Narrador omnisciente.
Mientras tanto, a cientos de metros por debajo del Olimpo, en Tifanía, se encontraba Voldor, que había llegado allí por medio del portal de Melisa. Estaba a punto de entrar a la ciudad para una vez allí llevar a cabo la misión encomendada por su amigo Leo, la misión de volverse el nuevo rey de Tifanía, por ello se sentía bastante agobiado, pensando en cosas como "¿Qué diré?", "¿Cómo lo tomaran?", "¿Seré lo bastante bueno para el cargo?" y "¿Podré con las responsabilidades?", no paraban de alborotar su mente; sin embargo, pensaba que con eso ya no estaría en deuda con Leo, por ello sentía la necesidad de hacerlo a toda costa. A su lado estaba Melisa; ella también sentía la obligación de hacer eso por Leo; por ello estaba acompañando a Voldor para ayudarlo en lo que fuera necesario, pero no por eso veía como requisito el hablarle a Voldor, así que la caminata a la ciudad era un tanto incómoda.
—Melisa, ¿tú crees que seré un buen rey o si siquiera me aceptaran? —preguntó Voldor para romper con el silencio.
—No lo sé… en realidad casi ni te conozco, así que ¿cómo podría saber cómo te comportarás ante una situación si no sé qué tan preparado estás para ella? —argumentó Melisa.
—Supongo que tienes razón. Dejé que te cuente; en cuanto a preparación, soy de una familia noble, así que mi educación fue bastante amplia; matemáticas, ciencias biológicas, astronomía, caligrafía, geografía, política, filosofía, entre otras. Además, desde que tengo memoria me han tenido en diferentes clases de teatro para que desarrollara confianza con el manejo de masas, así que estoy preparado en cuanto al desenvolvimiento ante el público; ¿sin embargo, eso es suficiente para tomar el puesto de rey? —dijo Voldor, aún dudoso de su situación.
—Increíble, esa educación no te servirá de nada, un líder no nace, se construye, la educación es importante, pero si no dejas de dudar nunca llegarás a nada como líder… ¿Cómo pretendes que crean en ti si ni tú puedes? —exclamó Melisa.
—Vaya, creo que tienes razón, pero es bastante difícil aspirar a algo tan grande —repuso Voldor.
—Si no puedes ni imaginarte lográndolo, entonces no podrás conseguirlo de verdad, ¿sabes cuál es la diferencia entre límite y capacidad? … —preguntó Melisa.
—No, ¿cuál es la diferencia? —respondió Voldor.
—La capacidad es la expresión de lo que puedes hacer, el límite es un estado mental al cual todos nacemos arraigados y no será hasta que te determines a superarlo que podrás conseguir el éxito —culminó diciendo Melisa.
—¡Gracias, en serio gracias, creo que todos necesitan de alguien que les apoye en sus tiempos de duda… y justo en este momento tú me has ayudado más de lo que podría pedir! —agradeció Voldor.
Voldor y Melisa franquearon la entrada de la ciudad; una vez adentro pudieron admirar un tumulto de gente alborotada. Al verlos con atención Voldor se dio cuenta de que en el centro del tumulto estaba un grupo de guerreros que por su apariencia de seguro habían formado parte de la "Orden de Leo". Ese grupo parecía ser el causante del alboroto, esto quizá por algo dicho por los guerreros. Con la curiosidad de saber en realidad él por qué, Voldor y Melisa decidieron acercarse e inspeccionar.
—Oye tú, ¿podrías decirme que sucede? —preguntó Voldor a uno de los presentes.
—¿Qué acaso no te enteraste? El ejército rebelde de Teo perdió ante los esbirros de Tana… algo y pronto vendrá por nosotros —respondió el ciudadano algo temeroso.
—Primero, es el ejército de Leo, no "Teo" y en cuanto a lo segundo estás equivocado… —dijo Voldor un tanto furioso y se apartó de la escena gracias a que Melisa lo haló del brazo.
—Voldor, no te precipites, sé lo que piensas, pero ahora no es momento de pensar en darle crédito a Leo —habló Melisa soltando a Voldor.
—Considerando tú relación con Leo, creo que deberías entender cómo me siento; digo, él no solo luchó por la libertad de Tifanía, sino que también venció a Thanatos; él debería ser reconocido y recordado por todos —relató Voldor.
—Leo no se preocupa por que lo admiren, él es quien es y siempre y cuando él lo sepa seguirá siendo un héroe. Además, Leo te dijo que hicieras esto por él y tú aceptaste, así que debes hacerlo; cumple tu palabra, porque "solo aquel que habla con la verdad puede esperar que le crean", ¿no lo crees? —intentó Melisa que Voldor entrara en razón.
—Supongo que estás en lo correcto en que debería cumplir con mi palabra, pero te estás contradiciendo con lo de decir la verdad —mencionó Voldor.
—¿Ah sí, y por qué me contradigo? —preguntó Melisa.
—Porque, ¿acaso volverme rey a base de una mentira no sería con exactitud todo lo contrario a lo que dijiste? ¿Cómo podría buscar que me acepten como un rey, si la razón por la que me eligen es una mentira? —exclamó Voldor.
—Sé que eso va en contra de tu moral, sin embargo, Tifanía necesita de un rey y Leo confía en ti para ese papel, así que no veas esa mentira como una acción vana y repulsiva, vela como la única forma de hacer que todos consigan un rey que sé que será un gran rey… y ese eres tú Voldor Benedito —dijo Melisa con una sonrisa, logrando así convencer a Voldor.
—Entiendo, no sé cómo, pero me convenciste… pero hagámoslo, después de todo hay que aprovechar a este público… pero para eso ¿podrías hacerme un favor? … —pidió Voldor y luego le contó a Melisa lo que necesitaba.
Todos estaban escuchando las especulaciones que decían los guerreros; eran lamentables, describían horribles situaciones que habían vivido y las cosas que ellos sugerían podrían suceder a continuación. Esas imparciales palabras dejaban a todos los presentes atónitos, mientras en lo alto de una casa de la nada apareció Voldor. Llegó ahí gracias a la magia de Melisa. Apareció de repente luego de una explosión de humo; esto sirvió para conseguir la atención de todos, los cuales se encontraban viendo con suma atención lo que diría Voldor y él sabiendo que esa oportunidad era la indicada para conglomerar a las masas y hacerse escuchar, habló.
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Editado: 12.09.2024