Cada encargado hizo señas en las puertas laterales para que los evaluado de su grupo los vieran e invitarlos a seguirlo.
Varios evaluados intercambiaron miradas entre sí, ella lo hizo con algunos compañeros de su grupo que alcanzó a reconocer, todos dudaban y nadie se animaba a avanzar. Su vista se cruzó con una chica que había sido reducida en la entrada, y le ladeó la cabeza en negación.
-REUNIÓN DE GRUPO - Se escuchó una voz femenina en los parlantes que estaban en el predio, para que inclusive los que estaban fuera pudieran escuchar el anuncio y tomaran su decisión.
Harrison agarró del hombro a un chico de su grupo que tenía la cabeza baja por lo que sólo se le veía la cabellera castaña y llena de rulos, indirectamente lo obligaba a seguirle sus pasos.
-Vengan chicos, no tienen porque temer, ya les dije que yo voy a ser su consejero. Estoy de su lado - a esta última frase le agregó comillas con sus manos.
Poco a poco se empezaron a mover, temerosos, uno a uno fueron saliendo hacia el predio en donde se encontraba el encargado y el chico que parecía asustado.
-Bueno les explico, siéntense - dijo a medida que comenzaba a sentarse en el pasto que se encontraba bien cuidado y totalmente verde.
Seguían desconfiados pero aun así decidieron imitarlo y sentarse en el pasto, ella comenzó a pasar su mano por las hojas cortadas prolijamente hasta llegar a su pierna, y tocó la tela que la cubría. Comenzó a pensar sobre la ropa, todos vestidos iguales, sin nada que los distinga, nada personal, entendió que son lo mismo para ellos y que buscan lo mismo en todos.
-Bien, a cierta hora de la mañana se hace una reunión de grupo, es cuando el evaluador, o sea yo, les leo las actividades del día para que ustedes vayan sabiendo. Antes de empezar con presentaciones y explicaciones necesito preguntarles una cosa, ¿Alguno de ustedes recuerdan su nombre, o algo antes de que despertaran en la camioneta?
Harrison esperaba una respuesta y les hizo la seña para que los cuidadores estén alerta ante cualquier reacción.
Todos comenzaron a pensar y el miedo se les reflejó en el rostro cuando se dieron cuenta que su mente estaba en blanco, nadie recordaba, no sabían ni su nombre, si habían tenido una vida anterior y como era, no recordaban su rostro, su físico.
Por más que se esforzara ella no lograba recordar y sabía que era gracias a ellos, algo les habían hecho. "¿Con qué derecho nos roban nuestros recuerdos, nuestra vida, nuestra libertad?" pensó, abrazándose a sí misma.
El miedo pasó al pánico y es cuando comenzaron las reacciones, en algunos grupos empezaron los disturbios pero los evaluados no parecían percatarse de su entorno, estaban demasiados ensimismados y aturdidos.
-Okey, okey, antes de que entren en pánico...
Harrison no alcanzó a terminar de hablar que un estallido lo interrumpió, no tan sólo le afectó a él, debido que todos los jóvenes se quedaron inmóviles ante tal estruendo.
-¿QUÉ CARAJO LE HICIERON? - Gritaba una chica con lágrimas en los ojos.
Miraba como a su lado se encontraba el cuerpo inconsciente de su compañero y como el cuidador correspondiente comenzaba a arrastrarlo sin ninguna dificultad, al moverlo todos pudieron ver cómo brotaba la sangre de un orificio que tenía en la nuca.
En otro grupo una chica gritaba desesperada mientras pataleaba, intentando soltarse del agarre de su cuidador, suplicándole que la suelten y no le hicieran daño. Su encargado se puso de pie, levantó un arma apuntándole para luego dispararle en el mismo lugar que el chico anterior.
A medida que el cuerpo de la evaluada caía comenzó a crecer el caos y la desesperación de todos los grupos, algunos corrieron lejos, otros fueron reducidos por conductas violentas, otros insultaban a sus cuidadores mientras éstos no dejaban de anotar sin inmutarse y algunos se quedaron paralizados sin saber como reaccionar, ella era una de estos últimos, no se movía en absoluto a excepción de su mano que la pellizcaba frenéticamente.
No podía moverse, no podía sacar de su mente el cadáver arrastrado, la chica gritando, estaba inmóvil mientras las lágrimas le caían por la cara, estaba aterrada, entendió que estaban en verdadero peligro, debía obedecer, debía ser fuerte y debía servirles para sobrevivir a todo esto. Miraba como a su alrededor aún había gente gritando, gente intentando pelear, gente corriendo pero ella sabía que nada de eso servía, que no podían escapar ni enfrentar, sólo debían aguantar.
Mientras permanecía allí quieta, sin saber muy bien qué hacer, vio como algunos de los cuidadores llevaban a sus evaluados a una estructura, parecida a una carpa, blanca y enorme, el interior no se veía lo cual le causó aún más intriga.
Se secó las lágrimas lentamente, demoró un tiempo en darse ánimos para moverse y sobre todo calmarse para dejar de temblar y llorar, no se atrevía a levantarse pero tenía que hacerlo, se clavó las uñas en ambos hombros y tomó la fuerza suficiente para ponerse de pie.
-¿Estás bien?
Su cuidador la sostuvo del brazo antes de que se cayera, ella se estremeció ante el contacto pero no tuvo el valor suficiente para soltarse por lo que se limitó a asentir con la cabeza.
-Sé que esto no parece nada bueno pero tranquila, no es tan terrible como parece - el cuidador intentaba calmarla pero ella estaba reacia hacia su ayuda.
Ella se limitó a mirarlo de reojo, el pelirrojo se veía más amigable de lo que parecía al inicio. Sin saber qué más hacer, se quedaron en silencio un tiempo hasta que su estómago decidió romperlo, ella al notarlo se avergonzó.
-¿Tienes hambre verdad?
Él esperó su respuesta y estaba realmente interesado en ayudarla pero ella aun seguía negada a compartir ese entusiasmo.
-Vuelvo enseguida, te dejo a cargo de una compañera de confianza.
El cuidador se puso de pie, se acercó a una chica alta con el mismo traje marrón que él y le susurró algo al oído, ella asintió y se dispuso a mirar a la evaluada de su compañero fijamente. Esto la incomodó pero aún así no expresaba ninguna reacción, temía que hiciese algo lo suficiente malo para que tomaran medidas sobre ella.