Estábamos de camino al cementerio donde descansaban los restos de mis padres, siempre que venía aquí era inevitable no sentirme pequeña y rota, algunos dirán que ya ha pasado bastante tiempo y que debería priorizarme en sanar pero creo que nunca se podrá sanar, no por completo y aunque pasen cien años el dolor será igual a cuando escuché las palabras de aquella reportera.
Flashback:
Junio 27, 2013.
Estaba junto a Rita en la cocina batiendo la mezcla para hacer unos cupcakes y así darles la bienvenida a mis padres, tenía la cara llena de harina y la comisura de mis labios llena de chocolate por haberme robado un poco de el, escucho sonar el teléfono de casa. Rita lo contesta.
Rita: –En un momento vuelvo Just, no te sigas comiendo el chocolate. –me advierte con diversión, asiento y sigo en lo mío.
A los dos minutos ella vuelve y seguimos con los cupcakes, de pronto escucho el grito desgarrador de mi abuela, dejo en la isla el bowl y corro hasta donde está Carin, estando en su habitación veo cómo en el suelo se sostiene sobre sus rodillas y aferrando su mano en el área del corazón llora desconsoladamente viendo la televisión y repitiendo las mismas palabras:–¡Por favor ellos no! –Me acercó a ella aún sin entender que sucede, mi corazón estaba acelerado, entonces ella fija su mirada en mi y toma mi mano atrayéndome hasta ella y abrazando con fuerza mi pequeño cuerpo. Mi corazón se detiene cuando escucho las palabras que emite la reportera:
–El reconocido matrimonio Cumberbatch murió el día de hoy luego de que el jet privado en el que se transportaban haya sufrido desperfectos mecánicos y terminará por impactar en los suelos del bosque de Mississauga.
Dejé de escuchar lo demás, estaba perpleja, sin poder creerlo. Aquella tarde morí junto a ellos, mi existencia significaba nada sin ellos. Estuve junto a sus ataúdes desde que llegaron, en ningún momento me separé de ellos, las miradas de lastima de los amigos y la familia no se hicieron esperar, sus pésames sonaban tan vacíos para mi pero en ningún momento dije nada, no tenia caso.
[...]
Cuando los vi, me costó reconocerlos al punto de crearme la ilusión de que todo era una equivocación y que mis padres pronto pasarían por la puerta, me llenarían de besos y todo volvería a la normalidad; pero no fue así, estaban frente a mi ya sin vida. Me quedé parada frente al féretro de mi madre, viéndola con añoranza y esperando a que se levantara de ahí y me diera ese abrazo que tanto necesitaba.
–Mami... despierta. Por favor regresa.– le dije a voz rota.–Mami, si puedes escucharme, regresa... ven y abrázame. Llévame con ustedes porque no me quiero quedar sola aquí.
Me dirijo hasta donde está mi padre, a pesar de que trataron de hacer el mayor esfuerzo en reconstruir su rostro aún se le podía ver bastante maltratado, esa imagen de él se quedó grabada en mi memoria pero no era la imagen que quería recordar de el.
–Papi, ¿puedes abrir los ojos? Estamos solos, ustedes y yo nada más.– juro que deseaba que así lo hiciera. –papi... ¿por qué no te despediste? ¿Acaso no sabes qué mi vida sin ustedes ya no significa nada?
–¿Que haces, cariño?– escuché decir a mi abuela.
–Trato de despertarlos.
–Amor...– se acerca a mi y posa su mano en mi hombro para girarme y así poder verla.–Ellos no pueden volver. Ya están descansando.
–¡Ya estoy harta de que me digan lo mismo! ¿Por que no entienden que lo único que quiero es que ellos vuelvan?– la abrazo con fuerza y ella hace lo mismo, baño de lágrimas su hombro pero a ella no le importa porque hace lo mismo con el mío. Estábamos ahí, fundiendonos en un fuerte abrazo, tratando de darnos consuelo y que de alguna manera ese abrazo uniera las partes rotas de ambas.
Despierto y estoy en la habitación de Carin, ella esa sentada frente al gran ventanal, su mirada perdida, tratando de encontrar a su hijo y nuera en el inmenso cielo gris, el mismo cielo que los vio partir y que también los recibió, no tarde mucho en recordar lo que había pasado y otra vez el dolor que había sido anestesiado con el profundo sueño volvió a atacar mi débil corazón.
[...]
Veía como lentamente bajaban los ataúdes de las personas que más amo, ya no volveré a escuchar la risa de mamá, no podré estar en los brazos fuertes de mi padre cada que llovía y no podía dormir, ya no recibiría los besos cargados de amor de mi madre ni podré ver el brillo en los ojos de mi padre; ya no más porque ellos no están más.
Lo único que deseaba era que me enterraran junto a ellos.
Fin del flashback.
Carin: –¿Enserio no quieres comer nada?– insistió por cuarta ocasión.
–Ya dije que no, estoy bien así.
Ryan: –No has comido nada en todo el día. Puede hacerte daño.
–Apenas es mediodía, no exageres.