Indomable

Capitulo Seis

― ¿Tiene posibilidades? ― Abel observa a los ayudantes preparar un corral apartado del resto de los animales del rancho.

― Bueno, haremos lo mejor que podamos con él ― asiente Arthur ― Pero sería más fácil si supiéramos el porqué de su trauma emocional.

― Hace algunos meses tuvimos un accidente en una de las carreras ― responde Elijah por lo bajo llamando la atención del dueño del rancho que al ver el semblante del joven no quiso preguntar más, al menos tienen un dato con el cual comenzar el tratamiento.

― ¡Padre! ― La voz de Catalina se hace escuchar obligando a todos a voltear ― Buenos… días… ― repentinamente calla al toparse con Elijah.

― ¿Qué ocurre querida? ― Arthur pregunta mientras hace algunas señas a Tom.

El mayor de los Greggor voltea a verla sin interés, su ojos la escanean con atención pero vuelve a clavar la vista en el negro caballo que parece haber sido separado de todos y de todo, como si fuese un peligro para él mismo; por su parte la castaña de lindos ojos color miel no ha podido articular palabra alguna, es como si toda la confianza que carga diariamente haya sido consumida por la presencia del muchacho. A duras penas logra acercarse a ellos entregando un sobre a su progenitor, mientras este lo evalúa con curiosidad no puede evitar deleitarse con la imagen de su interés amoroso, ¿Por qué está allí? ¡De haber sabido se hubiera acicalado un poco más!

Elizabeth termina de cerrar el corral mientras Galeón observa todo con curiosidad y no deja de olfatear cuanta cosa se cruce por su camino, desvía la mirada viendo a su hermana demasiado callada pero no le presta mayor atención al tema, vaya uno a saber qué pasa por la cabeza de su complicada y refinada hermana.

― ¡Ey, Elizabeth! ― Tom lanza una cuerda hasta la chica. ― Despierta ya. ― ríe.

― Muy gracioso Tom ― lo empuja divertida bajo la atenta mirada de cierto jinete.

Tras algunos relinchos molestos del caballo alejado de los demás puede escucharse un gran estruendo, seguido de ello la atención de todos los presentes se centra en el animal que corre desbocado habiendo roto parte del corral que lo retenía, empujando cuanto objeto se cruce en su camino y frenético se avienta contra los jóvenes ayudantes que no encuentran otra salida más que lanzarse a los lados hasta chocar con el suelo, Catalina retrocede rápidamente llamando la atención de la criatura; los ojos del semental parecen irradiar puro e irrevocable odio hacia la muchacha y se lanza contra ella en un intento por atacarla. Elijah entra en acción empujándola y sacándola de la mira del animal para caer y rodar ambos por el fango hasta ser ayudados por Abel y Tom, Arthur toma un par de cuerdas y montando su propio caballo se lanza en la búsqueda del descarriado semental negruzco.

― ¡Papá! ― grita Elizabeth corriendo tras él.

― ¡Lizzy! ― Tom llega hasta ella en su montura y de un rápido jalón la ayuda a subir al corcel y emprenden la carrera tras el valiente dueño del lugar.

Demás está decir que el grupo que salió tras la criatura volvió entrada la medianoche, Elena caminaba de un lado a otro cual tigre enjaulado mientras su esposo realizaba vanos intentos para tranquilizarla pero ella sabía bien que había cierto peligro en el trabajo de su familia, años atrás habían padecido accidentes, lesiones y demás sumándole todo lo que ello conlleva.

La puerta de la casa se abrió rápidamente, el aire fresco se coló instantáneamente y la primera en correr hasta la entrada fue la mayor de las hijas de Arthur. El hombre caminaba algo dolorido pero las risas y las burlas entre él y Tom iban y venían, los magullones eran notorios, la suciedad en las ropas y la desastrosa condición de sus cabellos dejaba claro que había sido una tarea difícil e incluso las dudas sobre sí lo habrían conseguido surgían con repentina y clara razón.

― ¿Qué ocurrió? ¿Cómo están? ― pregunta Elena ayudando a su padre a dejarse caer sobre el sofá –ese que han hecho refaccionar miles de veces solo porque es el favorito del hombre-.

― ¡Oh, Elena! ― ríe Arthur ― Debiste verlo, ¡Fue asombroso!

― ¿Qué? ― eleva una ceja incrédula.

― Lo que dice tu padre, nunca hemos tenido tanto trabajo como el de hoy y Lizzy estuvo maravillosa ― agrega Tom tomando asiento con tanto cuidado que quien no se ha enterado de la situación creería que el pobre recién acaba de salir de un quirófano.

― ¿Lizzy? ¿Le ocurrió algo? ¿Qué pasó? ¡Dejen de reír! ― grita la muchacha al borde de un colapso.




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