"Los celosos."
Lunes por la mañana, normalmente odiaría levantarme pero hoy tengo ganas de ir a la escuela, ya saben, para ver a Santiago.
Me levanté, me arreglé para ir a la escuela, si, hoy si me arregle, y bajé donde ya me esperaban mis hermanos.
— ¿Por qué estás tan feliz? ¿Hay algo que nos quieras contar? —pregunto Verónica algo molesta.
— ¿Porque la pregunta?
— ¿Nos contarás algo sí o no? —soltó Javier sin despegar la mirada de su celular.
— ¿Ustedes saben algo? —pregunte curiosa.
— Nosotros sabemos tantas cosas. —soltó Dylan indiferente.
Okey, esto es demasiado raro. ¿Desde cuándo mis hermanos me cuestionan?
<< Desde que tú les mientes. >>
Yo nunca les miento, solo buscaré como decirles de Santiago. No tienen que enterarse ahora, ¿o sí?
<< Tal vez ya saben. >>
— Si quiero decirles algo.
— Al fin vas a confesar. Te escuchamos. —Javier guardo su celular y me miró serio.
— Les cuento de camino a la escuela.
Nos subimos al coche y de nuevo todos me miraron, definitivamente ya saben, podría haberles inventado cualquier cosa para que desviáramos de tema pero no funcionaria, no con ellos, especialmente con Javier.
— Ya díganme lo que saben.
— No, queremos que tú lo digas.
— Ya saben —afirme.
Dylan se rió y me miró como si dijera pura estupidez.
— No nos puedes esconder nada Elena.
— Okey ya, ¿quién les dijo?
— Solo paso, nos enteramos de todo —dijo Verónica—, ¿cuándo nos ibas a decir?
— Me lo dicen como si fuera lo peor del mundo, solo tengo novio, no mate a nadie.
Dylan y Javier me miraron serios y por alguna extraña razón eso le dio risa a Verónica, tal vez los celos de estos dos inmaduros.
— ¿Quién es? —pregunto Dylan.
— Obvio que es Jones —afirmo Verónica—, ¿o me equivoco?
— No.
— No puedes tener novio y punto —dijo Javier.
— ¿Quién dice?
— Yo lo digo.
— ¿Y eso qué?
— Te prohibió tener novio.
Automáticamente me empecé a reír, díganme que no dijo eso. Mis hermanos siempre son tan bromistas.
— Si puedo tener novio.
— No puedes.
— Si puedo.
— Que no.
— Que sí.
— No.
— Sí.
— ¡No!
— ¡Sí!
— Ya dije que no y punto.
— Yo digo que sí y punto.
— Maduren un poco, ¿sí? —dijo Dylan divertido.
— Esto no es de madurar, no dejare que mi hermanita menor tenga novio.
— Pues no te estoy pidiendo permiso, así que lo siento.
— ¡No puedes tener novio!
— Apoyo a Javier —dijo Dylan divertido—, no es buena idea que tengas novio.
— Qué pena que no les estoy pidiendo su opinión.
— Yo apoyo a Elena, no por ser la menor no puede tener novio, es incluso más madura que ustedes, puede manejar esto perfectamente —dijo Verónica seriamente.
En ese momento llegamos a la escuela, no todos bajábamos aquí, Verónica irá a trabajar y Javier a la universidad.
— Bueno le seguimos después, ya me aburrieron —me baje del coche y Javier gritó.
— ¡No hemos acabado esta plática!
— No hemos acabado esta plática —imite a Javier con una voz ridícula.
El coche se alejó y Dylan me miraba divertido.
— Son iguales, no maduran.
— ¿Interrumpo algo? —Santiago se acercó y me dio un beso en la mejilla.
— No, Dylan ya se iba.
— Jones —dijo en forma de saludo.
— Dylan —respondió algo divertido.
Dylan rodo los ojos, agarro la correa de su mochila con fuerza y se alejó.
— ¿Pasa algo con tu hermano? —sonrió— Se ve algo serios.
— Sí, es que está celoso.
— Oh, ¿de mí?
— Si, ¿puedes creerlo?
Me rodeó los hombros con su brazo tratando de abrazarme y empezamos a caminar directo a mi salón. Íbamos platicando de pura tontería y era algo divertido.
— Llegamos a mi salón.
— Llegamos —repitió.
— ¿Nos vemos en la salida? —sonreí.