Valentina
Cuando uno se enamora se aferra tanto a esa persona, sin importar cuanto nos estamos lastimando en el proceso.
Sé qué él la ama a ella, pero sé que puedo borrar ese recuerdo. Podemos ser felices.
Daría todo por que me viera como la ve a ella, porque me dará las sonrisas sinceras que tiene con ella, por ver su parte tan perfecta que tiene con ella.
Yo solo recibo sexo, encuentros fortuitos que llegaron a su fin el día que Aria pisó Lima.
La detesto y no lo niego. Desde hace tanto que dejó de estar en nuestras vidas. Pero la muy maldita tenía que volver.
Siempre la cara de niña buena, cuando es una arpía, una zorra vestida de oveja. Queriendo tener a todos a sus pies. Gregos. Seth, Leonardo y ahora ese modelo que se consiguió.
No tiene ni 6 meses de regreso y ya tiene ligue nuevo.
Reconozco lo atractiva que se ve, su nariz perfilada, sus cejas y pestañas pobladas, el aura sensual que emana, pero no es mejor que yo.
Es inocente aún para este mundo cruel, se le ve diferente… Sin embargo, sigue siendo una oveja en medio de lobos.
¿Cuánto tardará en romperse tu caparazón querida Aria?
¿Qué hará cuando vea a Gregos? ¿Cuándo sepa que regresó?
Me va a encantar ver tan dramática escena.
Los pasos que se escuchaban en el corredor atrajeron mi atención.
Seth no llego a dormir, lo sé porque lo esperé toda la maldita noche.
De nada sirvió el babydoll rojo que me compré, no llegó. Y algo me dice que fue por ella.
Confirmé que era él al verlo entrar ebrio al departamento.
—¿Dónde estabas? —Me miró indiferente como siempre.
—No te importa. —A penas era entendible sus palabras.
—Seth… ¿Dónde estabas?
—No te gustará la respuesta.
—Porque estuviste con Aria, ¡¿verdad?! ¡Contesta!
—¡Si! Estuve con ella. Hicimos el amor como nunca lo hice con nadie y ahora no quiere verme, ¿puedes creerlo?
No.
No lo ha dicho.
Se acostó con ella.
Logró acostarse con esa…
Me tragué las lágrimas que querían rodar por mis mejillas, esto no iba a parar mis planes. Yo iba a estar con Seth, me casaría con él.
—Claro que puedo creerlo, no te quiere. Te usó y luego te desechó. ¿No lo entiendes? —En sus ojos vi ira pura.
—¡Cállate! No sabes lo que dices.
—Claro que lo sé, ella es una zorra que le gusta manipular a la gente, le gusta a tener a todos en la palma de la mana. ¡Porqué no lo entiendes!
Negaba con la cabeza, rodeando mi cuello con su mano.
—Eso no es cierto.
—Y entonces, qué haces aquí y no cómo perrito faldero con ella. —Me soltó quitándose la camisa que traía.
—Vete y cierra la puerta cuando salgas.
Verlo así me recordaba al pasado.
Algo tenía Aria que ponía a los hombres como locos después de salir de su vida. La perra era como un dulce adictivo.
Vi el efecto en Gregos, en cierto punto en Leonardo y ahora lo veo en Seth.
¿Qué tiene qué la hace tan especial?
Odié tanto estar bajo su sombra en la secundaria. Siempre ella se robaba la atención de los chicos que a mí me gustaban. Se excusaba con que no era su culpa, su cara de mojigata engatusaba a los chicos.
La dulce y perfecta Aria.
Esto tiene que acabar. Ella no puede regresar y obtener lo que se le antoje.
Así que… es momento de que aprendas a no meterte en mis asuntos Aria.
Llamé a la persona indicada para organizar una fiesta. La fiesta que pondría de cabeza a todos.
Una timbrada, nada. Segunda timbrada, nada. Tercera...
—¿Bueno?
—Hola Leo, ¿cómo estás? —Podía hasta incluso ver la sonrisa pícara que siempre lanzaba.
—Hey Valentina, bien todo bien por acá. A qué se debe esta sorpresiva llamada.
Bien, es hora jugar.
—Estaba pensando en la fiesta de reencuentro que comentaste, ya sabes para reunirnos en una casa de campo o en casa de alguno de nosotros.
—Había olvidado por completo eso.
—Oh querido, eso lo sé. Por eso, te lo recuerdo. Aprovechemos que Gregos está en Lima e Ingrid llegará en dos días…
Mi prima regresaría de Europa, y moría por ver la cara de Aria al ver a su ex mejor amiga.
—¿Enserio? Eso debemos celebrarlo. Déjame contacto a algunos, los más cercanos y organizo todo par reunirnos. ¿Puedo contar contigo por si necesito algo?
—Por supuesto, cuenta conmigo para lo que necesites. Te dejo, Seth está por despertar… —Su risa fue disimulada.
—Veo que siguen en sus cosas… Cuídense.
—Adiós. —Colgué sonriendo por la espinita que acabo de crear.
Me dirigí a la habitación, y me quedé en el marco de la puerta apreciando la decoración primero, luego mi vista se dirigió la semental que dormía en la cama.
Su respiración apacible, ajeno a todo a su alrededor. En ese estado él permanecía en calma…
¿Lo amo?
Por supuesto que lo amo, me enamoré de él cuando creí que no creería de nuevo en el amor.
Ambos nos encontramos en situaciones similares, ambos con el corazón roto, ambos destruidos. Y nos apoyamos, diga lo que diga ambos nos curamos.
Y ahora somos esos seres sin sentimientos, ser que él quiere ocultar por ella.
Yo conozco todas sus facetas, sus demonios internos, lo he visto en su peor momento y aquí estoy. Lo amo tal y cómo es.
Te amo Seth.
Y duele, me rompe cada vez que piensa en ella, cada vez que muere por ella, cada vez que renuncia a todo por ella.
¿Lo amará Aria cuando vea quien es realmente?
No, es mucho voltaje para ella.
Me recosté a su lado, me desnudé y me acurruqué a su lado. Quería aprovechar estos momentos ante que me echara de su vida.
Seth
La resaca nunca fue un problema, siempre solía tomar cuando salía con unos amigos. Pero nunca hice tantas mezclas en una sola noche. Fue un descontrol total, Braulio me estuvo escuchando toda la noche.
¿Por qué Aria?
¿Acaso no significó nada para ti? ¿Acaso no sientes nada por mí?