I
Se levantó de la cama estirando sus brazos soltando un gran bostezo. Fue a la ducha a darse un baño a los 15 minutos salió con una toalla blanca alrededor de su cuerpo. Su escote sobresalía a pesar de ser tan joven estaba bien desarrollada.
Entro a su cuarto saco su nuevo uniforme de preparatoria. Una falda corta sobre sus muslos una camisa blanca con un lazo rojo y una chaqueta oscura con una franja blanca en el cierre, en el lado izquierdo de la chaqueta se encontraba el sello de su nueva escuela.
Angie cepillaba su cabello plateado hasta sus hombros quito la toalla que la cubría fue a su cómoda saco un conjunto blanco de ropa interior se vestía con su nuevo uniforme con unas mallas negras largas y zapatos del mismo color. Cepillaba su cabello plateado hasta sus hombros, tenía los ojos de un color miel.
Fue a la cocina y se prepara una tostada y un vaso de yogurt de mora. Angie tenía 17 se encontraba en el último año de preparatoria debido al cambio de trabajo de su madre se cambiaron de escuela junto a su hermana gemela Alice.
Fue a tocar la puerta de su hermana que aun debía seguir dormida. Golpeo 3 veces, se escuchó un pequeño crujido de la cama.
–Si… –su hermana Alice apareció frotándose el ojo derecho con su nudillo. Llevaba puesta un pijama que consistía en un short verde claro y una blusa de tirantes delgados color rasada, sus ojos de un color carmesí brillando por la luz proyectada por los focos. Al igual que su hermana se encontraba en un buen desarrollo físico.
–Despierta de una vez vas a llegar tarde –era comprensible que Alice aun siguiera con sueño pues habían llegado a altas horas de la noche del día del ayer.
–Adelántate tú, yo iré más después –cerro la puerta y volvió de nuevo a dormir.
Era algo que no se podía evitar Alice nunca asistía el primer día de clases siempre ha sido así en todos los años no solo de preparatoria también de secundaria. Tratar de convencerla era casi imposible no se movía sino había algo que la motivadora a levantarse de su cama.
Angie salió del departamento comino hasta su nueva preparatoria la ciudad era diferente a donde vivía antes había más movilización de las personas. Los autos, buses transitando.
Llego a la preparatoria y varios chicos y chicas entraban y la miraban fijos la nueva siempre llama la atención. La escuela era grande contaba con un césped bien verde arboles de cerezos, arboles de cerezos en el centro del césped y matorrales alrededor del césped bien podados.
El camino hasta la entrada se encontraba bien hecho con ladrillo de adobe con colores rojo, azul y amarillo.
El timbre sonó y todos los estudiantes y todos los estudiantes ingresaron rápido, ella también corrió, una mujer de unos 25 años la detuvo llevaba puesto un terno negro con una camisa blanca y anteojos con un sobre en sus manos.
–Buenos días, usted es Angie Hayashi.
–Si…
–Por favor sígame –caminaron hasta la secretaria donde Angie recibió su horario de clases, los diferentes clubs que la escuela tiene para integrarse. Pregunto por su hermana Alice.
–No es probable que venga hoy –dijo sonriendo algo nerviosa –yo le puedo dar todas las indicaciones a ella.
La secretaria le entrego tanto el horario y los folletos de los diferentes clubs tanto el de ella como el de su hermana.
–Sígame por favor.
Angie la siguió a través del gran pasillo hasta llegar al salón 3A.
–Aquí estará usted al igual que su hermana –toco la puerta y salió el profesor –buenos días profesor. Ella es la señorita Hayashi es la nueva estudiante.
–Gracias señorita Diana. Entra por favor –hablo el profesor.
La secretaria se marchó.
Angie entro al salón los ojos de todos sus nuevos compañeros se posaron en ella mientras decían –¡Que linda es!
–¡Quiero que se siente a mi lado!
Se para en el centro del salón miro a sus nuevos compañeros.
–Buenos días, mi nombre es Angie Hayashi. Encantada de conocerlos –hizo una pequeña reverencia –los chicos del salón se encontraban rojos la voz de Angie para sus oídos era angelical.
–Señorita Hayashi. Tome asiento en un lugar vacío.
Angie paso la vista y observo dos lugares vacíos en la parte de atrás en la segunda columna del lado izquierdo junto a las ventanas camino hasta el lugar, noto a un chico recostado sobre su mesa tenía el cabello oscuro, totalmente despeinado sus mechones de cabello se esparcirán por toda la mesa. Tenía una capucha negra que salía de su chaqueta. Claramente se encontraba en un profundo sueño.
Se quedó un rato mirando aquel chico dormido. Tomo asiento. El profesor empezó con su clase de Historia, las horas pasaron hasta que se escuchó la sirena que marcaba la hora para el recreo. Se levantó para ir a la cafetería para comer y unas chicas la interceptaron.
–Angie, podemos comer juntas –dijo la chica de cabello castaño.
–Claro –contesto Angie.
Las tres chicas sonrieron de felicidad. Angie se levantó y noto la mesa de aquel chico dormido vacía rápido en la puerta noto la capucha saliendo de su campo de visión.
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Editado: 27.09.2021