In The Middle of The Night

| Capítulo XXVIII |

Justine Cumberbatch:

 

Ryan en ningún momento se separó de mi mientras estuve en el hospital y mucho menos cuando me dieron de alta. El y mi abuela se encargaron de hacer todo por mi como si de una bebé se tratara, me molestaba eso, sentirme inútil, que no me dejaran hacer absolutamente nada pero aunque me negará rotundamente nada cambiaría. Por otro lado en ese mismo tiempo en que Ryan cuidaba de mi también se quedaba a dormir aquí, al principio si me resultaba extraño pero me hacía sentir bien porque así no estaría solo en su casa donde tantas cosas habían pasado, realmente admiro que a pesar de todo sabe ocultar bien su dolor cuando está conmigo pero por las noches cuando me escabullo de mi abuela y bajo a la cocina lo he escuchado llorar. Me duele saber que está sufriendo y se hace el fuerte conmigo.

Quisiera saber cómo ayudarlo.

Hoy era una de esas tantas noches en las que no podía dormir, me encontraba en la cocina tomando un vaso de té frío de limón esperando que este pudiera ayudarme a consolidar el sueño.

De las tantas cosas que imaginé que me pasaría no estaba en ellas el que me dispararán y menos el padre de Ryan, a decir verdad hubo un momento en el que creí morir. Fue extraño.

-¿Tampoco puedes dormir?- me asuste al escuchar la voz de James.

-Así es. ¿Quieres un poco de té?

James: -Me encantaría.

Saqué otro vaso y le serví, cuando me acerqué a el fruncí el ceño al notar que no paraba de mirarme extraño.

-¿Tengo monos bailando en la cara?- le cuestioné con humor.

James negó levemente tomando el vaso y agachó por un momento la mirada.

James: -Te pareces tanto a ella.- volvió a mirarme y pude notar la melancolía en su voz.

-Eso dicen...- di un suave suspiro y ahora era yo quien bajaba la mirada. Si bien esas palabras que había escuchado muchas veces antes me causaban felicidad también lograban causarme tristeza. 

James: –No sabes cuanto le pedí a Dios que te cuidara y que salieras bien, que pronto estuvieras en casa, la idea de perderte a ti también...- suspiro con pesadez- Dios, tan solo la idea... no sabría que hacer, me volvería loco. Ya los perdí a ellos, no sé que sería de mi si te perdiese a ti tambien.

Me acerqué a él y lo abrace fuerte, James siempre ha estado ahí, el es lo más cercano que tengo a un padre y aunque él no pueda suplir por completo ese título y vacío sin duda mi vida sin el no sería vida.

–Hey tranquilo, aquí estoy, ¿Puedes sentir el calor de mi cuerpo abrazando el tuyo? Estoy aquí y no pienso moverme porque tienes muchos caprichos que cumplirme.– reí un poco.

James: –Por favor no vuelvas a hacer nada estúpido que ponga en riesgo tu vida, sabes que te quiero como si fueras mi hija.

-Lo sé, también te quiero.

James: –Bien es hora de ir a la cama señorita.

-De acuerdo.- dije sin muchos ánimos. -Oh y antes de que te vayas ¿puedo pedirte un favor?

James: -¿De que se trata?

–Quería saber si puedes ir a casa de Ryan con algunos del personal de limpieza y mantenimiento para limpiar la casa de Ryan y si necesita reparaciones u otras cosas que también lo hicieran, ya sabes que después de lo que pasó todo quedó abandonado y sería lindo que cuando Ryan vuelva esté en orden y el ambiente diferente.

Se queda analizando un momento y creí que se iba a rehusar.

James: -Que noble de tu parte. Está bien, puedo hacerlo. Iré mañana a inspeccionar y empezar con eso.

-Te lo agradezco y una cosa más. -se detiene y voltea a verme. -Linda pijama ¿que diría Carin si la ve? -me burlé y salí deprisa por las escaleras para que no me atrapara. 

Una vez arriba un dolor punzante se hizo presente en mi brazo, más exacto en el área del disparo. Respire profundo, si que duele mucho. 

-Eres tan penosa Justine, apenas fueron unos 30 escalones.- me reproché en voz baja poniendo mi mano donde se encontraba el dolor. El doctor dijo que no debía agitarme.

Cuando iba pasando por la habitación de Ryan, me acerqué a la puerta y escuché a través de esta, tomé el pomo y suavemente abrí la puerta. 

Al entrar todo estaba oscuro pero la ventana estaba abierta así que la tenue luz de la luna iluminaba la habitación, vi a Ryan frente a la ventana, se veía pensativo y sus mejillas algo húmedas, había llorado eso es un hecho. Con la misma suavidad caminé hasta el.

Estaba tan perdido en sus pensamientos que aún no se percataba de mi presencia en la habitación; una vez estando a su lado puse mi mano en su hombro.

-Hola.- susurré, se sorprendió al verme ahí y de inmediato limpio sus mejillas.

Ryan: -¿Qué haces aquí?

-No podía dormir y al parecer tú tampoco.

Ryan: -¿Como te sientes?

-No me quejo. ¿Cómo estás tú?

Ryan: -Bien, bien.

-¿Seguro?

Ryan: -Si, solo que estoy pensando en muchas cosas.- bajó su mirada.

-Ryan- puse mi mano en su mejilla con sutileza. -No es necesario que aparentes ser fuerte conmigo, sabes que puedes contarme lo que sea.




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