; Sacando los libros que no usaría al día siguiente y metiendo los que sí. Todo esto en un estado totalmente absorto y en blanco, sin absolutamente nada relevante en mente más que completar lo que hacía e ir a dormir. A pesar de todo, del ahora severo castigo nivel cuatro, el tener algo de hambre y que varias responsabilidades le esperaran como reprimenda a su desobediencia; Estaba totalmente relajado. Se sentía ligero y sabía que en cuanto terminara de hacer su morral para el día siguiente, caería como una piedra en su cómoda cama. Claro, fue hasta que la peculiar pulsera de cuero volvió a hacer acto de presencia en su camino, asomando por entre sus útiles escolares.

 

Recordó que la había guardado, y fue por ello que la tomó y observó por un momento. Admirándola y limpiándola un poco más de la tierra que aún tenía pegada en las finas cuerdas que colgaban de ésta.

 

Al culminar, simplemente la dejó sobre el escritorio a su lado y continuó impasible con su labor. Al día siguiente tendría clases de nuevo y lo mejor sería descansar.

 

 

 

 

 

4

 

 

 

 

 

La vida de Lee YoonGi transcurrió como si nada importante hubiese sucedido, y en cierto modo así era. Estaba absolutamente castigado, tenía orden explícita de ir a la escuela y volver sin desviarse ni un centímetro de su camino, siguió haciendo sus tareas y deberes, limpiando la casa entera y cocinando cada que llegaba de sus estudios, limpiando su desastre su ayuda de nadie y yendo a dormir temprano. La vida no podía ser más aburrida.

 

O al menos para quien lo viera desde afuera... porque YoonGi hacía todo en automático mientras su mente volaba a la colina y por las noches: Los dulces sueños de estar allí, de sentir el viento contra su rostro y de la felicidad que le embargaba en ese lugar estaban siempre presentes...

 

Pasados apenas cinco días de su rutina, llegó al fin el sábado.

 

Si fuera un día normal en otro contexto, uno donde él no estuviese totalmente penalizado: YoonGi hubiese podido ir con sus padres al sábado en familia que celebraban cada mes donde salían, comían, paseaban y la pasaban increíble fuera de casa. Él amaba esas salidas, pero gracias a su sanción, ahora estaba encerrado en su habitación, totalmente aburrido, acostado en su cama mirando al techo con los brazos estirados a los lados de su cuerpo y sin saber qué hacer para matar ese aburrimiento...

 

Le hubiese encantado poder escaparse de casa e ir a Hwagae Market, pero sabía que si por casualidad sus padres se enteraban, se iba a meter en un problema grandísimo. Y a él jamás le habían agredido por desobediencia, cosa por la que no se caracterizaba... Pero estaba seguro que para todo había una primera vez.

 

YoonGi prefería ahorrarse todo ese drama...

 

Bufó y se levantó de la cama de un salto. Le habían castigado no permitiéndole salir... pero nadie había mencionado nada de no recibir visitas... Bajó a la estancia y tomó el teléfono en la pared de la cocina. Pronto atendieron su llamada.

 

— ¿Hola?

 

— ¿SeokJin? — Preguntó aunque estaba seguro que esa voz era efectivamente la de su compañero de clases. Reconocería ese tono altanero y ególatra donde sea que lo escuchase — ¿Está TaeHyung?

 

— No sé... ya lo llamo — YoonGi escuchó como Jin, cómo solían decirle sus allegados, daba dos gritos a su hermano menor con la bocina alejada de la boca, pero aun así aturdiendo al pelinegro con ésta acción. Torció los ojos y esperó un momento hasta que oyó nuevamente la misma voz por el auricular — Ahí viene. — se despidió y pronto escuchó la cantarina voz de su amigo. Era una ironía, pero así era. YoonGi en lugar de tener como mejor amigo a SeokJin el cual compartía edad con él y lo veía a diario en su mismo salón de clases: Era en cambio, amigo de TaeHyung, el menor de los tres hijos varones de los Shin, al cual además; le llevaba dos años de edad y uno de estudio por lo que estaban evidentemente en salones separados...



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En el texto hay: lgbt, chicoxchico, novelacoreana

Editado: 03.01.2019

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