Incógnito

Organización

 

Siento el golpe de las ramas y las piedras cortándome la piel mientras soy arrastrada a través del bosque. Trato de ver qué es lo que me sujeta, pero por la espesa neblina me es imposible. Grito que me suelte, pero me hace caso omiso. Trato desesperadamente de liberarme, pero el agarre que me sostiene es como una tenaza, implacable y firme. Poco a poco se va alzando hacia el cielo, lo que me permite ver cómo es. Mis ojos se encuentran con una criatura inmensa, de un azul resplandeciente como el océano. Su forma es similar a la nuestra, pero con garras en lugar de piernas, brazos con escamas y unas enormes alas de plumas azules. Tiene tres cabezas, todas con rostros femeninos y hermosos, como si fueran ángeles, muy diferente a los gruñidos que escuché.
 


—¿Qué son?—susurro asombrada, sintiendo una suave y fría brisa acariciar mi cara. Si antes hacía calor, ahora siento un frío que parece que en cualquier momento me voy a congelar viva... pero prefiero esto a lo otro. Miro debajo de mí, árboles y más árboles, hasta que veo un hueco oscuro, parece profundo. De repente, mi estómago se retuerce en un nudo de emociones. Dejo escapar un grito ahogado mientras me precipito hacia el vacío, observo cómo la bestia se aleja con sus enormes alas. Mis brazos se aferran a mí misma, sintiendo un vértigo en el estómago. Abro los ojos pero no logro ver nada, todo está oscuro y eso me aterra aún más. Entre la confusión y el miedo, percibo el eco de una melodía, un destello de luz se hace presente, el tiempo parece ir más lento. De repente estoy rodeada por las luces que antes había visto, se mueven a mi alrededor, trato de tocarlas pero se alejan. Escucho su canto flotando en el aire, suave y melancólico, como un coro celestial en medio de la oscuridad.

°Bajo el encanto, la falsa mentira realidad se hará

°Míranos y ve lo que eres en realidad

°Tu verdad esta aquí

°Entre sombras y susurros las Jias mostrarán

°Oye nuestro cantar y vuelve a tu realidad

°Desafía el bien y el mal

°Siente el latido del tiempo revelar

°Sé quien eres en verdad

°Porque las Jias somos de este lugar

°Tu destino hecho está

°En el eco de las estrellas tu camino
encontrarás

°Abraza tu destino y alcanza la eternidad

°Espera nuestra señal

°Porque el tiempo de los Dioses está por llegar

°Y cuando la última gota de tu sangré sea derramada...

Abro los ojos de golpe al oler una fragancia nauseabunda, sintiendo mi corazón latir a mil por hora. Confundida, examino mi entorno, dándome cuenta de que ya no estoy en la cabaña. Me siento en la cama mientras intento reponerme, sintiendo un leve dolor por todo el cuerpo. Observo mi ropa y me doy cuenta de que estoy vestida con una bata de hospital de color blanco, con pequeñas manchas de algún líquido desconocido. La tela es suave pero fría al tacto, y tiene el característico olor a desinfectante. La bata está un poco arrugada, como si hubiera sido puesta apresuradamente. Las mangas largas cubren mis brazos hasta las muñecas, y el cierre se encuentra en la parte delantera, parcialmente abierto. ¿Había sido un sueño? Hasta cierto punto, pienso que ya estaba más allá que acá. Observo mis manos, luchando contra el miedo de perder la cordura. Todo parece tan real: el olor a pino, la sensación del agarre de la bestia, el dolor de los cortes y golpes. Siento mis ojos llorosos, conmocionada. Tengo miedo de que este lugar no sea real, de que aún siga en un sueño.

Decidida a entender lo que está sucediendo, me pongo de pie y comienzo a inspeccionar la habitación, mientras mi mente busca desesperadamente respuestas. Recuerdo haber leído sobre la fase REM del sueño, donde los sueños son más vívidos y realistas. Me pregunto si lo que he experimentado podría haber sido simplemente una experiencia de estas.
 

—¿Dónde estoy?—susurro tocando las paredes que están revestidas de un mármol plateado pulido que refleja la luz de las tenues lámparas de araña que cuelgan del techo alto. El suelo de madera café está cubierto por una gruesa alfombra de felpa en tonos azules y plateados.

Un sofá de terciopelo blanco se sitúa frente a una chimenea de mármol negro, donde las llamas danzan. Alrededor, hay mesas auxiliares de cristal y plata, adornadas con jarrones de cristal llenos de flores rojas y rosas.

Las cortinas de terciopelo negro, pesadas y opulentas, cubren las ventanas, impidiendo que la luz natural entre en la estancia. El aire está impregnado de un aroma fresco gracias a la fragancia de los productos de limpieza.
 

—Ya era hora

Una voz me saca de mi aturdimiento, y me doy la vuelta para encontrarme con una joven, aproximadamente de mi edad, acompañada por varios hombres que la escoltan.

—¿Quien eres?

La analizo de pies a cabeza; es muy guapa y tiene un cuerpo atlético. Me resulta familiar; apuesto a que ya la he visto antes, pero no logro recordar de dónde.

—Soy Piper Volk—Me da una leve sonrisa—La mayor me pidió que te escolte cuando despertaras. Así que vamos
 

—¿La mayor?—La miro curiosa.

—Lo lamento, ya esperamos mucho. Dos días fueron suficientes. No perdamos más tiempo—hace un ademán de manos restándole importancia—Ella te explicará todo una vez que la veas.

—¿Dos días?—La miro incrédula —¿Estuve inconsciente por dos días?

—Sí—La veo rodar los ojos por mi pregunta. No me siento molesta, me siento confundida, como siempre. No he obtenido ninguna respuesta para todas mis dudas y lo peor es que he perdiendo tiempo valioso.
 

Veo que se acerca para agarrarme, pero me alejo antes de que pueda intentarlo y me cruzo de brazos. No sé quién es esa tal mayor, pero a Volk la conozco. La observo esperando que alguna información venga a mí, y al fin doy en el clavo. Recuerdo haberla conocido en una fiesta de negocios donde varias personas de distintas sociedades estuvieron presentes. Al final, fue una tragedia: hubo varios secuestros y peleas, y tuvimos que salir rápidamente de allí. Pero antes de que todo eso sucediera, estaba jugando con unos niños y nos presentaron. Recuerdo que se burlaban de ella por lo pequeña y frágil que parecía para una niña de 6 años. No solo la molestaban por su físico, sino también por su estatus. En sí, la historia que compartimos es larga y complicada, y nuestra relación siempre ha sido tensa. La última vez que la vi fue cuando tenía 14 años. Pero ahora, ella está aquí, con una determinación que no recuerdo haber visto antes.




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