Indeleble [infinitos #1]

Capítulo 8

"Los celosos."
 


Lunes por la mañana, normalmente odiaría levantarme pero hoy tengo ganas de ir a la escuela, ya saben, para ver a Santiago.

Me levanté, me arreglé para ir a la escuela, si, hoy si me arregle, y bajé donde ya me esperaban mis hermanos.

— ¿Por qué estás tan feliz? ¿Hay algo que nos quieras contar? —pregunto Verónica algo molesta.

— ¿Porque la pregunta?

— ¿Nos contarás algo sí o no? —soltó Javier sin despegar la mirada de su celular.

— ¿Ustedes saben algo? —pregunte curiosa.

— Nosotros sabemos tantas cosas. —soltó Dylan indiferente.

Okey, esto es demasiado raro. ¿Desde cuándo mis hermanos me cuestionan?

<< Desde que tú les mientes. >>

Yo nunca les miento, solo buscaré como decirles de Santiago. No tienen que enterarse ahora, ¿o sí?

<< Tal vez ya saben. >>

— Si quiero decirles algo.

— Al fin vas a confesar. Te escuchamos. —Javier guardo su celular y me miró serio.

— Les cuento de camino a la escuela.

Nos subimos al coche y de nuevo todos me miraron, definitivamente ya saben, podría haberles inventado cualquier cosa para que desviáramos de tema pero no funcionaria, no con ellos, especialmente con Javier.

— Ya díganme lo que saben.

— No, queremos que tú lo digas.

— Ya saben —afirme.

Dylan se rió y me miró como si dijera pura estupidez.

— No nos puedes esconder nada Elena.

— Okey ya, ¿quién les dijo?

— Solo paso, nos enteramos de todo —dijo Verónica—, ¿cuándo nos ibas a decir?

— Me lo dicen como si fuera lo peor del mundo, solo tengo novio, no mate a nadie.

Dylan y Javier me miraron serios y por alguna extraña razón eso le dio risa a Verónica, tal vez los celos de estos dos inmaduros.

— ¿Quién es? —pregunto Dylan.

— Obvio que es Jones —afirmo Verónica—, ¿o me equivoco?

— No.

— No puedes tener novio y punto —dijo Javier.

— ¿Quién dice?

— Yo lo digo.

— ¿Y eso qué?

— Te prohibió tener novio.

Automáticamente me empecé a reír, díganme que no dijo eso. Mis hermanos siempre son tan bromistas.

— Si puedo tener novio.

— No puedes.

— Si puedo.

— Que no.

— Que sí.

— No.

— Sí.

— ¡No!

— ¡Sí!

— Ya dije que no y punto.

— Yo digo que sí y punto.

— Maduren un poco, ¿sí? —dijo Dylan divertido.

— Esto no es de madurar, no dejare que mi hermanita menor tenga novio.

— Pues no te estoy pidiendo permiso, así que lo siento.

— ¡No puedes tener novio!

— Apoyo a Javier —dijo Dylan divertido—, no es buena idea que tengas novio.

— Qué pena que no les estoy pidiendo su opinión.

— Yo apoyo a Elena, no por ser la menor no puede tener novio, es incluso más madura que ustedes, puede manejar esto perfectamente —dijo Verónica seriamente.

En ese momento llegamos a la escuela, no todos bajábamos aquí, Verónica irá a trabajar y Javier a la universidad.

— Bueno le seguimos después, ya me aburrieron —me baje del coche y Javier gritó.

— ¡No hemos acabado esta plática!

— No hemos acabado esta plática —imite a Javier con una voz ridícula.

El coche se alejó y Dylan me miraba divertido.

— Son iguales, no maduran.

— ¿Interrumpo algo? —Santiago se acercó y me dio un beso en la mejilla.

— No, Dylan ya se iba.

— Jones —dijo en forma de saludo.

— Dylan —respondió algo divertido.

Dylan rodo los ojos, agarro la correa de su mochila con fuerza y se alejó.

— ¿Pasa algo con tu hermano? —sonrió— Se ve algo serios.

— Sí, es que está celoso.

— Oh, ¿de mí?

— Si, ¿puedes creerlo?

Me rodeó los hombros con su brazo tratando de abrazarme y empezamos a caminar directo a mi salón. Íbamos platicando de pura tontería y era algo divertido.

— Llegamos a mi salón.

— Llegamos —repitió.

— ¿Nos vemos en la salida? —sonreí.




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