Incansable voluntad

Cap. 2: Los Tres Meses En Los Que Conocí a Lugo

Narra Leo.

Una vez llegó la hora del almuerzo, se ancló el barco en el mar y todos comieron, puedo decir que por lo menos nadie se quejó, no obstante nadie dijo que estaba sabrosa, aunque en mi opinión el estofado de nariz de cerdo estaba delicioso. Luego de comer se siguió el curso a una isla bastante alejada de Tifanía, una vez ahí nos transportaron en un bote de cinco en cinco junto con suficiente cantidad de provisiones y armas para los cinco, lo siguiente que supe fue que el barco se había ido quedándonos en la isla sin manera de salir y con un par de cajas de madera dispersadas por la orilla, por un momento hubo un alboroto, luego el soldado Tom mandó a hacer silencio y con su ruidosa voz nos dijo.

—Los próximos tres meses estarán en esta isla, el objetivo, sobrevivir, el reto —hizo una pausa para dar dramatismo y prosiguió—. Es que, esta isla está plagada de criaturas que intentaran matarlos a toda hora.

Todos empezaron a planificar diciendo cosas como "si nos quitamos la armadura nos podemos ir nadando o podemos matar a Tom e irnos en el bote", etc. Luego de todo ese alboroto Tom se dirigió a todos diciendo.

—Todo aquel que quiera irse es libre de fabricar un bote y volver —dijo de manera molesta y prosiguió—. Pero no les será fácil, estas aguas son muy turbias.

Una vez el soldado Tom Harry terminó de hablar, tres de los aspirantes tomaron sus espadas y lo atacaron, dos con un corte rápido fueron a su cuello, y uno con una estocada fue directo a la calavera dibujada en el pecho de Tom, él con una mirada seria, tomó con sus manos las hojas de las espadas que pretendían cortar su cuello, al mismo tiempo que le propinaba una fuerte patada baja al tercero de ellos en la parte lateral de la rodilla izquierda, partiéndole de esta manera la pierna y haciendo que cayera al suelo impidiéndole hacer su estocada, al ver esto los dos restantes presionaron con más fuerza las espadas de sus manos con la intención de cortar sus dedos, mientras ellos seguían intentando cortar el cuello de Tom, la respuesta del mismo fue usar los ochenta kilogramos de presión por mano para clavar los dedos a las espadas, acto seguido usó las espadas en las que aun se encontraban encajados sus dedos, para usar los mangos de las mismas, para golpearlos y terminar por noquear a los dos agresores

Al ver esa increíble muestra de fuerza física y mental no pude evitar admirarlo, pese a servir al rey el cual había sido el culpable de la muerte de mi padre, durante un instante quise ser como él, pero luego recordé porqué estaba allí, y ese pensamiento se desvaneció.

Tom se llevó esposados a los aspirantes que intentaron matarlo, aun no terminaba de irse, y ya todos los presentes teníamos nuestras armas, armaduras y cuantas provisiones pudimos cargar, todos se dispersaron en el bosque, algunos juntos y otros solos, por mi parte nadie me había notado, nadie notó que llevaba una mochila con todo lo necesario incluso antes de tomar las que nos habían dado, por lo cual llevaba dos, nadie había notado que no solo tomé mi arma asignada sino que además tomé las dos espadas a las que Tom le había encajado los dedos, con la idea de usarlas como cuchillos para no desgastar mi espada, y nadie había notado que a pesar que tomaron todo lo necesario, nadie tomó las cajas que se encontraban allí cuando llegamos, pero yo sí, las cajas me ahorraron tener que hacer un refugio, cada una de ellas media uno ochenta por uno ochenta, no me conformé con una y usé dos, obteniendo así suficiente espacio para un buen refugio donde pasar 3 meses.

Me situé a unos 100 metros de la orilla ya que no quería alejarme mucho, procedí, a cavar con mis manos un agujero de unos 10 centímetros, encajé las cajas en el hoyo y las uní para que fueran como un gran cofre, luego le arranqué los clavos y las clavé en la separación para que se mantuvieran juntas, usando las espadas rotas corté un agujero para la puerta, y listo, al cabo de treinta minutos ya tenía mi refugio. Pero minutos después de haber terminado, dos de los veinticuatro aspirantes que quedábamos, me hicieron una "visita" y uno de ellos dijo.

—Vaya pequeño, has hecho un gran trabajo con nuestro refugio —dijo el aspirante declarando que era de ellos—. Pero ya te puedes ir, o yo Voldor y él, Toni, nos encargaremos de que lo hagas.

—Largo si no quieren averiguar porqué me quedé después de todo lo que dijo el soldado Harry —respondí con mirada asesina.

—Morirás pequeño gusano —proclamó Voldor.

En cuanto Voldor terminó su frase, desenvainó su espada y mientras que Toni me contenía abrazándome por la espalda Voldor aprovechó la ayuda de su compañero realizando un fino corte directo a mi cabeza, pero yo que había entrenado casi la mitad de mi vida me moví hacia adelante, haciendo que el ataque lo recibiera Toni, matándolo al instante, acto seguido me lo quité de encima con un giro, pero no sin antes quitarle la espada mientras que aun lo tenía encima, para terminar por apuntarla a el cuello de Voldor quien se encontró paralizado viendo el cadáver de Toni, el cual se le pudo ver el cerebro por el corte que había realizado su amigo, al ver esa mirada de culpa en la cara de Voldor coloqué la espada en el suelo y le dije.

—Es tu culpa por intentar matarme —acusé haciéndolo entrar en razón y para yo no sentir culpa.

—No, ¡todo esto es tú culpa, tú me hiciste matarlo! —gritó Voldor intentando librarse de la culpa a lo que siguió—. Sí, tú lo mataste, no yo.

—Jamás pensaste que si seguías matando algún día terminarían muertos, tú y tu amigo —dije para que razonara.




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