Indeleble [infinitos #1]

Capítulo 10

"Nuevo trabajo."
 


Empezó el entrenamiento/pruebas para Erick, como ya se dieron cuenta no le entiendo mucho a este deporte, ni a ninguno. Así que solo veía como hacían ejercicio y corrían, me aburrí un poco y revisé mi celular.

Al prender los datos de mi celular me llegó una ráfaga de mensajes de Javier, ya se imaginarán que decían, lo dejé en visto, no era mi intensión discutir por mensaje. Es más entretenido en persona.

— ¿Estás muy ocupada? —pregunto el entrenador.

— Pues en realidad no estoy haciendo nada, ¿porque?

— Necesito tu ayuda.

— ¿Para qué?

— Yo le explico —dijo una tercera persona, era Diego, uno de los titulares.

El entrenador tomó unas hojas que estaban en la banca y se metió a los vestidores, dejo a todos los del equipo dándole vueltas al campo excepto a Diego que ahora estaba sentado a lado mío mientras respiraba algo agitado.

— ¿Muy cansado el entrenamiento? —la verdad es que no tenía idea de que decirle, quería romper el silencio.

— Si —sonrío amable—, la pequeña Walker —murmuro—, quien diría que estaría provocando problemas.

Me quise enojar por el "pequeña Walker" pero admito que me dio un poco de risa, aunque no entendí lo otro, lo de los problemas.

— ¿De qué hablas?

— Yael, Jones, peleando por ti —tomo una botella de agua—, la verdad no entendía al principio, luego te vi llegar con Jones y entendí un poco, eres muy guapa y supongo que tienes una gran personalidad, y admito que es muy entretenido ver como se pelean.

— Pelean porque se llevan mal, yo no tengo nada que ver en eso.

— Si tú quieres creer eso, está bien; pero yo venía a hablar contigo de otra cosa.

— Te escucho.

— Bueno como dije antes ellos se pelean por ti, y al parecer dan el 200% cuando tú estás presente, dan todo solo para impresionarte y descubro que tu ni les prestas atención, estas en el celular. Qué irónico.

— No le entiendo mucho al deporte.

— Wow, sí que eres algo diferente... me imaginaba a una chica ya sabes, perfecta, y experta en deportes, por tus hermanos.

Hay van de nuevo, si, mis hermanos saben mucho de deportes, especialmente Javier por lo que estudia, comunicación, pero no porque a ellos les guste a mí me va a gustar, a mí me encanta leer y ellos no abren un libro ni aunque les pague, por esos esos comentarios no son de mi agrado.

No somos iguales.

— Bueno pues esto es lo que hay —dije refiriéndome a mi aspecto—. Estoy bien con quien soy y como me veo.

— Y eso está muy bien, enserio eres muy guapa y por lo que veo, buen autoestima, eso es todo.

— Supongo.

— Bueno ya, el entrenador quiere que vengas a todos los entrenamientos.

— ¿Para qué?

— A mí me gusta verlos pelear, es divertido y entretiene, pero es porque dan más que el 100 de ellos mismos, aparte el entrenador necesita ayuda.

— Si necesita ayuda porque no le pregunta a alguien que si sepa del deporte, o que mínimo esté interesado en esto.

— Bueno no ha encontrado a nadie.

— Yo conozco a alguien perfecto para esto —sonreí—, les puedo traer a Javier Walker, pero yo no sirvo para este trabajo.

— Bueno tendrás que rechazar al entrenador, a mí solo me mandaron a preguntarte, seria grandioso tener a Javier aquí, pero ni él ni nadie que no seas tú podrá sacar el máximo de esos dos.

— A todo esto, ¿Erick si se quedó en el equipo?

— Probablemente, es muy bueno pero ya sabemos que si Santiago no quiere el no entra y viendo las cosas todo puede pasar.

El entrenador regresó al campo, Diego se incorporó de nuevo al equipo, note como al instante Erick se acercó a él a preguntarle algo.

Diego tenía razón en algo, Javier no hará que ellos saquen su máximo, pero yo tampoco sirvo para esto, de igual forma quiero ayudar.

— Le ayudaré, pero no sé qué quiere exactamente.

— Necesito asistente, ¿crees que puedas con ese puesto?

Por alguna extraña razón me sonó a reto, y claro yo no me negaría.

— Puedo con esto y más, pero no puedo empezar hoy, puedo empezar la siguiente semana, necesito acomodar mis horarios y avisar en mi casa.

— De acuerdo, gracias por aceptar el trabajo, claro te pagaré.

— No es necesario.

Enserio no lo es, tengo dinero por mi familia y no es que lo necesite, no gasto en nada, aparte es una excusa perfecta para estar más tiempo con el equipo, todos me caen muy bien.

— No puedo dejar que trabajes sin pagarte, lo lamento, si no me dejas pagarte no puedes aceptar el trabajo.

Al final, terminé accediendo ya que no tenía sentido discutir.

— Necesito que me ayudes a algo —dijo el entrenador algo dudoso.




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