Jarel:
Jamás olvidaré como comenzó todo...
Sonrío.
Siempre odié ese porcentaje de humanidad de mi madre porque la hacía diferente a nosotros. Si, tenía todos los requisitos necesarios para ser un demonio; su alma estaba marchita, prácticamente podrida luego de perder su vitalidad y acabar todo rastro de luz que quedaba en ella después de todos esos años que pasó en nuestro hogar. Sin embargo, no podía desprenderse de esas ganas que la poseían de volver a su mundo natal y es por ello, que se mantuvo firme ante la idea de insistirle a mi padre que la ayudara a regresar.
Las peleas que se desarrollaron gracias a su empeño con volver fueron infinitas y catastróficas, a partir de ahí (años atrás) nuestra familia comenzó a separarse aún más por el hecho de no compartir los mismos ideales. Aquellas discusiones aumentaron desmedidamente hasta que repentinamente mi padre cedió, asintió de acuerdo a la idea de su mujer.
Aparentemente yo era el único disgustado ante ese planteamiento. No veía la necesidad de trasladarnos a otro sitio con un diferente estilo de vida cuando estaba a gusto con la que tenía. Amaba el lugar donde estaba, me sentía libre, podía dejar a mi naturaleza en libertad porque eso estaba bien visto en este lugar. La oscuridad que me rodeaba no tenía limites, podía manipular y chantajear a quien quisiera; inclusive, podía acabar con la vida de una persona si así se me antojaba.
Disfrutaba de los peligros que yacían a mí alrededor, era un placer estar atento a lo que pasaba en mi vida porque de esa forma fui criado. Fui instruido de esta vil manera para adaptarme a mí alrededor. Crecí con esa oscuridad en mi pecho, con esa tenebrosidad al mirar y con esa apatía e indiferencia a la hora de hablar o pensar. La negrura de mis emociones era lo que le daba forma a mi vida porque lo único que podía percibir son diversos sentimientos que en otro plano se verían atroces.
Cólera, odio, ira, rencor, avaricia, egoísmo, venganza, superioridad, hostilidad y la apatía era lo que giraba en mi vida. Mi ser no tenía cabida para otra clase de sentimiento opuesto porque lo rechazaba, no encajaba en la especie que era. Todos aquí eran del mismo modo, nunca llegabas a imaginar una buena acción de alguien porque eso realmente no existía y es que... ¿Qué era una buena acción? Siquiera podías llegar a preguntártelo porque ni esas palabras estaban en tu vocabulario.
Faith ya llevaba su plan armado, duró semanas ajustándolo para que no hubiera fallos. ¿Por qué tantos planes? Pues bien, resulta que el que nos gobierna impedía que nosotros saliéramos de nuestro hogar con intenciones de ir hacia ese otro plano que a mi madre tanto le llamaba la atención. Había que darle algo a cambio para que nos cediera el paso y ese algo tenía que ser muy valioso. Ahí es donde apareció Ava, mi melliza, con una excelente idea.
Todos sabíamos que quien impedía el objetivo de mi madre tenía una fuerte obsesión por mi hermana, tenía años intentando seducirla para hacerla suya pero ella se negaba porque cuando una persona se une con alguien superior (él en este caso), estaba firmando un pacto donde le estregabas su vida a ese individuo. Cuando ella quiso usarlo para continuar el plan, prácticamente se entregó a él, amarrándolo y diciéndole que sería suya si en cambio dejaba salir a mi familia.
Al inicio no entendí por qué estaba haciendo aquello pero luego lo comprendí muy bien. Si, fue astuta porque cuando volví era la segunda al mando en este mundo, el poder que adquirió quedaba casi al mismo nivel que el supremo.
Yo no estaba de acuerdo con eso, no quería irme y estaba dispuesto a hacer lo que fuera para evitarlo. No me iba de aquí; sin embargo, cuando llegó el día de que mis padres y Keitan se fueran fui a acompañarlos hacia el portal donde iban a desaparecer. Me daba intriga visitar aquel sitio porque me parecía loco que con tan solo atravesar un cabaña todo fuera tan distinto a nuestra forma de vivir.
Quise visitar el lugar parecido donde Kylen asesinó a Kilian (su hermano) sin alguna clase de remordimiento. Fue ahí, cuando las puertas de dicha casucha se abrieron y fui arrastrado con toda mi familia hacia el interior.
Quise evitarlo pero no pude.
La furia que inundó mi cuerpo al saber lo que había pasado no descendió en ningún momento. Todo el tiempo que estuve en ese mundo vivía lleno de odio, de cólera y rencor porque mis padres y Keitan querían fingir ser algo que no eran. Ellos mostraban una amena sonrisa pero ese gesto significaba lo contrario, la vileza y perversión que escondían podían espantar a cualquiera.
Estaba harto de ese maldito mundo. No podía sentirme libre, no era capaz de hacer lo que se me diera la gana aun cuando mis poderes me ayudaban de sobremanera. Es por eso que ideé un plan para salir de aquí. Recordé que para que Kylen entrara a nuestro mundo nuevamente tuvo que arrebatarle la vida a un familiar, Kilian desconocía sus intenciones y es por eso que fue aterrador y espectacular para la vista del supremo.
Me mantuve mucho tiempo pensando algo que sorprendiera a nuestro líder. Imaginé muchas escenas para causar un momento pavoroso pero no eran lo suficientemente buenas para que el supremo me aceptara de regreso. Él tenía que entender que mi negrura no había sido humanizaba por el contacto directo con los humanos, es por esa razón que era casi imposible entrar y salir de nuestra dimensión.
Impactarlo costaba trabajo.
Estaba a punto de rendirme y de resignarme a vivir allá cuando un día, sentado en un parque estudiando el comportamiento extraño de las personas y sus formas de pensar, la vi pasar.
Me atrapó cuando la vi, era la primera persona que realmente se había robado mi atención y es que... ¿Cómo no? su aura era parecida a la mía, a la de las personas de mi mundo. Estaba rodeada de oscuridad, desprendía tención y ansiedad. Me aturdió.
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Editado: 12.03.2021