David se sentó en el asiento del autobús, mirando por la ventana mientras el paisaje de Florida se desvanecía lentamente detrás de él. Los edificios y palmeras dieron paso a carreteras abiertas y campos interminables. Sentía un peso abrumador en el pecho, pero también una extraña sensación de alivio. Dejar atrás todo lo que conocía era doloroso, pero necesario.
Los últimos meses habían sido una tormenta incesante de emociones y desafíos. La lucha contra el cáncer y la confusión que sentía hacia Sarah habían dejado cicatrices profundas en su alma. Necesitaba escapar, encontrar un lugar donde pudiera respirar y redescubrir quién era sin las sombras de su pasado.
Mientras el autobús avanzaba hacia un nuevo estado, David no pudo evitar sentirse triste por dejar a Harper. Ella había sido su ancla, su amiga más leal durante los tiempos más oscuros. Pero incluso con su apoyo incondicional, David sabía que necesitaba tiempo y espacio para sanar.
"Harper, lo siento. Sé que esto es egoísta, pero necesito encontrarme a mí mismo. Necesito dejar atrás todo este dolor." dijo David para si mismo
El autobús seguía su curso, llevándolo cada vez más lejos de los recuerdos que quería olvidar. David se acomodó en su asiento, dejando que el murmullo constante del motor y el movimiento rítmico del vehículo lo arrullaran. Sus pensamientos se volvieron hacia lo desconocido, hacia la esperanza de un futuro mejor, libre de las cargas del pasado.
Mientras los kilómetros pasaban, David comenzó a sentir una ligera chispa de esperanza. Quizás, en algún lugar lejos de todo lo que conocía, encontraría la paz que tanto anhelaba. Y aunque su corazón estaba lleno de tristeza por dejar a Harper y todo lo que había conocido, sabía que este viaje era el primer paso hacia su propia redención.
Por otro lado, la relación entre Sarah y Harper se había vuelto más fuerte luego de que Harper se enterara de lo que le había pasado a Sarah. Harper se convirtió en la protectora de Sarah contra los comentarios y las acusaciones de los demás. Se aseguraba de estar siempre a su lado, brindándole el apoyo que tanto necesitaba.
Una mañana en el instituto, mientras caminaban juntas por el pasillo, Sarah notó que algunos estudiantes murmuraban y se reían a sus espaldas. El dolor y la vergüenza volvieron a inundar su pecho, pero antes de que pudiera dejar que esas emociones la dominaran, Harper la agarró del brazo con firmeza.
"No les hagas caso, Sarah. Ellos no saben nada de lo que realmente ha pasado," dijo Harper con determinación.
Sin embargo, cuando un grupo de estudiantes pasó junto a ellas, uno de ellos no pudo contenerse y lanzó un comentario hiriente.
"Mira quién está aquí, la famosa Sarah. ¿No te da vergüenza salir de casa?" dijo un estudiante con desdén.
Antes de que Sarah pudiera responder, Harper dio un paso adelante, enfrentándose al grupo con una mirada desafiante.
"¿Qué dijiste?" preguntó Harper con voz firme.
El grupo se detuvo, sorprendido por la repentina confrontación. El estudiante que había hecho el comentario intentó mantener su postura, pero Harper no le dio oportunidad.
"¿Quiénes se creen que son para juzgar a Sarah? Ustedes no tienen idea por lo que ha pasado. ¿Es que acaso son tan patéticos que necesitan burlarse de alguien para sentirse mejor?" continuó Harper, con rabia contenida.
Los estudiantes se miraron entre sí, incómodos por la intensidad de Harper. Uno de ellos intentó intervenir.
"No queríamos decir nada malo, solo estábamos..." comenzó a decir otro estudiante, titubeando.
"Solo estaban siendo crueles y mezquinos. Si no pueden ser amables, entonces no digan nada. Sarah es mucho más fuerte de lo que ustedes podrían entender, y no tiene que soportar sus tonterías," interrumpió Harper, con firmeza.
El grupo, abochornado y sin palabras, se alejó rápidamente, dejando a Harper y Sarah solas en el pasillo. Sarah, con lágrimas en los ojos, miró a Harper con gratitud.
"Gracias, Harper. No sé qué haría sin ti," dijo Sarah suavemente.
Harper le sonrió, colocando una mano reconfortante en el hombro de Sarah.
"No tienes que hacerlo sola, Sarah. Estoy aquí para ti, siempre. Juntas podemos superar esto," respondió Harper con suavidad.
El lazo entre ellas se había fortalecido de una manera inesperada, convirtiéndolas en un equipo imparable contra las adversidades. Mientras caminaban juntas hacia su próxima clase, Sarah sintió una chispa de esperanza. Con Harper a su lado, sabía que podía enfrentar cualquier cosa que se interpusiera en su camino.
Después de unas semanas de que David había desaparecido, el bar se sentía vacío sin la voz de David cantando por las noches. Los clientes habituales comentaban entre ellos cuánto extrañaban las actuaciones de David, y el ambiente del lugar se había vuelto más apagado y melancólico.
Harper y Sarah se encontraban en una mesa del bar, hablando sobre la situación.
"El bar no es lo mismo sin David," comentó Harper con un suspiro. "Su voz atraía a muchos clientes, y ahora las noches son mucho más tranquilas. No sé cuánto tiempo podremos mantenernos a flote sin él."
Sarah vio la preocupación en el rostro de su amiga y se sintió conmovida. Quería hacer algo para ayudar.
"Harper, hay algo que quiero decirte," comenzó Sarah, tomando la mano de su amiga. "David me había estado enseñando a cantar y también sé tocar el piano. Sé que no soy tan buena como él, pero tal vez pueda ayudar aunque sea un poco. Podría intentar cantar en el bar, al menos hasta que encontremos una solución."
Harper miró a Sarah con sorpresa y gratitud. No esperaba esa oferta, pero sabía que cualquier ayuda era bienvenida en esos momentos difíciles.