Indomable

Capítulo Cuarenta y Tres

Elijah palmea el lomo de Galeón mientras espera a las indicaciones, todos los jinetes toman sus posiciones con sus respectivos corceles y la adrenalina del momento comienza a inundar los corazones y a esparcirse por el sistema nervioso a la expectativa de lo que acontece, los jueces están listos, el público aclama a su elegido y no queda más que comenzar.

― Bueno amigo, nuestro regreso, espero que estén listo porque estoy más asustado que nunca. Confío en ti, campeón ― le sonríe mientras el caballo relincha agitando su cola.

― Suerte Greggor ― un jovencito lo saluda mientras se alista junto a su semental.

― Igual para ti ― asiente agradecido, a pesar de que todos saben de su accidente nadie lo ha hecho menos y por el contrario parecen emocionados de poder correr con él, eso lo incentiva y le da algo más de confianza.

― Parece que nunca dejaremos de competir entre nosotros ― Lucas lo observa desde la distancia con cierta superioridad.

― Si bueno, yerba mala nunca muere ― responde con desinterés.

― Vamos, tu accidente no debería hacerte hablar así de ti mismo ― ríe.

― Es extraño que pienses que hablaba de mí ― le sonríe montando con agilidad.

― Siempre tan gracioso ― lo imita.

― Lo sé, uno de mis tantos talentos ― guiña un ojo ― Creo que he regresado con todas mis energías, ¿no crees?

― Para nada, la verdad es que te veo oxidado y a tu caballo también, ¿Cómo les sentó la fisioterapia? ― eleva una ceja.

― Es de mal gusto tu pregunta ― lo ve serio, odia sus comentarios casi tanto como a él.

― Solo me interesaba en ti, ya sabes, de  colega a colega ― se encoge de hombros luciendo totalmente inocente.

― Mejor interésate en tus cosas y estaremos bien ― fija la vista al frente, tiene todas las intenciones de dar por terminada la charla. ― No tienes nada que pueda ser de mi interés, piérdete.

― De acuerdo, le daré tus saludos a Lizzy, es encantadora ― guiña un ojo tomando su posición al otro lado de donde el joven Greggor se encuentra y dándole un mal sabor a la situación con el comentario.

Ambos se ven con desdén, su rivalidad data de años atrás cuando apenas eran unos adolescentes iniciándose en el mundo de las carreras y no es secreto que Lucas envidiaba a Elijah por tener un talento natural para el tema. Siempre se han disputado, no importa donde estuvieran ni el contexto de la competencia, jamás han podido estar cerca uno del otro sin sentir repulsión genuina

Lejos de la zona de carrera y dentro del enorme y sofisticado edificio Malek corre de punta a punta buscando a Elizabeth, confundido y sin poder volver a comunicarse con ella debido a la mala recepción de señal espero poder solo tener suerte; no piensa bajo que contexto ha quedado atrapada o su mente comienza a divagar en posibles respuestas nada agradables.

― ¡Elizabeth! ― grita nuevamente encontrándose con dos pasillos opuestos. ― Mierda.

Tras elegir uno y correr por le mismo repite la acción anterior sin obtener respuestas, farfulla molesto y vuelve a gritar el nombre de la rubia logrando escuchar algo al final del llamado; frunce el ceño, regresa unos pasos encontrándose con una puerta blanca, parece gruesa puesto que dentro lo poco que se escucha suena como si estuviera a metros de distancia y no frente a él.

― Bueno, habrá que intentarlo ― asiente dándole una patada a la puerta, una vez y otra, agitado retrocede tomando distancia ― ¡Apártate!  

Elizabeth logra hacerse a un lado en el momento exacto en que el muchacho derriba la puerta, este entra en la habitación algo exaltado para encontrarla acuclillada y sorprendida.

― Vamos, tenemos que salir ― la ayuda a incorporarse ― ¿Qué paso? ¿Por qué estabas aquí y qué es ese desastre? ― señala por ultimo todo el desorden ocasionado cuando ella se estrelló contra los muebles.

― Es largo de explicar ― suspira ― Dime, ¿Dónde está Elijah? ¿Y Lucas?

― Pues ya están compitiendo ― frunce el ceño.

― ¡No! ― masculla ― Tenemos que detenerlos, el caballo de Ackerman no está apto para estas competencias y provocará un desastre.

― ¿Cómo lo sabes? ― pregunta siguiéndola a las corridas.

― Porque escuché a Lucas diciéndolo, es el mismo caballo con el que compitió hace meses y provocó el accidente de tu hermano. ― explica mientras observa el camino que toma el chico.




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