Narrador omnisciente:
Justine caminaba de lado a lado jugando con cierta brusquedad con sus dedos por toda la habitación la cual pertenecía a Carin, está otra se encontraba leyendo un libro pero momentos después apartó su vista de este para ahora posarla sobre su nieta.
Carin: –¿Podrías parar? Vas a romper tus dedos y me estás mareando.– le dijo por fin quitándose los lentes que traía puestos.
Justine: –Lo siento, es que estoy desesperada y mi mente está maquinando cosas que me hacen sentir ansiosa.– se justificó sentándose en la orilla de la cama.
Carin: –Créeme, es lo suficiente mayor para cuidarse solo; el está bien. Tranquilízate.
Justine: –¿Como puedes estar tan segura?– le cuestionó.
Carin: –Intuición de abuela.
La joven sonrió pero eso no era suficiente para calmar su ansiedad, en este momento su mente estaba jugando en su contra , mostrándole escenarios desde una ida a casa de Samantha hasta una bala en la frente. Sin duda ella preferiría mil veces una bala en su frente.
Carin: –Justine, ¿Tú amas a Ryan?– nuevamente prestó su atención a su nieta esta vez con más intriga.
Justine: –Amar es una palabra muy fuerte.– dijo indiferente.
Carin: –Al igual que tus sentimientos hacia el.– contraatacó.– Justine, no hay que ser un genio para saber que a ti te gusta ese niño y no está mal lo que si está mal es que trates de ocultarlo, es obvio todo lo qué pasa entre ustedes. – a este punto las mejillas de Justine estaban sonrosadas.– lo que aún me sigo preguntando es por qué aún no han oficializado nada.
Justine: –Tu si estás loca.– dijo levantándose y recibiendo una desaprobadora mirada por parte de su abuela. –Lo siento, no fue la palabra correcta. Quizás todas esas novelas de amor que tanto lees te están haciendo ver cosas donde no las hay.
Carin: –Podré ser lo que quieras pero menos una tonta, soy tu abuela. No hay nadie más que te conozca mejor que yo.
La joven chica sabía que su abuela tenía absoluta razón pero le era casi imposible admitirlo.
Justine: –Somos muy buenos amigos.– dijo acercándose a la gran ventana por la cual se podía ver gran parte del jardín y la calle.
Carin: –Eso es lo que dices pero no quieres ver ni aceptar lo que está frente a tus ojos. ¿Qué es a lo que le temes?– Y fue esa la pregunta que alertó a la chica, ella muy bien sabía que esa era la razón, un miedo que la dominaba, un miedo que la a estado atormentado por muchos años.
Justine: –Abuela mejor dejemos esto hasta aquí y enfoquémonos en lo que de verdad importa, ¿de acuerdo?
Carin no tuvo otra opción más que guardar silencio y no seguir insistiendo en el tema, creía que era algo difícil para Justine pero no sabía porqué.
Luego el silencio reinó en la habitación, Carin continuó con su lectura y por otro lado Justine eligió retirarse e ir a su habitación.
Una vez estando dentro se tumbó en la suave cama con la vista al techo de yeso. Otra pregunta vino a su mente.
¿Donde estaba Richard Jones-Royce? Luego de salir del hospital lo primero que hizo fue tratar de contactar al señor Jones pero se enteró que por desgracia había desaparecido y hasta la fecha no se sabe nada de su paradero. Ella sabía que eso no era una casualidad. Justo cuando iba a obtener un poco más de información-o eso creía-acerca de quién asesinó a sus padres el tipo desaparece y nadie sabe nada. Era claro que estaban detrás de ella y vigilando cada paso que daba, lo que más la abrumaba era que no sabía que hacer.
La misma idea que tenía desde hace mucho aún vagaba por su mente y ahora más que nunca se sentía tentada para hacerlo.
[...]
Ahora la joven caminaba por esas frías calles de Brampton maldiciendo en sus adentros el no haber traído un suéter con el cual pudiera cubrirse al igual que maldecía el ceder sus impulsos y estarse dirigiendo a un destino que no sabía si era bueno para ella.
Una vez estando ante las grandes puertas de cristal del hotel a paso dudoso se fue acercando, el hombre de edad algo avanzada le abrió una de las puertas y ella le agradeció acompañado de una buena sonrisa.
Ya estando en el lobby era hora de llevar a cabo su plan.
Justine: –Hola buenas tardes, me gustaría una habitación.
Recepcionista: –Con mucho gusto, permítame ver cuáles están disponibles.– dijo buscando en la computadora.
Justine: –¿La 613 está disponible?– dijo abruptamente.
Recepcionista: –Lo siento pero esa está fuera de servicio.–le menciono aún viendo la pantalla. – pero la 615 está disponible.–le sugirió.
Justine: –¿Está en el mismo piso?
Recepcionista: –Por supuesto.
Justine: –La quiero.
La recepcionista asintió y le tendió una hoja para que la chica la llenara con ciertos datos.
Luego de haber llenado la hoja, la recepcionista le entrega unas llaves que evidentemente son de la habitación y le echa un vistazo a la hoja, frunce un poco el ceño al sentir una sensación familiar con el nombre pero trata de ignorarlo, por lo general en el Hilton lo frecuentaban personas importantes e incluso celebridades así que supuso que era por eso.