Inclinando Al Lobo

CAPÍTULO 22 Demanda “Yo soy su padre”

I

Una semana ha pasado desde la llegada de aquel hombre el cual ha sido una pesadilla para los hermanos Melty y Ren. Se ha presentado en todos los lugares en la escuela de Melty exigiendo verla.

En el trabajo de Ren para reclamarlo por su actitud, en su casa para quedarse y en todos estos lugares causo problemas. En la escuela grito eufórico al igual en casa para quedarse, en el trabajo de Ren tuvo una riña con el gerente del restaurante. Por el cual Ren fue suspendido tres días.

El único lugar seguro era con las gemelas que les permitieron quedarse.

Flash back

–Señor retírese –pedía la casera de Ren.

–No me voy a ir. Son mis hijos –gritaba como loco.

–No te consideramos como nuestro padre –contesto Ren enojado –ten algo de decencia y vete por donde viniste.

–Muchachito malcriado –se acercó levantado la mano para abofetearlo –no tienes educación –movió el brazo.

Ren lo sujeto de la muñeca deteniendo el ataque –mi educación es la mejor, que tuve de mi madre –respondió firme mirándolo a los ojos.

–Basta –intervino la casera, otros vecinos salieron a ver –Ren estos problemas no los voy a tolerar en mi residencia –dijo seria la casera.

–Entiendo señora, tampoco quiero causar estos problemas. Me quedare con un amigo por el momento.

Antes de irse pago el mes de arriendo. Los ojos de aquel hombre brillaron al ver el dinero. Volvió con su hermana a casa de las gemelas.

Fin de flash back

Sentado en el mueble pensaba que hacer en esta tan cruda situación, había pensado quedarse con Hide unos días, pero él también sus asuntos. Además, no quería darles problemas en su casa. No pudo ir allí.

–Deja de pensar tanto –hablo Angie al verlo sumido en buscar una solución.

–Lo haría si encontrara una solución, que no sea extrema –contesto Ren.

–Escapar. Es la única solución ¿cierto? –hablo Alice desde la cocina sosteniendo un vaso con agua. Melty se encontraba tomando un baño.

–Lo hice una vez –se levantó –y creo que lo volveré hacer.

–No crees que es algo extremo –se acercó Alice –¿Por qué llegar a tal extremo?

–Tengo una promesa –la miro a los ojos con mucha seguridad –y voy a cumplirla –salió al balcón.

–Crees que lo vaya hacer –hablo Angie.

–Tiene determinación, es lo más seguro que lo hará –respondió su hermana.

Melty salió enrollada en una toalla blanca –este baño es el mejor –dijo sonriendo.

Los pocos días que ha estado aquí ellas tres se han divertido mucho, pues han torturado un poco a Ren.

Hiroki por su parte está más que furioso al encontrarse con Ren en estos últimos días en la mañana.

–Melty –hablo Alice. Ella la miro atenta –te irías con tu hermano si él te lo pidiera.

Melty se asustó un poco con las primeras palabras, pero entendió a que se refería –lo dices por ese hombre –Melty no se refirió a él como padre.

~No lo trata como su padre ~pensó Alice.

~ ¡Melty! ~pensó Angie.

–Si mi hermanito, lo pide me iré con él –dijo convencida de sí misma –pero –su tono cambio a una de tristeza –me dolería alejarme de ustedes, que se han portado tan bien con nosotros. Ustedes han sido como mis hermanas –lagrimas brotaron de sus ojitos. Lloro.

Las gemelas la abrazaron, ellas también sentían un fuerte cariño por aquella pequeña niña.

En la mañana salieron para la escuela. Ren estaba inquieto, aquel hombre no tardaría en hacer su jugada para conseguir lo que quería. No era de los que se quedaban de brazos cruzados y más al ser desplantado tantas veces por la misma persona. Sabía que ya era hora de pasar a la acción.      

 

II

–Maldito mocosa –renegaba aquel hombre dio un fuerte golpe a la pared –tú me obligaste a esto. Conseguiré lo que quiero. Conseguiré ese seguro. Y la forma más rápida de hacerlo es darte donde más te duela.

Melty vino a su mente.

–Señor Tori. Pase por favor –hablo la secretaria.

–Gracias –la miro de arriba abajo de forma disimulada. Entro a la oficina.

–Señor Tori, buenos días –hablo el hombre tras el gran escritorio.

–Abogado Shin. Buenos días –le extendió la mano tomando asiento –ya tiene todo listo.

–Desde ayer, estos son los documentos para solicitar la custodia de su hija. Se los hago entrega.

–Excelente. Con esto mi hija vendrá conmigo.

–Así es. Su hija debe estar al cuidado de su padre, y no bajo el cuidado del chico que menciono que es un desconocido para ella.

Aquel hombre sonrió maliciosamente –excelente –volvió a decir.

–Si usted quiere puede ir en este momento por la niña.




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