David despertó esa mañana con un dolor de cabeza punzante. El sol se filtraba débilmente a través de las cortinas de su habitación, iluminando el caos que lo rodeaba. Latas de cerveza vacías, colillas de cigarrillo y ropa desparramada por el suelo eran testigos silenciosos de sus noches de autodestrucción. Se incorporó lentamente, sintiendo el peso de la resaca y la fatiga acumulada por días de exceso.
Desde la muerte de Jack, David había cambiado drásticamente. Se había vuelto frío y reservado, alejando a todos a su alrededor. Su vuelta al alcohol y al tabaco era una forma de escapar del dolor y la culpa que sentía. Harper seguía siendo su único consuelo, la única persona con la que podía ser vulnerable, aunque a veces la evitaba por vergüenza.
Mientras se vestía con ropa arrugada, recordó su próxima sesión de quimioterapia. Aunque odiaba cada minuto de ese proceso, sabía que no podía evitarlo. El cáncer seguía siendo una sombra constante en su vida, una lucha diaria que lo desgastaba tanto física como emocionalmente.
Harper llegó como de costumbre, lista para ayudar a limpiar el desastre que David había creado. "Buenos días, David," dijo con una sonrisa preocupada. "¿Cómo te sientes hoy?"
David suspiró, evitando su mirada. "He tenido mejores días, Harper. Gracias por venir."
"Siempre estaré aquí para ti," respondió ella mientras empezaba a recoger las latas y colillas. "No tienes que hacerlo solo."
En el hospital, David se sentó en la sala de espera, sintiéndose más cansado que nunca. Las sesiones de quimioterapia se habían vuelto más difíciles de soportar, y su cuerpo mostraba signos evidentes del tratamiento. La piel pálida, los ojos hundidos y la pérdida de peso eran indicadores de la batalla que estaba librando.
El Dr. Patel apareció en la puerta y lo llamó. "David, ¿puedes venir un momento? Necesito hablar contigo."
David se levantó con esfuerzo y siguió al doctor hasta su oficina. Se sentó frente a él, sintiendo una mezcla de ansiedad y curiosidad. El Dr. Patel lo miró con una expresión seria pero esperanzada.
"Tengo noticias para ti, David," comenzó. "Hemos revisado tus últimos análisis y tengo una buena noticia. Todas las células cancerígenas en tu cuerpo han sido eliminadas. Has superado el cáncer."
David parpadeó, incrédulo. Las palabras del doctor tardaron en procesarse en su mente. "¿Qué?" murmuró. "¿De verdad?"
El Dr. Patel asintió, sonriendo levemente. "Sí, David. Lo has logrado. Sé que ha sido un camino difícil, pero has vencido al cáncer."
Una oleada de emociones lo abrumó. La felicidad por haber superado la enfermedad se mezclaba con una profunda sensación de injusticia. ¿Cómo era posible que él, que había recaído en sus viejas adicciones y había perdido la esperanza, hubiera vencido al cáncer, mientras que Jack, un hombre honorable que había seguido su tratamiento al pie de la letra, había muerto?
"Es... es increíble," dijo David, sintiendo lágrimas formarse en sus ojos. "Pero también es injusto. Jack se fue... y él merecía vivir más que yo."
El Dr. Patel asintió, comprendiendo su dolor. "La vida no siempre es justa, David. Pero ahora tienes una segunda oportunidad. ¿Qué harás con ella?"
Las semanas siguientes fueron un torbellino de emociones para David. Aunque la noticia de su recuperación debería haber sido motivo de celebración, no podía evitar sentirse abrumado por la culpa y la tristeza. La muerte de Jack seguía pesando en su mente, y la ironía de su propia supervivencia lo atormentaba.
Volvió a sus sesiones de quimioterapia, no porque las necesitara, sino porque se había convertido en una rutina. Las conversaciones con Jack le habían dado un propósito, una razón para seguir adelante. Ahora, sin su amigo, las sesiones eran un recordatorio doloroso de lo que había perdido.
En su apartamento, el caos continuaba. Harper seguía siendo su ancla, visitándolo todos los días para ayudarlo a limpiar y ofrecerle apoyo. Pero incluso su presencia constante no podía llenar el vacío que sentía.
"David, tienes que salir de este ciclo," le dijo Harper un día mientras recogía las colillas de cigarro del suelo. "Has vencido al cáncer. Tienes una segunda oportunidad. No la desperdicies."
David la miró, sintiendo una mezcla de gratitud y dolor. "Lo sé, Harper. Pero es difícil. Me siento perdido."
"Entonces encuentra algo que te dé esperanza," respondió ella con firmeza. "Algo que te recuerde por qué vale la pena seguir luchando."
Harper siguió yendo frecuentemente a la casa de David para ayudarlo a que su casa se vea mas limpia y evitar así que David se pierda en su mente, un día mientras iba a casa de David Harper vio a Sarah que se dirigía hacia el departamento de David.
Harper se interpuso entre Sarah y la puerta de la casa de David, bloqueando el acceso de Sarah al interior. Con una mirada firme, Harper enfrentó a Sarah.
"¿Qué estás haciendo aquí, Sarah?" preguntó Harper, su tono mezcla de preocupación y reproche.
Sarah se detuvo, sorprendida por la aparición de Harper. "Solo quería ver cómo está David. He estado preocupada por él."
Harper frunció el ceño. "Después de todo lo que has hecho, ¿ahora te preocupas por él? ¿Después de elegir a Matthew sobre él? No tienes derecho a venir aquí y preocuparte por David después de todo lo que le has hecho."
Los ojos de Sarah se llenaron de lágrimas mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas. "Lo siento, Harper. Sé que cometí un error al elegir a Matthew sobre David. Pero eso no significa que no me preocupe por él. Solo quiero asegurarme de que esté bien."