In The Middle of The Night

| Capítulo XII |

Justine Cumberbatch

 

Me quedé cuidando a Ryan lo que resto de su estadía en el hospital, casi una semana después le estaban dando de alta.

El padre de Ryan, Dwane vino algunas veces pero se sentía una gran tensión que fácilmente podría ser tajada con un cuchillo. Eso me pareció extraño pero cuando le preguntaba a Ryan el no me respondía y más bien me cambiaba de tema, preferí no seguir insistiendo y dejé el tema atrás.

James nos llevó a la casa de el chico junto a mi abuela para asegurarnos de que todo estuviera en orden. Nos quedamos bebiendo algo de té que nos ofreció el señor Stocking, a decir verdad había algo que no me terminaba de agradar en el padre de Ryan, tenía una actitud falsa y exagerada.

Ryan no decía nada, permanecía callado y algo incómodo así que me acerco a el dejando a mi abuela con el señor Dwane.

-¿Como te sientes?- me hago a su lado.

Ryan: -No lo sé, físicamente mejor pero... sonará muy tonto pero emocionalmente no- habla con la mirada perdida.

-Entiendo... ¿Te gustaría ir a otro lado y hablarlo?- 

Ryan: -Si no te incomoda podemos ir a mi cuarto.-

-Me parece bien.

El se levanta del escalón que da hacia el segundo piso y yo lo sigo, a tres puertas después de las escaleras llegamos a su cuarto. El abre la puerta y me deja pasar primero.

Ryan: -Bienvenida a mi cueva.

Al estar dentro lo primero que mis ojos vieron fueron la gran cantidad de pósters de series y películas pegados a las paredes de aquel pequeño cuarto que a pesar de su tamaño de podía sentir la comodidad.

Ryan: -Lamento que sea pequeño y que no tenga las maravillas que tiene el tuyo...

-No te preocupes, de hecho me gusta.

Ryan: -¿En serio? Bueno, supongo que gracias.

Le brindé una pequeña sonrisa.

-¿Esa es tu computadora?– le pregunté.

Ryan: -Si.

-¿Puedo utilizarla?

Ryan: -Claro.

Me siento en la silla que está frente a la computadora y abro esta, la pantalla se enciende y presiono una tecla para poder poner la contraseña y el teclado está algo pegajoso.

Hay un especie de líquido seco con textura pastosa blanca, frunzo el entrecejo algo asqueada, parecía pegamento blanco.

-¿Cual es la contraseña?

Ryan: -Dejame ponerla.

Se acerca a la computadora y teclea rápido Samanthab18, lo miro con incredulidad. 

-¿Samantha B? ¿Es Samantha Bennedict? ¿Te gusta Samantha Bennedict?-

Ryan: -¿Como la conoces?-

-Bueno es la chica más popular del lugar así que inevitablemente su nombre llegó hasta mis oídos, al parecer te tiene igual de maravillado que al resto.– le expliqué.– además que llevo una clase con ella.– añadí.

Ryan: -Ya veo;  ¿Y ella no te cae bien?- dice extrañado.

Desde ahora no.

-Pues... no la conozco y mucho menos deseo conocerla pero sería una opinión precipitada si digo como me cae, me refiero a que a simple vista, por lo que he escuchado y he notado no ha sido de mi total agrado. 

El solo me ve con una sonrisa y niega repetidas veces con la cabeza.

-¿Qué?

Ryan: -Nada.

Vuelco los ojos.

-Por cierto ¿qué es esto blanco en el teclado? ¿Acaso derramarse tu frasco de pegamento?

Miro el fondo de pantalla y es la tal Samantha vestida de porrista con una mini falda demasiado corta y dos coletas de ambos lados. Parece una actriz de porno casero.

El me mira nervioso y lo limpia con papel higiénico, me quedo un momento analizando la situación y finalmente caigo en cuenta. 

-No puede ser, ¡que asco!- 

El se sonroja de una manera brutal y no dice nada, solo me mira apenado. 

Busco el gel antibacterial que siempre llevo conmigo y me aplico en las manos. El silencio incómodo reina en la habitación. 

Ryan: -Lo siento, es que... yo...

-No te disculpes, exageré un poco- carraspeo. 

Me siento en su cama y ambos nos miramos, nuevamente ninguno dice nada.

-Creo que ya me voy...

Me levanto y abro la puerta pero el acto es detenido por el brazo de Ryan quien impide que salga. 

Ryan: -Espera; antes me gustaría mostrarte algo, ven.

Me toma del brazo, nos acercamos a su ventana y el la abre, sale primero y hay una pequeña escalera que da hacia el techo, el sube primero y una vez estando arriba me ayuda a subir también. 

Camino unos cuantos pasos y la vista que hay de el vecindario es increíble, me acerco a la orilla del otro extremo.

-Ryan esto es increíble. 

Ryan: -Lo sé, vengo aquí cuando quiero perderme entre las estrellas, observar la hermosura de la luna y transportar mis pensamientos al lugar donde me gustaría estar. Esto me da paz.

Escucho lo que dice mientras observo su buen perfil, el voltea a verme y aparto la mirada.

-Si, creo que es un lugar perfecto para hacerlo, es muy lindo y pacífico. 

Ryan: -Este lugar es muy especial para mí.

-Ya veo, también sería el mío, me refiero a que los lugares así me gustan y muchas veces se convierten en mis favoritos.

Ryan: -Si quieres podemos compartirlo- ríe.

-No, no lo creo, es tuyo... solo podría serlo si fuera sellado con algo en especial. 

Ryan: -¿Algo como un beso?




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