Incansable voluntad

Cap. 22: Sentimiento De Dos

Narra Leo.

Yo acababa de vencer a Thanatos, quien era el rey demonio, gobernante del inframundo y que si no lo hubiera detenido causaría catástrofes a lo largo y ancho del continente Gorbian, pero en realidad no me sentía feliz por mi hazaña lograda, porque en mis adentros solo había lugar para la duda, causada por lo dicho antes por Thanatos; esa posibilidad sofocaba mi consciencia, pero esa duda se desvaneció en su mayoría cuando recordé la condición precaria en la que se encontraba mi amada Melisa.

Me acerqué a Melisa y revisé que su ritmo cardíaco estuviera bien y agradecí que lo estaba, aunque eso era probable, ya que mientras estuve peleando en contra de Thanatos me encontraba usando mi "Incansable Voluntad", que no hace falta recordar que en esa forma mi perspectiva del tiempo se vuelve diferente, haciendo que todo se vea más lento de lo que se debería (de hecho en ese modo me muevo mucho más rápido). La situación no era tan mala, ya que Melisa estaba viva; la cuestión era que yo no tenía ni la más remota idea de cómo auxiliarla; sin embargo, en medio de mi problema apareció un salvador o mejor dicho una salvadora.

—Leo, parece que has logrado derrotar a Thanatos —asumió Sofía mientras entraba a la habitación.

—Si todo marcha de maravilla… el único problema es… —mostré con nervios la herida de Melisa, queriendo ayuda.

— ¿Así que hirieron a Melisa? … pero no te preocupes; en eso yo puedo ayudar —me reconfortó Sofía acercándose a mí.

— ¿En serio puedes ayudarla? En ese caso, podrías, por favor, ayudarla… Ella fue quien me mostró la luz cuando todo estaba oscuro; yo en serio le debo mucho —expresé mirando a Melisa ensimismado en mis pensamientos.

—Claro, no te preocupes, yo me encargaré que la luz que te mostró Melisa siga encendida —respondió Sofía sonriente y tocó la frente de Melisa.

Narrador omnisciente.

En el momento en que la frente de Melisa fue tocada por las cálidas manos de Sofía, todo su cuerpo se iluminó y entonces la herida sanó. Luego la joven chica inconsciente abrió los ojos y en seguida los dirigió a Leo. Sus ojos se entrecruzaron, como cuando las corrientes marinas se reúnen. De los ojos de Leo brotaron lagrimas y unas suaves palabras que decían "gracias" hicieron que Melisa también empezara a llorar. Sofía se alejó con disimulo para dejarlos solos, con la excusa de que iba a sanar al resto.

—En serio, gracias por ayudarme a que abriera los ojos y siguiera pujante, gracias por estar junto a mí cuando te necesité y sobre todo, gracias por haberme dado una nueva razón de vivir… porque ahora viviré por ti —proclamó Leo con una gran sonrisa.

—No sé porque me agradeces, cuando soy yo la que está en deuda contigo; tú hiciste algo que pocos harían, confiaste en mí sin condición, me perdonaste aun cuando trate de asesinarte, sin mencionar que luchaste para protegerme, así que de verdad no sé qué decir ante tu propuesta de que vivirás por mí… —habló Melisa, pero fue interrumpida por Leo.

—Qué tal la sincera y simple verdad, porque aunque me duela, no hay por qué enfadarse con la verdad —dijo Leo interrumpiendo a Melisa.

—¿Podrías dejarme terminar? Bien, lo que quería decir antes de que me interrumpieras, era que… no sé qué decir ante tu propuesta porque yo… tenía pensado proponerte lo mismo… tú eres una persona destinada a hacer grandes cosas, pero como todo él que puede hacerse con la grandeza, tendrás tus tropiezos y yo quiero ser esa persona que te ayude a levantarte… yo quiero vivir solo y únicamente por ti, Leo —aceptó Melisa a la par que se acercaba a Leo.

Narra Leo.

Melisa se acercó a mí y luego de esa escena tan sentimental, solo podía pensar en que lo próximo sería aún mejor, un beso. Así que tomé su mejilla con un suave movimiento y la besé. En ese momento, como admiten muchas personas que sienten luego de algo importante, me sentí "el hombre más feliz de todos", pero en este caso yo tenía razones para decirlo. Había liberado un continente de una posible tiranía, acababa de dar mi (aunque suene raro) "primer beso" y lo mejor era que mis sentimientos eran correspondidos.

—Leo, que harás ahora, ¿disfrutarás del clamor de ser un héroe? ¿Vivirás conmigo en esta libertad por la que luchaste? O ¿iras en busca de respuestas a las preguntas que abundan en tu mente? —preguntó Melisa mientras me abrazaba.

—Eso aún no lo he decidido, pero te confieso que aunque mis dudas sean muchas, solo quiero abrazarte, besarte, llevarte a vivir conmigo, estar a tu lado, gozar de tu compañía y vivir con esa persona que me comprende y que adoro demasiado… ¡tú! —con esas palabras hice sonrojar a Melisa.

—Eso es muy lindo, pero no podré vivir a gusto sabiendo que te cohibí de algo que anhelas, como lo es para ti descubrir si tus padres aún viven… así que ve, no te preocupes por mí, recuerda que yo siempre estaré apoyándote sin importar la distancia o el tiempo —expresó Melisa separándose con lentitud de mí.

—¿En serio eso es lo que deseas? —pregunté dudoso con voz tenue.

—Así es, Leo, mi único deseo es que tú cumplas los tuyos —sonrió Melisa e hizo un suave movimiento con su mano derecha. Esto creó un portal, el cual me absorbió, pero no antes de que le dirigiera unas últimas palabras.

— ¡Melisa! … ¡es una promesa! … ¡Volveré! … ¡sin importar la distancia o el tiempo! … ¡volveré! —grité mientras que desaparecía, para perderme en el portal.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.