Indescriptible

CAPÍTULO 15

Aria

Me inscribí al gimnasio para liberar tensiones, y estar fresca como una lechuga al ingresar a clases. Y sí, tenía algo en qué pensar.

¿El problema?

El idiota de Seth que lleva dos semanas sin llamar o enviar un puto mensaje.

Por eso, por lo que toda esa frustración la descargaba con Daniel y el saco de box que llevo 45 minutos golpeando sin parar.

—Necesito y necesitas un descanso —dice Daniel lleno de sudor.

—Si quieres puedes irte. —Estaba furiosa…

—Qué genio te manejas hoy. Deberíamos salir hoy… Es sábado, te hace faltar soltar estrés. —Su mirada se paseaba por mi cuerpo.

Ya había pasado unos meses desde que me inscribí.

Unos meses desde que Seth se fue a una misión a Colombia.

Unos meses en donde mi cabeza se estaba martirizando.

Unos meses…

—Acá estoy bien, y tengo tarea qué hacer. —¡Mi lado odioso está llegando a la cima!

Sé qué Daniel no tiene la culpa de nada, es más, me ha entretenido y acompañado desde que nos conocimos. Pese a eso, me siento incompleta, ansiosa, y preocupada.

Seth fue preparado como militar, es uno, eso no quita que cada día que pase yo sienta cierta preocupación por él.

—Estaré en Larco por si te animas a salir, estoy para ti, lo sabes —dijo luego de dejar de sostener mi saco y colocarse la camiseta.

Ni ver su cuerpo bien trabajado, sus brazos anchos, y esa mirada seductora podía distraerme del todo.

Lo intenté, un día lo hice…

Digamos qué, una noche de wisky y tequila se mezcló con ganas, ganas que se apagaron cinco minutos luego de empezar. Fue un desastre.

En mi cabeza solo estaba mi beso con Seth, no podía desconectar y hacer como si no pasó. Quiero dejarlo de pensar, volver a la vida que tenía…

Aunque ahora estoy mejor, emocional y físicamente. Los cambios de mi cuerpo ya los estoy viendo, el gimnasio al parecer ya se está notando. Mis piernas tonificadas, mi trasero más redondo, mis senos están igual.

No es por presumir, pero mis senos son increíbles. No necesito de brasier para que se vean levantados, usualmente me pongo top o camisetas pegadas. Cuando salgo o me veo con alguien, si tengo que usar brasier, obligatoriamente.

Vi salir a Daniel del hotel, su sonrisa encantaba a todo el mundo. Y su carrera estaba en despegue, era uno de los influencers más cotizados del momento, y a veces nos fotografiaban juntos. Trató de no salir, odio ser el centro de atención.

La llamada entrante me volvió al mundo terrenal.

—¿Quién?

—Hola, se dice primero. —Me quede muda al escuchar su voz después de un tiempo—. ¿No dirás nada? Pensé que te alegraría escucharme, al parecer no me necesitas…

—¡Eres un idiota! —dije saliendo del trance.

—Vaya que euforia.

—Si te tuviera al frente, sería más que un grito. Entiendo que tu trabajo es complejo, y tienes que infiltrarte, pero al menos un sms. Me tenías… —Angustida, ansiosa—. Preocupada.

—Ya veo. Tranquila, mañana llego por la noche.

Por fin. Me tenía con los pelos en punta.

—Ok.

—A veces olvido lo fría que eres. —Auch. Pero cierto, muy cierto.

—Cuídate, me hablas cuando aterrices.

—Bien…

No deje que continuara, el escuchar su voz me hizo recordar porque estaba molesta con él.

***

En una hora tengo que estar en el aeropuerto. Elegí algo cómodo para recibir al odioso que ocupa parte de mis pensamientos.

No negaba que me… emocionaba en cierta parte que ya regresara. A quién miento, obvio que quiero ir y tirarme encima de él.

Pero… no.

—¿Ya te vas? Daniel vino hace unos minutos a preguntar por ti.

—Si, si vuelve a venir dile que salí y que regreso tarde.

—Con cuidado y saluda a Seth de mi parte. —Su mirada pícara no me da buena espina.

—¿Por qué esa mirada? Deja de insinuar cosas.

—Nada, yo me entiendo. —Rodé los ojos, no iba a admitir nada, menos a ella.

—Nos vemos más tarde. Me llevaré el auto.

Eran exactamente las 6 de tarde, en unos minutos aterriza el avión y mi estomago es como laberinto de gusanos moviéndose a su antojo. No se si es hambre, nervios o ambos.

Dije que tenía que alejar estos sentimientos, es lo mejor. Y ¿por qué ahora estoy dudando?

Debería guiarme por los comentarios de Sam o de Cass y decirle a Seth como me siento, tal vez… pueda ser recíproco.

Dejo de idear estupideces cuando veo una silueta femenina muy conocida.

¿Qué hace aquí?

Me bajo de inmediato del auto y camino hacia ella.

—¿Qué haces aquí? —Mi voz la hace girarse y mirarme llena de odio.

Es mutuo…

—¿Qué haces tú aquí? Yo vine por mi hombre y tú… —Mi carcajada la ponía más colérica que de costumbre.

—Seth está lejos de ser tu hombre.

—Pues… que tú no lo quieras ver, me dice muchas cosas. ¿Estás interesada en él? Y no me refiero a su amistad. —O su sexto sentido es muy bueno o yo no sé disimular.

—No veo lógica a tu pregunta. Y tú no te cansas de estar tras él, creí que lo de ustedes había acabado hace un tiempo.

—No, volvimos a lo mismo cuando fui a visitarlo a Colombia.

¿Qué?

Espera, fue a verlo…

—Te sorprende, creí que ambos se contaban todo. —Igual yo. Su voz estaba cargada de veneno.

A mí no me llamó, no me texteo y a ella sí. Es más, se vieron y quién sabe durante qué tiempo.

Definitivamente soy una estúpida, sin embargo, quiero escucharlo de sus labios. Quiero que él me diga que la vio, que volvieron a ser… amantes.

Y no negaría que dolía, y mucho.

—Ya aterrizó, no quiero seguir perdiendo mi tiempo contigo Aria. Aléjate de nosotros, tú solo destruyes todo lo bueno.

Algo golpeó en mi pecho, al recordar las mismas palabras salir de sus labios hace años. Yo lo destruí de algún modo… No, no es cierto.

Me repetía lo mismo una y otra vez, no volvería a atormentarme con el pasado.

La vi alejarse, no quería seguirla, igual lo hice. Me detuve de golpe al ver la escena.



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 07.09.2024

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