― Ya estuve en este lugar ― susurra para ella frustrada.
Camina rápidamente por el pasillo que tiene delante de sus ojos, rueda los ojos cuando al doblar en la esquina se encuentra con otro pasillo igual de extenso que el que acababa de transitar, dispuesta a volver por donde vino y así evitar perderse aún más esta asolo dos segundos de girar sobre su eje cuando escucha una voz que conoce bien; sorprendida se acerca a paso sigiloso hasta la pequeña puerta que se ve entreabierta, no puede ver dentro ni las personas que allí están pero esa voz es inconfundible, se trata de Lucas, su compañero de universidad.
― Te digo Lucas, tienes buenos competidores allí fuera, no solo los nuevos talentos sino que también esta Greggor, si hace unos años te dio pelea imagínate ahora ― habla un hombre, el tono de su voz parece serio.
― No te preocupes, estoy confiado en mis capacidades ― responde ― Pero, debo admitir que tener a Ejecutor conmigo de vuelta me deja más tranquilo, creí que no volvería a verlo después de que se perdió en el rancho de los Jenkins ― ríe por lo bajo ― Ni siquiera por ellos pudo ser controlado, estaba seguro de que no lograrían nada pero después del accidente de Elijah y de otros competidores me vi forzado a enviarlo a rehabilitación para aminorar un poco la ira de los jueces y de la prensa quisquillosa.
― Ese animal era insoportable ― farfulla el hombre.
― Era mi campeón ― ríe el joven.
― ¿Ejecutor? ¿Perdido? ― la joven retrocede susurrando y negando, atando cabos sueltos se da cuenta de que realmente están hablando del Tempestad. Es el caballo que provocó el accidente de Elijah, lo más probable es que estar en carreras y en contacto con otros de los suyos pone el sistema nervioso del animal al límite; quien sabe que cosas hace Lucas con él para “entrenarlo”.
― ¿Elizabeth? ― Lucas la observa sorprendido de verla allí.
― Oh, hola… ― suelta de pronto volviendo en sí.
― ¿Qué haces aquí? ― pregunta observando a todos lados en busca de más personas.
― Bueno, estaba buscando a Elijah, me perdí y es que este lugar es enorme ― sonríe nerviosa retrocediendo. ― Tengo que irme ya.
― No, no, no ― la toma de la muñeca y la jala hacia él ― No te vayas aún Lizzy ― sonríe ― Creo que escuchaste cosas que no debes.
― No, para nada, solo estaba de paso ― intenta liberarse.
― Bueno, lo sabré cuando regrese, por ahora necesito que te quedes aquí ― asiente sonriente.
― Pero… ― no logra terminar puesto que Lucas la inmoviliza y cubre su boca arrastrándola hacia la habitación donde el hombre que lo acompaña lo observa casi perplejo.
― Perdona, de veras, no deberías haber escuchado nada de esto ― forcejea con ella que no para de moverse ― Verás, mi caballo no puede volver al ruedo debido a los desastres que causó pero es tan veloz que no puedo desaprovecharlo y no me viene mal que empuje a uno o dos adversarios, quiero ganar esto tanto como los demás, y las oportunidades que me dará este triunfo son incomprensibles para ti; por ello, no puedo dejar que le digas a todos que ese caballo negro es el mismo con el que participé hace tiempo. ― ¡Oye! ― sacude su mano viendo como sangra ― ¿Me mordiste?
― No es nada personal ― masculla la rubia ― ¡Lo que haces es cruel y egoísta! Ese animal sufre por tu culpa y causaras a los demás competidores heridas que podrían ser severas, ¡Debería darte vergüenza!
― Héctor, sal, déjanos unos segundos a solas ― observa a su acompañante salir. ― Escúchame una cosa Elizabeth, no espero que una mocosa como tu entienda lo que se requiere para ganar en este mundo, admito que tu coraje y espíritu me encantan pero no es suficiente como para hacerme cambiar de opinión, asique ahora, quédate aquí y no salgas.
Lucas la avienta contra todo lo que esta apilado dentro del lugar, puede verse que es una especie de depósito y la rubia se estrella contra el suelo sintiendo como su espalda duele y un sinfín de elementos cae sobre ella; el muchacho sale cerrando la puerta y el sonido a continuación le deja saber a la muchacha que ha sido encerrada bajo llave. Cierra los ojos respirando con fuerza, aguantando el dolor que su espalda y sus costillas están sintiendo, se mueve a duras penas quitando baldes, muebles y demás pequeñeces de su alrededor y de encima de sus piernas, poniéndose de pie se acerca hasta la puerta y golpea un par de veces con sus palmas; los gritos por ayuda no se hacen esperar pero nadie parece oírla y por el barullo de ruido que llega desde afuera las carreras ya han dado inicio.
Se deja caer en el suelo derrotada, adolorida y sorprendida aún de ver la verdadera personalidad de Lucas, ¿Cómo pudo engañarla? ¿Cómo pudo siquiera hacerse pasar por un joven tan bueno y dulce cuando en realidad es todo lo contrario?
Editado: 08.09.2019