Indescriptible

CAPÍTULO 19

Tres días después.

Aria

Llevaba toda la mañana hablando con Sam. Le conté todo lo que había pasado en estos días y escuchaba sus regaños.

—Nena te entiendo sabes, pero vos no podés solo ignorarlo o usarlo y desecharlo. Ni siquiera escuchaste lo que quería decirte. —Torcí los labios.

—Para qué, Me engañó, y no fue capaz de hablarme con la verdad Sam. Odio que la gente crea que soy estúpida, después de todo siempre termino sabiéndolo todo.

—Si, tienes razón. ¿Y no tienes curiosidad de saber si en verdad quiere estar contigo? Ari tú lo quieres. Está de más decirte que estás enamorada boba.

—Lo estoy, eso no quiere decir que voy a dejar pasar cosas por alto. No quiero volver a caer en una relación llena de mentiras, llena de secretos. Quiero paz, amor, una puta novela romántica. Y la constante intromisión de Valentina, me pone los pelos en punta.

—Bueno viéndolo desde otra perspectiva… Tú te fijaste en él después. —Su risa trato de calmar mi enojo. Cosa que empeoró.

Claro que tenía razón. Yo conozco a Seth desde siempre, incluso muchos años antes que ella, pero siempre fuimos amigos, solo amigos. Mientras que ella lo vio como polvo seguro, yo aún lo veía como mi amigo, hasta ahora.

Mis sentimientos cambiaron, fui una tonta al no darme cuenta antes. Y eso era algo que siempre me iba a cuestionar.

—Cambiemos de tema, ya suficiente tengo con ocultarle todo a Daniel. Es como si se las oliera que pasó algo con Seth. Él detesta las mentiras, dice que no lo lastimaré, pero yo siento que sí. Cada vez se comporta más cariñoso conmigo, y no quiero lastimarlo Sam. —Escuché su suspiro por la línea.

—No podés cuidar de todos y es algo que tienes que meterte en la cabeza. No eres responsable por todo lo que pasa a tu alrededor. Mereces cometer errores, mereces vivir la vida Aria. —Hubo un silencio de unos segundos—. Si querés contarle, hazlo, pero aún no.

—Y ¿Cómo va todo con Ismael? —Su risita nerviosa me agradaba—. Parece que va bien eh.

—Si, estamos muy bien. Aunque siento que él no se abre por completo. Se controla, mucho.

—Su comportamiento… ¿o?

—En la cama.

—¡Sam! —Extrañaba sus carcajadas.

—Enserio, siento que es algo salvaje y yo pues… no quiero que se retraiga o se cohíba conmigo.

Entonces, recordé como fue mi encuentro con Seth.

Sus manos, sus dientes mordiendo mi cuerpo… Fue salvaje. No en su esplendor, pero sí intenso. Y sabía que se contuvo, supuse que por ser yo.

—¿Estás ahí? O estás recordando los azotes de Seth.

—¡Deja de reírte y no hubo azotes!

—Como digas, tengo que dejarte, en un momento debo ingresar a clases. Te quiero.

—Yo igual —susurré.

Más que extrañar el país, extrañaba su gente, mis amigos. Quería tomar el primer vuelo a Buenos Aire y huir de nuevo. Pero, ya tenía claro que no era más una adolescente de 17 años. Ya era una adulta.

Adulta que no había arreglado su departamento aún, tres días y las cajas seguían igual.

Daniel se ofreció a ayudarme, me negué. Lo tengo que hacer yo, y quizás de esa forma libero algo de tensión.

Tenía esa costumbre, limpiar para despejar la mente.

Lo primero sería mi cuarto, lo que más me demoraba. Deseaba que mamá estuviera aquí. Sabía que estaba un poco molesta por avisarle tarde de mi cambio, era necesario.

Por suerte Carlos estaba acompañándola, no está sola. A veces me preguntaba qué hubiera sido si mi madre permanecía junto a mi papá, quizás todo hubiera sido diferente. Bueno o malo, no cuestiono ninguna decisión, la aceptó y más viniendo de ella.

Una llamada interrumpió el silencio de la habitación.

—¿Si?

—Hola pequeña. —Leonardo—. ¿Cómo estás?

—Estoy bien, nada nuevo por aquí. Tú… —No tenía ganas de contar nada, aún asimilaba lo que ocurrió hace unos días.

—De maravilla. Quiero invitarte a una fiesta, será divertido. Alcohol, música, chicos y aperitivos. —Rodé los ojos, creía que aún me convencía con comida.

—No creo…

—No acepto un no como respuesta. —Me cortó tan siquiera terminar.

—¿Cuándo es? —Yo sostenía unos libros, los agrupaba según género.

—En dos días, te paso la dirección en unas horas. Y te aviso que veras caras conocida, es algo así como un reencuentro.

—Vale… Espera.

—¿Si?

—¿Sólo me llamaste por eso? —Me burlé cuando oí su risita coqueta.

—Por supuesto que no preciosa. ¿Cómo te va en la Universidad? Me dijiste que ibas a continuar tus estudios aquí.

No tan bien… Llevaba dos meses aproximadamente y rendía bien en las clases, los exámenes y exposiciones semanales eran geniales, sin embargo, no socializaba con nadie. Era la chica que llegaba, veía la clases y luego de que el profesor saliese me iba.

Tal vez no quería crear lazos afectivos teniendo en cuenta que la idea era volver a Buenos Aires… Ese es plan inicial. Terminar mi carrera en Lima, ejecutar el proyecto gráfico y volver.

—Bien, todo es nuevo para mí. Ya sabes me siento como el bicho raro, todos se conocen desde el primer ciclo y yo recién llego.

—Hey, eres el bichito raro más increíble que podrían conocer. Eres única y no olvides eso.

—Siempre eres tan… —Buen amigo.

—¿Tan perfecto? —Reí rodando los ojos, aunque no pudiera verme.

—Siempre tan humilde.

—Te dejo pequeña y te veo en dos días.

—Vale, cuídate.

Pase la tarde ordenando mi clóset que estaba hecho un lío. Mamá dijo que vendría para cenar juntas, según ella, necesitamos una noche de chicas. Y yo encantada con eso, amo pasar tiempo con ella.

Es la que mejor me entiende. Incluso más que Sam y Cassia.

Al llegar la noche recibí una llamada que no esperé…

—Necesitamos hablar. —Apenas lograba entender esas dos palabras.

—Seth es tarde y no logro entender lo que dices. —Miré la puerta esperando a mi madre, en cualquier momento llegaría.

—Qué necesitamos hablar Aria, voy para tu casa.



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 05.10.2024

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