"Intento de comida familiar."
Es sábado, me estoy arreglando porque acepté ir a una comida en la casa de Santiago. No sólo iría yo, invito a todos los del equipo de americano, dijo que irían algunos primos suyos y que estaría interesante.
No tenía muchas ganas de ir, prefería quedarme con Verónica viendo películas, pero Santiago insistió mucho en que fuera y no pude negarme.
Cuando insiste se ve muy tierno, lo admito.
— ¿Ya estás lista? —pregunto Javier al otro lado de la puerta—. Te está esperando en la sala.
— Ya voy, no tardo.
Y así fue, no tarde.
Baje y estaba Santiago sentado en el sillón platicando con mi hermana, se llevan bien ya que Santiago es el único que no sale corriendo cada que Verónica se pone a hablar de medicina. Se había ganado a mi hermana, y lo mejor para él era que no le molestaba platicar con ella, le interesaban los temas.
— ¿Lista? —sonrió.
— Si —voltee hacia Verónica—, no llego tarde.
Salimos de la casa y nos fuimos en el coche de Jones a su casa. No quedaba lejos, así que puse la radio y escuchamos unas cuantas canciones antes de llegar.
— Llegamos —anuncio, bajando del coche.
— ¿Por qué es la comida?
— Mis primos se mudan y quieren que les presente unos cuantos amigos.
— ¿Y solo trajiste hombres?
— Mis primas traerán a sus amigas, así son las cosas aquí, es que yo casi no tengo amigas.
Entramos a la casa y salude a los que estaban dentro, conocía a todos, incluyendo a sus padres. Estuve platicando un rato con los chicos del equipo de americano hasta que llegaron los que yo supongo que son primos de Jones.
— ¡Hey! ¿No nos vas a presentar a tus amigos?
— Claro —empezó a presentar a uno por uno hasta que llegó a mí—, ella es Elena.
— Elena Walker, un gusto —sonreí.
— Te me haces familiar, ¿eres algo de Santi? —pregunto una chica que nunca había visto.
Le iba a contestar que sí, que era algo complicado pero que de cierta forma si éramos algo, pero claro él tuvo que cagar todo, de nuevo.
— Es mi mejor amiga —aclaro.
— Auch, —murmuró JP— me dolió.
— Cállate. —le susurre.
Estuvimos platicando todos un rato, hasta que se les ocurrió jugar verdad o reto. Estuvieron preguntándose un rato, me habían preguntaron unas cuantas cosas, pero nada interesante. O eso hasta que le preguntaron a uno de los primos de Jones que quien era la más guapa de las que estábamos ahí. Éramos varias niñas, sus primas llevaron amigas y eran muy lindas así que yo ni pondría atención.
No es algo que me importe, si me ven guapa o no es problema suyo, yo sé cómo me veo y estoy bien con eso.
— Yo creo que Elena, es muy atractiva.
— ¡Que! —soltó Santiago desconcertado.
— Es muy bella —me miro directo a los ojos—, me gustaría que nos conociéramos mejor.
Mi cabeza apenas estaba asimilando todo cuando Santiago se paró muy furioso y salió de la casa.
— Ahora que no está, ¿eso es cierto? —le preguntaron.
— No, ósea sí, pero no —soltó una risita—. Elena te me haces muy atractiva pero no eres mi tipo, me encanta molestar a Santiago.
— No entiendo.
— Te explico, le gustas a Santiago pero es un tonto que no se da cuenta que solo te aleja cada vez más —explico Juan Pablo.
— Pienso ponerlo celoso, es divertido.
— Tienes razón —sonreí.
— Y lo de conocernos, me gustaría, pero como amigos claro, tengo ligue —sonrió— me llamo Alejandro, por si no recordabas mi nombre.
— Elena, ¿podemos hablar? —dijo Santiago acercándose.
Acepte, salimos a la calle y estuvimos caminando sin decir nada. Quisiera decir que era agradable pero era lo contrario, le sentía incómoda en esta situación.
— Yo lo siento —rompió el silencio.
— No has hecho nada Santiago.
— Es que no me he portado contigo como lo mereces, soy un idiota —se pasó la mano por el pelo, frustrado.
— No eres un idiota.
— Me gustas, y quiero tener algo serio contigo.
— ¿Pero?
Sabía que había un 'pero', siempre lo hay. Ese 'pero' siempre arruina todo.
— Primero tengo que aprender a comportarme —suspiro—, no quiero ser un peligro para ti.
Sé porque está hablando de esto. Lo entiendo.
Santiago está preocupado por como pueda reaccionar antes su trastorno, lo he investigado y me he informado, sé que hacer para evitar que el tenga episodios.
— Enserio me importas Elena, pero tengo que controlar mis celos o terminare lastimándote.
— Yo —suspire frustrada—, entiendo.