"Difícil elección."
Me desperté temprano por lo cual decidí ir caminando a la escuela, tenía tiempo de sobra.
En el camino me entretuve pateando una piedrita ya que no tenía mucho que hacer, eso cambio cuando me marco un número desconocido.
— ¿Quién habla? —dije de mala gana.
— Primero que nada, buenos días Walker.
— Andrés.
— Veo que me reconoces, hermanita.
— ¿Cómo conseguiste mi número?
— Tu padre —suspiro—, realmente fue muy fácil que me diera tu número y el de los demás.
— Claro...
— Creo que podrías ser más cortes después de lo de ayer, me dejaste plantado.
Ayer, claro, fingí estar enferma para no tener que ir a la cosa de los vestidos. Mande a Verónica en mi representación por lo cual yo tendré que ir a comprarme un vestido después.
— Fuiste con Verónica, ¿Qué acaso no te agrada?
Ese comentario iba porque sabía que Verónica lo ignoro todo el camino, se podría decir que fue algo incómodo para ella ya que la deje sola, pero enserio no quería salir.
— Bueno, no te marcaba para eso. Tú padre me ha pedido que te acompañe a lo del vestido, ¿cuándo quieres que vayamos?
— No quiero ir contigo.
— Me han prohibido aceptar un no como respuesta, lo siento.
— ¿Tú cuando puedes?
— Cualquier día después de las 12, pero a esa hora sigues estando en clases así que tú dime.
Para ese momento ya estaba caminando en los pasillos de la escuela, seguía tan distraída que no me di cuenta que choque con alguien.
Claro, ese alguien tenía que ser Nicholas. Lo malo no fue eso, fue que iba con todos los del equipó, eso incluía a Erick y Santiago.
— Perdón, yo no iba prestando atención.
— ¿De qué hablas, Walker? —pregunto Andrés aun al teléfono, sonaba confundido.
— Sht, espera.
— No pasa nada Elena, ¿todo bien? —pregunto Nicholas amablemente.
— Si, solo venía hablando por teléfono.
— Waaaalker, tengo clases, solo dime que día paso por ti —Andrés seguía insistiendo.
— Viernes saliendo de clases, se puntual.
— Vale, nos vemos.
Colgó el teléfono y lo guarde.
Todos ellos estaban parados enfrente de mí siguiendo todos mis movimientos.
— ¿Qué hay el viernes saliendo de clases y porque no esto invitado? —preguntó JP haciéndose el ofendido.
— Nada importante.
— Parecía importante cuando lo mencionaste —insistió Diego.
— Chicos, no les importa, no se metan.
— A mí sí me importa, eres mi novia. ¿Con quién hablabas por teléfono?
— No te comportes como un imbécil ahora, no tengo que decirte con quién hablo y con quién no.
— ¿Así que así serán las cosas ahora?
— Siempre han sido así, no te confundas. Pero si te deja más tranquilo, hablaba con un amigo, con Andrés para sea exactos.
— ¿Quién es Andrés? —pregunto Bruno.
Me di media vuelta sin contestar su pregunta y empecé a caminar hacia mi salón.
5 clases aburridas, 2 descansos incomodos y un equipo de americano que me ha estado siguiendo todo el día.
En la salida me dirigí al estacionamiento ya que estaba buscando a Javier para que me llevara a casa pero no estaba su coche, en cambio estaba uno que conocía bien.
— ¿Qué haces aquí?
— De nuevo, hola, estoy muy bien, ¿y tú Walker?
Bajo de su coche y dio la vuelta hasta quedar enfrente mío.
— Solo vine a dejarte esto.
Saco un libro del asiento del copiloto y me lo entrego.
— Léelo, te gustara. Me cuentas que tal estuvo.
— ¿Solo viniste a prestarme un libro?
— Somos hermanos, te lo puedes quedar; pero si, solo vine a eso.
— ¿Tienes tiempo?
— Si, ¿porque?
— Acompáñame, tengo hambre.
Empecé a caminar hacia la cafetería para comprar algo de comida, ya sean unas papas, unas galletas o algo.
— ¿Tienes hambre?
— No, pero gracias.
— Vale.
Cuando estaba a punto de pagar, vi que Andrés sacaba un billete de su billetera y pagaba antes que yo.
— Comida de la paz, no te enojes.
— Lo acepto solo porque tengo mucha hambre y no me caes tan mal.
— Eso es un avance.
Nos sentamos en una de las mesas de la cafetería y claro todas las miradas fueron hacia nosotros.