Ryan Stocking
Los días pasaron sin saber nada sobre Justine, las ganas de ir a su casa me mataban, necesitaba verla nuevamente y saber como está, escuchar nuevamente su voz, la necesitaba a ella.
No es que antes no la hubiera llamado, claro que lo hice pero nunca me contestó; aún no me atrevía a ir a su casa pero si que lo deseaba. Le pregunté a Carin por ella y me dijo que no salía de su cuarto cosa que me preocupaba mucho más.
-Muchas gracias Carin, hasta pronto.
Colgué a la llamada.
Algo positivo de todo esto es que los golpes por parte de mi padre habían parado, casi no estaba consumiendo alcohol pero sabía que eso no dudaría pero disfrutaré mientras dure. La cuestión con mi madre era igual, estaba en el día pero por las noches desaparecía; todos se daban cuenta menos mi padre, al menos eso parecía.
Baje a la cocina por un poco de agua y no podía dejar de pensar en Justine, todo se trataba sobre ella y sobre nuestro beso que para mi fue probar la gloria.
Ese vaivén de nuestros labios y la dulzura con que se rozaban era tan única.
Dwane: -¿Qué haces ahí parado como idiota?- llamo mi atención mi padre reventando la burbuja de pensamientos en la cual estaba perdido.
Ahí está de vuelta.
Dwane: -Ve a comprarme unas cervezas.- me ordenó.
Camino hasta su lugar y tomo el billete que me estaba extendiendo, lo tomé y salí de la casa rumbo a la tienda.
Pasé por el parque donde mayormente se practicaba skateboarding, todo parecía tranquilo.
Después de comprar las cervezas nuevamente pasé por el parque y a lo no muy lejos vi a los chicos que se encargan de hacer de mi vida toda una miseria. Ella se percatan de mí presencia y camino a paso rápido, ellos tratan de alcanzarme así que corro con la cajilla de cervezas en mano y cuidando de que no se caigan.
Los tipos son más rápidos y me alcanzan.
Taylor: -Vaya, vaya, vaya... pero qué tenemos aquí.
-¿Van a golpearme? ¿Acaso no se cansan?- les dije sin importar lo que podía suceder después de ese comentario.
Taylor: -Eso sería buena idea pero hoy no.
Elevo una ceja sin creer lo que acabo de escuchar.
-¿Podría saber por qué hoy no?
Taylor: -Pues...- pasa su brazo por mi hombro empezando a caminar- creo que hay que hacer las pases, me he dado cuenta que ya no es divertido golpearte -ríe- estoy jugando.
-¿A qué quieres llegar Taylor?- quito su brazo de mi hombro con el entrecejo fruncido.
Taylor: -Quiero decir que ya no más peleas, no más ofensas. Básicamente queremos que te unas a nosotros.
Lo miro sin creer lo que está diciendo.
-¿Perdón?
Taylor suspira -¿Qué tan difícil puedes ser para ti decir "acepto"?
-Es que no te creo.
Taylor: -Pues deberías. Piénsalo hermano.
Palmea mi hombro un par de veces y se va dejándome con miles de dudas.
En el camino a casa voy considerando su oferta, no sé si debería aceptar pero me gusta hacerme a la idea que al menos parará con los golpes y es posible que al final seamos buenos amigos. Igual debemos perdonar a quienes nos hacen daño.
Llego a casa y le entrego las cervezas a mi padre, subo a mi cuarto y le pongo llave para que nadie pueda entrar y me acuesto en la cama. Cuanto desearía contarle a Just...
[...]
Las siguientes semanas fueron iguales, nada había cambiado solo el hecho de que mis vacaciones me la pase trabajando para poder recolectar algo de dinero y así poder comprar comida.
Las cosas con Justine no mejoraron y decidí rendirme y no insistir, debía entender que era algo que no podía suceder y dejarla en paz, hacer lo que ella me dijo, acercarme a ella cuando estuviera seguro de que mis intenciones serían totalmente amistosas pero la verdad que aún no estaba listo.
Era mi último día de vacaciones y estaba encerrado en mi cuarto viendo el techo mientras escuchaba como mis padres estaban discutiendo y llevaban mucho haciéndolo; busqué mis auriculares y escuchar la canción que semanas atrás me habia recomendado Justine Can I Exist de MISSIO.
¿Cómo puedo admitir que te abandonaría?
No puedo detener la pequeña lágrima que sale de mi ojo y seguida de otras más, si alguien me viera justo ahora pensaría que soy un marica y puede que sea cierto, soy un cobarde que no lucha por lo que quiere.
Justine Cumberbatch
Mi corazón estaba débil y pedía a gritos la compañía de Ryan pero no me permitía complacerlo, fui una completa idiota al no dejar que se quedara conmigo, quiero pensar que fue una buena decisión pero se muy bien que no lo es.