Ryan Stocking:
Sentí como una mano tocaba mi hombro repetidas veces haciendo que poco a poco abriera mis ojos encontrándome con un hombre de tez oscura que al parecer era el chofer del autobús.
–Llegamos, es hora de irse.– me informó y sin más volvió al asiento del conductor.
Dirijo nuevamente mi mirada hacia la persona que tenía sus brazos rodeando mi torso, sonreí al verla, se veía que realmente estaba disfrutando de la siesta. Pase mi mano con delicadeza por su rostro hasta llegar a su barbilla.
–Es hora de despertar.–le dije casi en un susurro; recibí un gruñido de su parte y no pude evitar reír.
Justine: –Un poco más...– susurró acomodándose mejor y aferrándose más a mi.
–No podemos, el chofer espera. Llegamos.
Murmuró cosas que no pude entender y se separó de mi para después levantarse, bajamos del autobús.
–Bien, ¿te pido un taxi?
Justine: –Ni se te ocurra, te acompaño.
–Diga lo que diga no cambiarás de idea ¿cierto?
Justine: –Cierto.– afirmó –Ahora vamos, se nos está haciendo tarde.
Resignado empecé a caminar al lado de ella, estábamos al menos a unos 20 minutos de llegar a mi casa, ninguno de los dos habló nada, estábamos en silencio pero para nada incómodo, podría hablar por ambos cuando digo que disfrutábamos de la compañía del otro, si estaba con ella, estaba completo. Aunque no podía entender porque sentía algo en mi pecho, un sentimiento de angustia, un mal presentimiento.
A lo lejos pude vislumbrar a varias personas en el jardín de casa, mi corazón latió desenfrenado y mi preocupación aumentó. Corrí lo que me quedaba de camino y habían algunas personas dentro de casa, pase por todas ellas con dificultad hasta llegar al punto donde se encontraban expectantes.
La imagen que se encontraba ante mis ojos era devastadora. Mi madre tendida en el suelo en un charco de sangre mientras que mi padre sostenía un arma. Sin importar que, me acerqué al cuerpo inerte de ella, no me había percatado de que ya estaba roto en llanto, no podía escuchar nada más que no fuera el latido de mi corazón.
Un grito desgarrador salió de mi garganta mientras sostenía el cuerpo ya sin vida de quién fue mi madre.
Realmente no compartimos buenos momentos en la mayoría del tiempo pero se que en el fondo ella me amaba, quiero creer que las cosas pudieron ser diferentes y ese pensamiento siempre mantuvo vivo el amor que le tenía. Aún puedo recordar cuando era apenas un infante y tenía ciertas atenciones conmigo hasta podría decir que me quería aunque era un poco pero lo hacía.
Dwayne: –Tú... Tú fuiste el único culpable aquí, nada de esto hubiera pasado si me lo hubieras dicho ¡PERO NO LO HICISTE!– le escuché decir con rabia.
Mi sangre hirvió y con cuidado deje el cuerpo de mamá, me levanté decidido hacia mi padre, en este momento era capaz de cualquier cosa sin importarme lo que sucediera después pero todo eso me fue impedido por una mano que tomo la mía y jaló fuerte de ella atrayéndome hasta esa persona.
Justine Cumberbatch:
Habían muchas personas fuera y dentro de la casa de Ryan, el había corrido dejándome atrás, sin dudarlo fui tras de el. Pasé entre el tumulto de gente y lo que vi fue realmente impresionante, no sé porque me entraron ganas de llorar pero no podía, se me estrujó hasta lo más profundo de mi corazón ver a Ryan así y es porque talves me vi reflejada en el y en gran parte comprendía su dolor.
Lo vi con intensiones de abalanzarse en contra de su padre pero al verlo armado le impedí a Ryan acercarse a el atrayéndolo hacia mi.
–Déjalo, está armado y la policía está en camino.
Ryan: –El mató a mi madre, tiene que pagar.– me dijo con la voz quebrada.
–Lo sé y pagará por ello pero es peligroso que hagas algo ahora.
Dwayne: –Y volvería a hacerlo.– dijo sin asco.
Al escuchar eso, Ryan soltó mis manos con brusquedad y sin previo aviso se abalanzó hacia su padre; Ryan sostenía con demasiada fuerza el cuello de Dwayne y lo estampó contra la pared mientras que éste estaba rojo por la falta de aire y fuerza ejercida en su cuello, el arma calló de su mano izquierda y de inmediato Dwayne golpeo la barbilla de Ryan con tanta fuerza que hizo que cayera de espaldas y ahora era el quien estaba encima de su hijo propinándole golpes en su rostro. Instintivamente corrí hasta donde el se encontraba y lo ataqué de espaldas tomando su cuello en mi antebrazo jalando de el hacia atrás, apreté cada vez más cegada por la furia.
Con sus manos trató de zafarse de mi agarré inútilmente, lo dejé cuando ya estaba moribundo y fui hasta Ryan para asegurarme de que estuviera bien.
–¿Estás bien?– le pregunte preocupada, el asintió débilmente y lo ayude a levantarse pero fue ahí cuando un sonido estruendoso se hizo presente en la sala, de repente un dolor intenso y ardor en mi hombro me hizo caer sobre mis rodillas y empecé a debilitarme, luego escuché otro y sin más todo a mi alrededor se apagó y lo último que pude ver fue el rostro Ryan...