Incansable voluntad

Cap. 20: La Lucha Contra El Rey Thanatos

Narra Leo.

Yo solo hice caso omiso a cualquier lógica que cuestionara lo que quería que sucediera, porque lo que quería era matar a Thanatos, así que lo ataqué con una rápida ráfaga de golpes, pero él nada más los bloqueó y no solo eso sino que tuvo el descaro de volver a su forma normal mientras lo hacía. Yo bien sabía que solo con empeño no podría vencerlo, así que mejoré mi cuerpo con voluntad y seguí lanzando mis mejores ataques contra él, pero al ver que seguía sin afectarle a Thanatos tuve que subir aún más la intensidad. Activé mi "Incansable voluntad", eso sí hizo la diferencia; pude ver en la cara de Thanatos una mínima expresión de esfuerzo.

—Vaya, veo que le estás poniendo esfuerzo; nadie antes me había hecho interesarme en la pelea, te felicito, Leo —dijo Thanatos con tono degradante.

—Yo también te felicito, nadie nunca antes me había colmado la paciencia a este punto —respondí y justo luego mi aura empezó a resplandecer.

Primero había aprendido a usar la voluntad, luego conseguí mi modo de "Incansable Voluntad", después aprendí a trasmutar mi cuerpo y así cambiar su composición, y luego justo en ese preciso instante me sentí similar a esas veces, solo que mucho mejor. Sentí que cualquier cosa era posible, aunque yo en ese momento no tenía tiempo de ser creativo, solo tenía en mi mente el firme deseo de ganar a como diera lugar. Claro que aún así convertir mi cuerpo en acero sería ineficiente y crear un par de alas no me serviría de mucho, así que pensé más en aumentar mis destrezas más allá de lo que lo hacía con mi modo. Esto representaría un esfuerzo, pero con el consuelo de que si lo lograba conseguiría mi victoria. Traté como pude de hacerlo. Después de todo, en ese punto fallar no era una opción.

Ataqué con ganchos de izquierda y derecha, con patadas, rodillazos, ataqué con cabezazos y con todo lo que se me ocurriera, mientras me concentraba en aumentar aún más mis destrezas. Esto, aunque con lentitud comenzó a notarse, con rapidez empecé a volverme más fuerte, rápido, ágil, veloz, preciso, observador, resistente y otros sentidos que yo no noté. Eso me facilitó más la situación; sin embargo, no me conformé y continúe adquiriendo más y más.

—Ya dejémonos de juegos —gruñó Thanatos y de pronto todo en la habitación pareció ser empujado hacia abajo.

— ¿Pero qué? … No puedo resistirme… ¿qué es esto? —dudé mientras era empujado al suelo, quedando así de rodillas.

—Si quieres saber, entonces te lo diré, veras, yo soy un ser supremo nacido para gobernar por sobre los débiles como tú, entre mis grandes dotes poseo un poder de psicoquinesia que me permite controlar el campo que me rodea como lo hago ahora y la verdad es que a menos que puedas contrarrestar mis poderes psíquicos con tu temple y voluntad, no podrás siquiera levantarte de donde estás, Leo —proclamó Thanatos con gran ego.

—Tal vez seas un rey, tal vez derrotaste a mis compañeros y quizá allá afuera hayan personas mucho más capacitadas para vencerte —dije mientras me levantaba con esfuerzo y seguía hablando— Pero la persona que está en el momento y lugar preciso soy yo, así que sin importar que tan difícil se vea la situación, yo te enfrentaré… te enfrentaré tan decidido como el caracol que sube la montaña, te venceré como la tortuga le ganó a la liebre y rescataré a Melisa como solo yo podría hacerlo.

Esas palabras fueron suficientes para devolverme la fuerza, me ayudaron a levantarme del lugar estacionario en donde me encontraba y motivaron de alguna rara forma a Thanatos. La lucha se reanudó, esta vez el atacante fue él y no yo. Se abalanzó sobre mí dispuesto a darme un puñetazo, lo esquivé, sin embargo, su otro brazo que aún se encontraba libre me tomó por sorpresa golpeándome, luego continuó con sus ataques tomando mi cabeza y colisionándola contra su rodilla, esto me aturdió, pero decidido a no perder saqué la fuerza de donde no la había, lo tomé de sus hombros y con un fuerte cabezazo le mostré que aún no me había rendido, con eso él se alejó y luego yo hice lo mismo. Durante unos instantes ambos nos quedamos mirando al otro.

El silencio en la habitación comenzó a ser incomodo, así que sin pensarlo mucho me acerqué corriendo en dirección a Thanatos, él por su parte no se interesó en evadirme o contraatacar, me pareció extraño, pero aún así seguí avanzando. Una vez estuve cerca fingí efectuar un gancho derecho, pero en su lugar le propiné un golpe recto con el brazo izquierdo. Sentir la piel de Thanatos siendo empujada por mi puño me satisfizo, pero de repente y sin previo aviso, un objeto filoso cortó mi piel exterior, pasó a través de mis órganos internos, para terminar por traspasar al otro lado. Se trataba de la mano de mi enemigo Thanatos, quien había convertido su brazo en un arma cortante…

Esa herida quizá era pequeña, pero era profunda y me dañaba bastante; era un horrible dolor que me hacía sentir muerto. Esa espada con lentitud se llevaba mi energía, mi vida y mis ganas de vivirla. En ese momento todo perdió sentido o quizá empecé a ver todo de manera clara. Me di cuenta que mi lucha no ayudaría a nadie, que deshacerme de las guerras no sería posible jamás, que el hecho de matar a alguien no me devolvería a mis padres y que en un mundo tan retorcido como este siempre existirá un Martín, porque ¿acaso las personas no necesitan alguien que les diga que hacer? ¿Acaso no vivimos en esta libertad con grillete y cadena? Con mis pensamientos donde estaban, vivir ya no era una opción, pero como es típico de la vida, viene y te despierta cuando te empieza a gustar el sueño (en ese caso fue bueno que lo hiciera), y justo así pasó.




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