I
Miradas de aprobación, desaprobación, admiración eran dirigidas a Ren, pues que dos hermosas chicas como Alice y Angie, recién llegadas lo llevaran, así como si nada era un escenario de lo más agradable para cualquier estudiante de preparatoria.
Ren tenía una expresión de molestia todas esas miradas ya lo tenían hasta la coronilla.
~Ahg… ¡Que fastidio! ~pensó.
Tomo asiento en su mesa y se recostó para descansar y no tener que escuchar o mirar al resto de sus compañeros con sus tonterías. Las gemelas contenían su risa con un semi-puño en sus bocas para evitar reír.
Salieron para la hora del almuerzo. Ren se levantó para ir a comer. Alice y Angie lo miraron salir con su misma actitud de siempre.
Ellas también se levantaron y lo miraron subir las escaleras para la parte de la terraza de la preparatoria.
–Alice, Angie –las chicas que siempre se juntaban con ellas aparecieron.
–Hola –saludo Alice
–¿Quieren comer con nosotras? –pregunto Kaori.
–Claro –respondió Angie.
Ordenaron sus comidas y se sentaron en unas de las mesas vacías dando sus primeros bocados.
–¿Están saliendo con Ren? –pregunto Ada.
La mención de aquellas palabras las hizo atrancarse un poco con la comida.
–Cuck, cuck…
Las gemelas tosieron tratando de recuperar el aliento tomaron un poco de líquido de sus jugos.
–Claro que no –respondió Alice después de dejar su jugo en la mesa.
–Entonces ¿Por qué actuaron así el potro día? –pregunto Mei.
–Si lo llevaron como si fuera algo suyo –intervino Ada.
–Eso es imposible –respondió con un tono serio Alice. Tanto ella como su hermana Angie estaban rojas.
–Sí, no saquen conclusiones precipitadas de la nada –argumento Angie.
–Entonces ¿Por qué lo hicieron? Lo defendieron –continuo Ada.
Las gemelas recordaron las palabras de Ren ~no necesito que me defiendan.
–Solo nos molestó que dijeran cosas sin sentido –continuo Angie.
–No saben nada sobre él. Solo esos chismes baratos, que se han divulgado –hablo Alice.
Las tres chicas presentes las miraron atentas, las palabras de ellas eran como si conocieran a Ren. Algo totalmente imposible pues solo llevaban una semana en esta preparatoria y apenas habían pasado dos días desde que lo defendieron llevándolo lejos.
–Y… ¿ustedes lo conocen bien? –pregunto Mei.
Las gemelas se quedaron en completo silencio, pues era algo de lo que ellas no podían decir que lo conocían como era, así de la nada.
Eso era algo que solo a Ren Kuro debía decir o mostrar esa faceta que solo la muestra con su hermana, ellas no tenían ninguna obligación de decir algo de la vida personal de Ren.
Pero ellas si sabían cómo era en realidad Ren, era un muchacho amable, amistoso. Y eso solo lo mostraba con su hermana menor y debido a cosas del destino ellas. Alice y Angie también lo conocían.
–Es un tema del que nosotras no podemos hablar –emitió Angie.
Su hermana Alice, aunque no dijo nada su fuerte expresión demostraba que estaba de acuerdo con las palabras de su hermana.
Alice y Angie siguieron comiendo omitiendo las miradas de curiosidad de sus compañeras presentes.
La hora del almuerzo termino regresaron al salón de clases. Al entrar se encontraron con Ren de pie junto a su mesa sosteniendo un papel en las manos. Una carta de amor. De declaración.
Cualquier opción que sea no demostraba asombro, ni el más mínimo interés de curiosidad por aquel trozo de papel, las gemelas pasaron por su lado sentándose en sus respectivos lugares.
II
~Ahg… ¿Qué molestos?
Ren no podía más con todas esas miradas sobre él ya estaba molesto. Al día después de que Alice y Angie se lo llevaran, así como así. Paso a ser el centro de atención de todo el mundo, como siempre se recostó dormir su rutina era la de siempre no había cambiado solo porque faltara un día al trabajo de medio tiempo.
Se preguntarán como puede mantenerse él y su pequeña hermana menor con un salario de trabajo de medio tiempo. ¿Cuántos servicios básicos debía pagar además del arriendo, cuadernos, libros, uniformes?
Es imposible cubrir esos gastos con el salario de ese trabajo. Afortunadamente su madre antes de fallecer les dejo una cuenta bancaria con todos sus ahorros a lo largo de su vida gracias a ese dinero ellos podían mantenerse en pie, aun con las dificultades que vivían a diario.
Paso la hora del almuerzo subió a la parte alta del edificio escolar en la terraza. La luz del sol lo golpeo en el rostro dio la vuelta evitando la luz solar miro la pared de 2 metros de alto.
Retrocedió unos 8 pasos corrió, dio un salto colocando sus manos en el borde de la pared como apoyo se elevó subiendo las piernas y las estiro hacia el frente cayendo sobre la pequeña terraza. Se recostó para seguir durmiendo.
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Editado: 27.09.2021