Matthew observaba a Sarah desde el otro extremo del patio del instituto. Sabía que tenía que encontrar la manera de acercarse a ella sin parecer demasiado obvio. Decidió que la mejor manera de hacerlo era aprovechando sus habilidades en el fútbol, sabiendo que Sarah era una fanática del deporte.
En la siguiente clase de educación física, Matthew se unió al equipo de fútbol, demostrando sus habilidades en el campo. Después del juego, se acercó a Sarah, que estaba sentada en las gradas con algunas amigas.
-Hey, Sarah. ¿Te gustó el partido?- dijo Matthew sonriendo mientras se seca el sudor de la frente
-Sí, jugaste muy bien, Matthew. No sabía que eras tan bueno en el fútbol.- respondió mientras lo miraba con interés
-Gracias. Es algo que siempre me ha apasionado. Oye, he notado que siempre estás muy ocupada, pero ¿te gustaría ir a tomar algo después de clase? Sería genial conocerte mejor.-
-Claro, suena bien. Necesito un descanso después de tanto estudio.- respondió con una sonrisa
Mientras tanto, David estaba sentado en la sala de espera del consultorio del Dr. Patel, tratando de calmar sus nervios. Finalmente, la enfermera lo llamó y lo llevó a la oficina del doctor.
-Hola, David. Siéntate, por favor. Vamos a revisar tu diagnóstico y hablar sobre los próximos pasos.- dijo el Dr. Patel mientras incitaba a David a tomar asiento
-Hola, doctor. ¿Qué vamos a hacer ahora?- preguntó David tratando de mantenerse tranquilo
-Bueno, primero que nada, vamos a hacer más pruebas para ver qué tipo de leucemia tienes y en qué etapa está. Luego, discutiremos las opciones de tratamiento, que podrían incluir quimioterapia, radioterapia o incluso un trasplante de médula ósea.-
David asintió, sintiendo el peso de la situación. Sabía que tenía un camino difícil por delante, pero estaba decidido a enfrentarlo.
-Quiero que sepas que no estás solo en esto, David. Tienes un buen sistema de apoyo, y nosotros haremos todo lo posible para ayudarte a superar esto.-
-Gracias, doctor. Aprecio su apoyo.- respondió David con una sonrisa débil.
Esa noche, después de la consulta, David se fue a casa y decidió no contarle a nadie todavía. Necesitaba tiempo para procesar todo y encontrar la manera de hablar sobre su diagnóstico con sus amigos y familia.
Al día siguiente, Matthew y Sarah se encontraron en una pequeña cafetería cerca del instituto. Matthew estaba decidido a conocer más sobre Sarah y hacerle saber que él estaba interesado en ella.
-Entonces, cuéntame más sobre ti. ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?- dijo mientras miraba a Sarah con una sonrisa
-Bueno, me encanta leer y pasar tiempo con mis amigos. También disfruto mucho escuchar música, especialmente cuando David toca. ¿Y tú?-
-A mí me gusta jugar al fútbol, como ya viste, y también disfruto de la música. Toco un poco la guitarra, pero nada comparado con David.- respondió Matthew mientras trataba de ocultar su desprecio hacia david
-¡Eso es genial! Quizás podríamos tocar juntos algún día. Sería divertido.-
-Me encantaría. Por cierto, he escuchado que David va a tocar en el bar este fin de semana. ¿Irás a verlo?- dijo mientras tomaba un sorbo de su cafe.
-Sí, definitivamente. Me gusta apoyarlo en sus actuaciones. Es muy talentoso.-
-Sí, lo es. Bueno, espero verte allí entonces. Quizás podamos pasar un rato juntos después del concierto.-
-Me parece una gran idea.-
Ambos siguieron disfrutando de una entretenida charla sin embargo, en la cabeza de Matthew solo estaba la idea de sacarse de enmedio a David y poder conquistar a Sarah.
Al día siguiente las clases continuaron, y la sala de música del instituto estaba llena de notas melodiosas mientras David y Sarah trabajaban juntos. David estaba enseñándole a Sarah algunos trucos para mejorar su voz, y ambos se divertían mucho en el proceso.
-Muy bien, Sarah, recuerda respirar desde el diafragma. Intenta una vez más esa nota alta.-
-De acuerdo, voy a intentarlo.- respondió Sarah totalmente concentrada
Sarah tomó una respiración profunda y alcanzó la nota alta con una voz más clara y potente de lo que había logrado antes. David sonrió con aprobación.
-¡Eso estuvo genial! Estás mejorando mucho. Solo sigue practicando y verás aún más progreso.-
De repente, el teléfono de David vibró en su bolsillo. Lo miró y vio que era una llamada del hospital.
-Sarah, tengo que atender esto. Practica un poco por tu cuenta. Vuelvo en un momento.- dijo David mientras una expresión seria marcó su rostro
-Claro, no hay problema.- respondió Sarah asintiendo con la cabeza
David salió de la sala para atender la llamada, dejando a Sarah sola. Mientras esperaba, Sarah se acercó al piano en la esquina de la sala. Siempre había amado el piano, y tocarlo la hacía sentir conectada con su madre, quien le había enseñado a tocar cuando era pequeña. Se sentó y comenzó a tocar una melodía suave y emotiva, dejando que sus dedos se deslizaran por las teclas con naturalidad.
David regresó unos minutos después, y se quedó sorprendido al escuchar la hermosa música que llenaba la sala. Se quedó en la puerta, observando a Sarah tocar con una habilidad impresionante. No solo estaba tocando el piano de manera asombrosa, sino que también estaba cantando, y su voz sonaba más fuerte y segura que nunca.
-Sarah, ¡eso es increíble! No sabía que tocabas tan bien el piano.- dijo David totalmente sorprendido y emocionado al ver el talento de Sarah
-Oh, gracias, David. Mi madre me enseñó a tocar cuando era pequeña. Me ayuda a relajarme.- respondió mientras dejaba de tocar y se sonrojaba por las palabras de David
-Bueno, definitivamente tienes talento. Y tu voz está mejorando mucho. Creo que estás lista para intentar cantar y tocar al mismo tiempo en nuestra próxima práctica.- dijo David mientras acariciaba la cabeza de Sarah y quedaba admirado por lo que le había dicho Sarah