"El baile."
Elena Walker
Hoy era el baile.
Los últimos días han sido bastante tranquilos y divertidos, he estado con Santiago y sus amigos, los de American Beavers son muy divertidos, nunca te aburres con ellos.
Con mis hermanos casi no he hablado ya que como se acerca la navidad y el año nuevo están llenos de trabajos o de eventos importantes, Verónica está llena de tareas, exposiciones, consultas, todo relacionado a su vocación; Javier ha tenido problemas con su jefe ya que filtraron su número telefónico como promoción, la escuela le pide mucho y ha estado ayudando a Dylan a preparar algo que desconozco. Dylan es otro caso, no le he visto ni el pelo, ha estado de un lado para el otro, al principio creí que ayudaba a mamá a organizar la boda ya que lo vi buscando anillos pero no fue así.
Mi madre y su pareja han estado organizando su boda, me han pedido ayuda y accedí, no tenía nada mejor que hacer; fue por eso que me di cuenta de que Dylan no les estaba ayudando.
Mi padre y su esposa contrataron a una persona para que organizara todo, incluso tenían fecha, era al terminar mi ciclo escolar, unos días después.
Andrés me ha venido a visitar unas cuantas veces, no siempre se queda ya que la mayoría de veces que ha venido están los de American Beavers y a él no le agradan. Me lo ha hecho saber con sus múltiples mensajes de cuando nos podemos ver pero sin ellos, les hace referencia a mis guardaespaldas.
Hablando de amigos, me he encariñado mucho con Juan Pablo, Matheo, Diego, incluso con Nicholas, y hablando de chicas; Maddison se ha vuelto menos insoportable y Karina me empieza a agradar.
Justo acaba de llegar para que nos arreglemos juntas para el baile, ella ha insistido y yo no me he querido negar.
— ¿Lista? Quedaremos hermosas.
— Sí tú lo dices.
Subimos a mi habitación. Ya que nos quedaba mucho tiempo ella se puso a ver la televisión y yo me metí a bañar. Cuando salí en pijama logre escuchar una pequeña parte de su llamada telefónica.
— Ya te dije que no se, supongo que con Jones —hizo una pausa—. No, no te ayudare en eso. ¿Qué porque? Porque me llevo bien con ellos, no haré eso. Solo olvídalo.
Su llamada se me hizo bastante rara, me sentí mal por espiar y decidí salir del cuarto, baje a la cocina para buscar algo de comer cuando me encontré a Dylan, se veía algo pálido y perdido.
— Hasta que te dejas ver. ¿Dónde te has metido estos últimos días?
— He estado ocupado, planeo algo.
— Me podrías decir que es, sabes que te ayudare.
— Ahora no puedo decírtelo.
— ¿Por qué no?
— Porque esta Karina en la casa —suspiro—. Te lo platicare después, lo prometo. Ahora solo dedícate a arreglarte y esas cosas, Jones se ofreció a llevarnos también, estate lista a las 7 en punto.
— Si patrón.
— No estoy de humor, Elena.
— Ya.
Subía la habitación y junto a Karina nos empezamos a arreglar, yo había elegido un vestido bastante discreto, era negro y se me hizo elegante y bonito. A diferencia de mí, Karina eligió un vestido bastante indiscreto color azul, Dylan llevaría camisa azul, lo sé porque Javier me la mostro, fueron a comprarla juntos.
Ellos dos últimamente pasaban bastante tiempo juntos, lo cual me daba mala espina.
— Oye Karina, ¿puedo preguntar algo?
— Lo acabas de hacer —dijo divertida.
— Ya.
— Dilo.
— ¿Con quién hablabas hace un rato? Yo no quería escuchar pero bueno...
— Oh, con Erick, se ofreció a llevarme a la escuela por el baile, pero le dije que no.
— Oh.
— No te preocupes por él, no te molestara.
— Eso no me preocupa.
— ¿Entonces?
— Nada, solo, ¿me ayudas a terminar de alisarme el pelo?
— Claro, te está quedando lindo.
Nunca me aliso el pelo pero decidí que esta era una buena ocasión para hacerlo.
Karina me ayudo a alisarme la parte de atrás ya que es lo que siempre me queda mal, al terminar bajamos a la sala, unos minutos después Dylan bajo, me sentí mal tercio por lo cual decidí salir.
Al abrir la puerta me encontré a Santiago, se estaba acomodando la corbata. Al verme me sonrió de oreja a oreja.
— Que hermosa mi chica —dijo mientras me daba un beso en la mejilla—. ¿Lista para irnos?
— Sí, por cierto, te vez muy bien.
— Lo sé —me guiño el ojo—. Vamos por esos tortolos, que si no, no llegaremos nunca.
— Dale.
Entramos a la casa y vi la imagen que jamás creí ver.
Dylan arrodillado ante Karina con una cajita que llevaba un anillo dentro, no colapse porque Santiago me detuvo.