In Regards To Love

Capitulo 2: Deja de Fingir

Jason no tenía tanta motivación de ir rápidamente a su destino, ir al templo no era más que una excusa para poder salir de su jaula, hace unos años opto por un rutina particular, aunque si llegaran a descubrirlo no habrá ningún problema, después de todo solo era un esposo abandonado que tenía un buen amigo.

Gerald Pritchard era un omega un poco más joven que Jason, sin embargo desde su primer encuentro, se hicieron buenos amigos por tener similitudes. No obstante, Gerald nunca se había casado, tuvo suerte al tener padres que no tenían necesidad de vender a su hijo, ya que estaban en una excelente situación económica.

Así que Gerald tenía una educación un tanto especial y a pesar de ser un omega con varios pretendientes, parecía no tener más interés que por libros y su amado gato persa llamado "Plutarch".

Jason envidiaba su libertad, veía siempre la vida de Gerald como un sueño que pocos omegas podian aspirar.

Definitivamente su suerte era envidiable, pero para la sociedad era un poco diferente, un Omega que pasó la edad de tener pareja era considerado poco atractivo, aunque porsupuesto nadie podría decirle de frente a alguien que si deseaba, sacaría varios fajos de dinero y abofetearlos sin que nadie se atreviera a detenerle.

Cuando sus "amigos" le preguntaban al respecto, siempre obtenían la misma respuesta:

— Un esposo? Cariño, eso no es necesario, no para mí... Mis padres no criaron a esta belleza por años para que cualquier alfa presumido venga a utilizarlo como criadero... Claro que no, yo no nací para esa vida... Este gato tiene garras y sabe morder...— Gerald se pavoneada por el gran salon de su casa, fumanda un cigarrillo y derramando cenizas sobre un tapete cuyo precio era escándaloso.

Físicamente Gerald mantenía su juventud casi intacta, apenas se veía a plena vista que estaba cerca de los 40, al parecer hubo un sorteo y el niño se compró todos los boletos.

Carismático y atrevido, los alfas que rechazaba uno tras otro, no podían ganarse mas que desplantes desde hace años, aquellos que eran rencores solian darle mala reputación, pero Gerald no perdía el sueño, al contrario salia de casa e iba directamente por sus cabezas, asi que en los círculos sociales corría el rumor de que la Belleza Pritchard era una rosa con espinas.

El unico omega que podia darse ese lujo y mantenerse en pie, si otro lo hiciera posiblemente estaría perdido en un rincón de la vergüenza.

Luego de tanto monólogo y pensamiento interno, Jason termino en la puerta de un casa simple en medio de la carretera.

Jason no habia llegado ni a la puerta cuando algo frio golpeó un lado de su cabeza dejandole confundido, llevandose la mano se dio la vuelta y allí estaba...

Los ojos risueños color verde esmeralda, pelo rubio ceniza que le daban un aire delicado, las mejillas rosadas y una sonrisa brillante, tan blanca como la misma nieve.

Envuelto en un abrigo pomposo de color blanco, mas grande que cualquier cortina que viera en su vida, allí estaba Gerald Pritchard vestido pulcra y elegantemente:

— Cariño... ¿Pudiste salir con permiso o esta es otra fuga en pos de la libertad y esas cosas? ...— Gerald bajó el cuerpo y tomó delicadamente entre sus manos otra porción de nueve al cual iba dando forma mientras le saludaba con la mirada.

Jason tardó en reaccionar y se quedó mirandole en silencio un par de segundos que en su mente parecía una eternidad.

Pero otra bola de nieve dirigida hacia él le hizo despertar, al verse en peligro se hizo a un lado, sin embargo apenas se movió perdió el equilibrio y cayó sobre la superficie de la nieve como un costal de papas.

— Uhg....— Jason se quejó de dolor al notar que se habia lastimado la muñeca por una mala posición al caer.

Gerald corrió de inmediato hacía donde se encontraba y le ayudo a ponerse de pie con sumo cuidado.

— ¿Jason, te encuentras bien?...— observo con mucha preocupación su muñeca lastimada.

Jason en cambio solo sonrió y respondió con calma: — No es gran cosa, solo necesito una pomada y estaré bien... No hagas un escándalo por esto.

— ¿Como puedes decir eso? Jason, entiendo que seas descuidado y esas cosas...pero no deberías hacer menos estas cosas ...— Le regañó de inmediato y lo llevó rumbo a la casa: — Esto es increíble, tú nunca cambias.

—Lo siento, es solo que ya me conoces, no me gusta hacer ruido por cosas sin importancia...— Jason volvió a mostrarse indiferente con su pequeño accidente.

Gerald de repente frunció el ceño y lo miró un poco mas molesto que antes: — Me dices que te conozco y dices tonterías como estas ¿Acaso no solías ser tan delicado, que solo desabrigarte un poco podia causarte una fuerte gripa? Jason, acabas de lastimarte y me dices que no es nada ¿no puedes ser mas amable contigo mismo?...— Gerald le dejó sentado en el sillon mientras iba a buscar algo para aliviarle el dolor.

Jason observó fijamente el color un poco rojizo que cubría su muñeca y recordó con amargura cierto detalle de su pasado.

Cerró los ojos y las palabras volvieron a fluir en sus oidos tan claramente como si aún estuviera en esa habitación.

"— Deja de fingir que te duele, apenas es un rasguño y ve a curarte, no soporto ver tu cara cuando haces esa expresión... No fijas ser delicado que no eres un buen actor..."

El alfa tomaba su chaqueta y salia de la habitación con un fuerte portazo dejándole solo rodeado de un silencio reinante entre cuatro paredes.

— Solo...estaba fingiendo, no soy tan delicado como piensas...— Jason aclaró para cambiar de tema, de todos modos apenas era un esguince y no iba a pasar nada grave, asi que era inútil preocuparse.

— ¿Fingiendo? Si cómo no... Puedes mentirte a ti mismo, pero jamás a quién pone mas atención a los detalles...— Gerald se sentó a su lado y tomó la mano de Jason.

— Enserio, te juro que estas armando un alboroto por nada y no es nece-Ahh...— Jason soltó un pequeño grito cuando Gerald le acomodó el hueso.




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