Indomable

Capítulo Veinticinco

― Elijah, por favor, no me hagas esto ― coloca sus manos sobre las de él.

― Tú no me hagas esto, sé perfectamente que te sientes como yo ― junta sus frentes.

Observando los azules ojos de la joven se siente tentado a terminar con el incómodo silencio que se acaba de instalar en ellos no deseando que ella siga dudando de lo que les ocurre evidentemente, sabe que la indecisión en la chica tiene sus fundamentos y los comprende pero no puede permitir que las cosas salgan mal solo por un capricho de una mujer que no puede pensar en la felicidad de su propia hermana.

Toma con suavidad la nuca de Elizabeth atrayéndola hasta él para plantar un beso en sus labios, la sorpresa es para ambos; la rubia no se esperaba ese movimiento pero no puede evitar cerrar los ojos y  disfrutarlo y esto es lo que sorprende al chico. El rose de sus labios es lento, parsimonioso casi y produce un sinfín de sensaciones en el pecho de ambos que provocan un suspiro gustoso de parte de la rubia… Sus labios se entreabren invitando a algo más, presionando un poco sobre estos logra que sea aún más íntimo y pronto toma la cintura de la joven para estrecharla contra él mientras a calidez del beso se extiende por todas partes.

― Dime que no has sentido ese cosquilleo cuando nos besamos ― susurra sobre los labios rosa respirando con pesadez.

― No puedo mentirte… ― responde de igual manera abrazándolo con cuidado. ― No sé si esto es lo más correcto...

― ¿Pero? ― pregunta suspirando.

― Pero me gusta, tal y como tú lo dijiste ― clava sus ojos en él acariciándole la mejilla en un suave y casi efímero toque.

― Saldrá todo bien, tenemos tiempo para conocernos aún más, para que me ames, me odies, me regañes y demás ― guiña su ojo ― Te mostraré todo lo que quieras, te diré lo que desees saber de mí, pero, quiero estar contigo.

― ¿Y por ello me has pedido que forme parte de tu equipo? ― ríe, teniendo en cuenta la perseverancia del muchacho es capaz de todo.

― No, te lo he pedido porque eres la persona más capacitada para ello, porque confió en ti y en tu juicio  y porque estoy totalmente seguro de que eres capaz de cualquier cosa. ― niega divertido ― Además de que puedo pasar tiempo en tu compañía gracias a ello, no voy a negarlo.

― Agradezco tus palabras, pero no tengo ninguna formación o capacitación en el tema, solo hago lo que siento con los animales y lo que he podido aprender de mi padre. No puedo hacerme cargo de un caballo o más siendo que no tengo idea sobre el tema de las carreras ― niega preocupada. ― No podré.

― Claro que podrás, solo debes tener más confianza en ti misma y eso es todo ― toma sus manos con cariño ― Piensa que puedes aprender mucho de esta oportunidad, no solo del entorno sino que también medicamente hablando, por ejemplo, podrás conocer a los terapeutas equinos del equipo. ― ¿No es esa una oportunidad invaluable?

Elijah se aleja de la joven mientras pide la cuenta a su camarero, parece llevar toda la naturalidad del mundo mientras que el pecho de Elizabeth sigue agitado, retumbando como loco queriendo escapar de su caja torácica.

Suspira cubriendo su rostro con las manos, ¿Qué le pasa? ¡Es solo otro muchacho más! Pero sabe que no es así, que es el único que puede sacarla de quicio sin que ella se guarde sus reproches, es el único al que le tiene confianza, el único que ha podido apaciguar sus decisiones impulsivas, el único que se ha esforzado en realmente ser de su agrado, el único que comparte con ella algo más que solo interés por los caballos –aunque él no sea capaz aun de decirlo en voz alta-.

― ¿Pedimos algo de postre? ― pregunta el joven volviendo hasta ella.

― Claro  ― asiente encaminándose a la mesa ― ¿Qué te gustaría?

― Me gustan las tartas de fruta, lemon pie es mi favorito y las chocotortas mi debilidad ― sonríe.

― Parece que tienes unos gustos bastante simples ― toma asiento riendo.

― No puedo quejarme ― se encoge de hombros.

― Escucha, acepto ser parte de tu equipo, creo que me ayudará mucho con lo que tengo planeado ― sonríe suspirando.

― ¿Y eso sería? ― frunce el ceño.

― Quiero estudiar medicina veterinaria, especializarme luego en terapias equinas y otra ramas del mismo estilo ― comenta mientras el camarero coloca frente a cada uno de ellos una porción de tarta decoradas con cremas varias y trozos generosos de frutas fresca. ― Catalina sugirió que buscara una profesión, creo que es lo mejor para mí; estudiar algo que se relaciona con lo que amo y en lo que ya tengo cierta experiencia y conocimiento.




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