Indagando su oscuridad

Capítulo 22. Esto es tan difícil

Eiren:

Jarel retira sus manos por inercia cuando la profesora entra al aula. Todos los estudiantes que parlotean sin cesar guardan silencio y esa acción hace que la docente nos dé un asentimiento como saludo.

Que amable...

Veo de reojo como el chico a mi lado saca su cuaderno y el lápiz que hace minutos utilizaba. Intento checar lo más que puedo para ver si puedo atisbar lo que tanto dibuja con esmero; sin embargo, nota mis intenciones y lo que hace es elevar la comisura derecha de sus labios y dejar el cuaderno cerrado. Lo fulmino con la mirada por lo que ensancha más su gesto jocoso.

Desvío la mirada y quedo analizando lo que me acaba de confesar mientras finjo prestarle atención a lo que explica la señora Lewis. Me doy cuenta que Jarel es indescifrable, por más que le de vuelta a lo que dice o hace jamás doy con el blanco. Es enigmático, misterioso y complicado. Tengo que actuar con cautela a su alrededor porque no sé cuál será su réplica y eso es angustiante.

¿Cómo puede me puede llamar la atención?

¿Soy tan masoquista?

Mi vida ya de por si es un embrollo y ahora me atrae alguien que es más enredado que nadie.

Paso las manos por mi rostro con rapidez. Me irrita todavía percibir el tacto caliente de Jarel por mi piel. Saco el libro y el cuaderno que corresponden a esta materia y los posiciono en el número de página que la profesora acaba de dictar. Por lo que llegué a escuchar hay que realizar un resumen de diez hojas, lo que me deprime de sobremanera, aparte, hay que entregarlo el día de hoy... En pareja.

Eso último provoca subrayarlo y hacerle un círculo con marcador fosforescente para que resalte. Me hago la despistada cuando todos los estudiantes con apuro buscan a su compañero con quienes harán dicha tarea. Lo que mentalmente suplicaba que no pasara termina sucediendo ya que siento como Jarel toma un extremo de mi silla y la aproxima hacia su mesa. Ya de por si la distancia que nos separaba era poca, ahora es casi nula.

¡¿Dónde está Leia para salvarme?!

— ¿Por qué estás tan inquieta? —pregunta muy cerca de mí.

Trago saliva y veo como mis manos, las cuales están sobre la mesa, tiemblan ante el nerviosismo. Las bajo y las escondo colocándolas encima de mi regazo.

—Por nada —respondo casi al instante. Giro en mi puesto para alcanzar los materiales que dejé en la mesa anterior.

—me sorprende que a estas alturas no sepas que es imposible mentirme. No te haré daño Eiren. ¿Por qué te lastimaría? —pregunta haciendo hincapié a una sonrisa insolente.

—creo que si leemos ambos al mismo tiempo terminaremos más rápido, ¿eres bueno haciendo análisis? —comento, desviándome del principal tema a conversar.

—soy bueno haciendo muchas cosas. —Toma el libro, dejándome muda por un par de segundos. No lo mal pienses Eiren. No. Lo. Mal. Pienses. ¡Agh! ¿Por qué tiene que ser así?

—destácate haciéndolo entonces. —Le dejo el texto en sus manos y el cuaderno junto al lápiz para que copie. Me mira de reojo con cierta sorpresa, pero aquel gesto cambia a ser otra sonrisa.

¿Qué lo tiene tan contento?

—Bien —responde.

Comienza a leer y yo como una bobalicona lo observo embelesada. Es tan hermoso. Esas cejas pobladas se fruncen y sus ojos los cuales están más claros se vuelven más pequeños, las pestañas que tiene bien proporcionadas y rizadas llegan a la parte inferior de sus cejas, y cuidado si me equivoco y son más largas. Sus labios rojos están en una línea recta y verlos solo me hace acordar a la sensación que se asemeja a un millón de fuegos artificiales que transcurre cuando se unen a los míos.

Definitivamente Jarel es digno de admirar. Hasta tiene esas diminutas pecas que solo observándolo de cerca se hacen notar, esos pequeños puntitos le dan aquel aire inocente a su intenso mirar.

Dejo de divisarlo. Siento vergüenza porque sé que el captó cada mirada que le di. Mis mejillas las siento encenderse y aquel manojo de nervios instalarse de nuevo en mi estómago.

— ¿Qué harás hoy? —interroga, mirándome. Quedo sin aire cuando sus ojos hacen el mismo recorrido por el mío, de igual manera que yo hice hace un instante.

—yo... —Me detengo al recordar que Keitan me pasará buscando al anochecer. Joder. El semblante de Jarel se endurece y el gris en sus ojos llega a ser muy oscuro.

—Iré a tu casa hoy —comunica con cabreo.

— ¿Qué? Deberías intentar preguntar antes. —Sonríe y niega —hoy no puedo.

— ¿Por qué? —Ladea un poco su cabeza y tengo el presentimiento de que hace eso sin darse cuenta.

—Voy a salir —musito. ¿Por qué no quiero que se entere de que saldré con su hermano?

No contesta y me angustia más. ¿Vendrá o no?

No hablamos más hasta que diez minutos antes de que sea la hora de salir él entrega nuestro análisis el cual lo hizo solo. Cynthia nos corrige y felicita al tener la nota más alta. Jarel se detiene delante de mí y con una sonrisa arrogante me tiende las hojas con el diez marcado en grande.

—te dije que era bueno haciéndolo. —Pasa por mi lado y yo tardo en moverme para salir del salón.

Guardo los papeles en mi bolso y me dirijo hacia la cafetería. Busco a Leia por todos lados y la hallo haciendo la fila para comprar. Llego hacia ella y sonríe abiertamente al verme.

— ¡Janit! Estaba haciendo la cola para las dos. Tengo algo que contarte.

Ruedo los ojos al escuchar mi segundo nombre y avanzamos dos pasos más.

—dímelo.

— ¡Nehemiah se va mañana! —exclama con emoción. Las personas que tenemos a nuestros alrededores se giran para vernos con extrañeza, Leia les saca el dedo corazón y estos vuelven a lo que hacían. Suelto un carcajada.

— ¿sí? Eso es genial.

—lo es y lo agradezco. Me estaba incomodando. No creas que no me daba cuenta como me miraba cuando pasaba por su lado. Me daba una impotencia. Es que si tuviera la oportunidad le diera un batazo para que reaccione —dice con resignación.



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En el texto hay: tristeza, amor, suspenso

Editado: 12.03.2021

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