Indescriptible

CAPÍTULO 25

Aria

—Conmigo no pasarías por eso, no tengo una ex loca, y mucho menos soy tu exnovio trastornado. —Daniel rodó los ojos por décima vez.

—Vístete, debo llegar en 40 minutos a la primera clase. —Puse mi puchero para convencerlo.

—¿Seth sabe que dormiste aquí en mi departamento, en mi cama, conmigo a tu lado? —preguntó burlón.

—Eres muy gracioso, tienes esa chispa de estúpido. Obviamente no he contestado a sus mensajes.

—Seguro te esperará en la universidad, o quizás de rastree. Ya sabes, es policía.

—No lo creo, él no es obsesivo… —Quiero creer que no.

—Quién sabe…

—Sabes, mejor tomo un taxi.

—Espera, ya ya dejo de molestar. Deja que me ponga una polera.

Cogí mi totebag con todo lo necesario. Tenía 10 llamadas perdidas de Seth, algunas de Leonardo y mensaje de WhatsApp de un número desconocido.

<<Aún tenemos mucho que hablar>>

Rodé los ojos, tenía que entenderlo tarde o temprano, y esperaba más temprano que tarde.

—Puedes poner algo de Maluma o J Balvin, pon algo movido —dije luego de colocarme el cinturón.

Qué pena sonaba en el altavoz.

El aire revoloteaba mi melena, quizás llegaría despeinada.

—Y han pasado cosas raras o todo sigue tan normal como siempre.

—Todo bien… ¿Por qué lo preguntas?

—Nada, solo curiosidad.

—Y la chica con la que estabas, ¿es bonita? —Sonrió el descarado.

—¿Celos?

—No, en lo absoluto.

—Para calmar tus ansias, no estaba con ninguna chica. Estaba en una reunión, con amigos.

—Claro. A veces me preguntó dónde paras cuando te desapareces.

—Soy modelo, siempre hay reuniones, fiestas, eventos. Ya sabes, es necesario que sea sociable.

—Si…

—¿Ese no es tu casi algo? —Fruncí el ceño cuando se refirió a Seth—. Mira.

Obedecí y observé al frente. Estaba con los brazos cruzados al lado de su auto. Llevaba gafas de sol, un pantalón oscuro y una casaca negra.

—Estaciónate aquí.

—¿Por…?

—No quiero problemas Daniel, y conociéndote sé que lanzarás comentarios inoportunos.

—Vale, te veo en tu… —Su rostro cambió por uno más severo, observaba por el retrovisor—. Bájate del auto ahora.

—¿Qué pasó?

—Baja Aria, luego te contacto. —Obedecí.

Apenas puse un pie en el suelo, arrancó como si su vida dependiera de eso.

Raro.

Me acerqué al semental con cara de pocos amigos.

—Hey. —Sí, tenía una carita de pocos amigos. Estaba cabreado.

Enarcó una ceja observándome de pies a cabeza.

—Quiero pensar que te encontraste con ese modelito de camino y no porque dormiste con él.

De todas maneras, se iba a enterar…

—Sí, dormí en su departamento. Pero solo eso. Pensé que lo primero que harías sería besarme y no reclamarme cosas.

—Ven aquí. —Me halo hacia el quitándome la respiración con su lengua.

Posesivo, demandante, excitante. Así describía cada vez que Seth me besaba.

Me elevé de puntillas para tener más acceso. Crucé mis brazos abrazando su cuello, me pegué más a él, nuestros pechos se rozaban, mordiscos en su labio interior. Seth me apretujaba el trasero y agradecía estar sobre el auto, así nadie vería la dirección de sus manos. Sus manos me agarraban con algo de fuerza el rostro, besó mi cuello bajando un poco.

—También te extrañé —susurré al separarme por falta de aire.

—Hoy te quiero para mí. —Sonreí abrazándolo.

—¿No tienes trabajo?

—No, tengo dos días libre. La próxima semana viajaré a Colombia.

—Está vez al menos envía un SMS. Detesto que me ignores.

—No lo hago, no hay señal. En medio de la selva todo es impredecible.

—Bien, te veo más tarde. Debo ingresar a clases.

—Y si… te quedas conmigo —susurró mordiendo mi cuello.

—No puedo. No quiero bajar mi promedio, recuerda que soy becada.

—¿Te tendré el resto de la tarde? —preguntó abrazándome por la cintura.

—Mmm… Tal vez. —Acaricié su cabello por última vez antes de soltarme—. Nos vemos más tarde.

***

Me faltaba un poco más de dos años para terminar Medicina Veterinaria, no podía decir que fue fácil.

Al principio los libros me costaron un ojo de la cara, pero desde el principio supe que era mi vocación.

Después de lágrimas, lamidas, arañazos, faltaba poco para por fin ser la directora general de una de las cadenas veterinarias del país.

Eso fue lo que me trajo a Perú de regresos

Una gran oportunidad.

Regresé sin dudarlo, bueno… dudé un poco. Y ya ha pasado más de 6 meses.

—¡La próxima semana nos vamos! —dijo Celine agarrando del brazo a Milo.

—Si. Tengo algunos días para organizar todo —comenté guardando todo en mi bolso.

Me emocionaba la idea que estar todo un día junto a Seth, parecía como si todo se estuviera arreglando.

No más peleas, no más dudas, solo ambos.

—¿Quién ese bombón? —Voltee para saber a quién se refería.

La cara comenzó a quemarme cuando vi la silueta acercándose.

—Tuve que venir ya que no respondes a mis mensajes.

—No crees que si no respondo es porque no deseo hablar contigo.

—Aún no nos han presentado, soy Celine. —La pelirroja estiró su mano, sonriendo sensual hacia Gregos.

Y el maldito la observó de pies a cabeza. Le gustaba lo que veía.

No debe importarte.

—Soy…

—Es Gregos, mi exnovio.

—Oww. En lo personal eres más guapo que el otro moreno… —Rodé los ojos cuando el idiota sonrió.

—Los veo mañana.

—Espera.

—¡No! —Me jalo para encararlo pegándome a su pecho.

Su aroma no era como el de hace años, cambió de perfume. Olía bien, demasiado bien. Sin embargo, no me producía nada…

No excitación, no deseo, no morbo.

Nada.

—¿Lo amas? —preguntó en un susurro.

—Lo amo, amo a Seth. —No dude ni un segundo en responder.

—Entonces deberías ir conmigo y ver que es un mentiroso. Solo te usa Aria, él tiene un círculo vicioso, tóxico con Valentina.



#3506 en Joven Adulto
#17684 en Novela romántica

En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 05.02.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.